—¿Me estás dejando pedir prestados los vestidos de Miss Hart? —tragó fuerte Hyun, su expresión oscilando entre el asombro y la vacilación.
—Es mejor que nada, ¿verdad? Y no te preocupes, será un secreto entre nosotros. Si esto se difunde, ambos seríamos arrastrados a un lío que ninguno de nosotros quiere —simplemente asintió Dean.
—Pero... ¿esto está realmente bien? —fruncí el ceño—. Estos no son tus diseños, Hyun. Si los utilizamos, ¿no sería lo mismo que tomar crédito por el trabajo de alguien más? Y— mi voz bajó un poco—, ¿no reconocerán los críticos el diseño característico de Miss Evangeline Hart? —dudé, mirando a Hyun.
—Lo harían. Por eso haremos modificaciones. Cambiaremos algunos detalles. Es más rápido que empezar de cero. Y además —sonrió ligeramente Dean—, con mi reputación, y la de mi madre, nadie se atreverá a cuestionarlo una vez que pise esa pasarela —se recostó contra el sofá, impasible.