Ambiciones e Invitaciones

—Olvídalo —dijo Jason, restándole importancia con una sonrisa perezosa mientras se estiraba—. Hoy tenemos cosas más importantes que hacer.

—Kylie, preocupada momentáneamente, dejó deslizar sus inquietudes cuando Jason la atrajo hacia él —Vamos —dijo él, su voz ligera y juguetona—. ¿No prometí que hoy iríamos de compras? Vamos a derrochar, cariño.

—Sus ojos se iluminaron, y la tensión se evaporó en un instante. —Sonrió radiante, completamente distraída por la idea de ropa nueva, joyas y bolsos—. ¡Vale, de acuerdo! Pero tú pagas todo.

—Jason se rió, ya calzándose los zapatos. —Por supuesto. ¿De qué sirve tener dinero si no lo gastas, verdad?

—Después de prepararse, salieron de la habitación del hotel sin notar nada extraño ni la cortina ligeramente corrida junto a la ventana. Ambos estaban demasiado ocupados con sus planes para el día como para darse cuenta de la tormenta que pronto caería sobre ellos.