[EVE]
Cuando regresé a la casa, inmediatamente confronté a mi padre.
—¿Lo hiciste? —pregunté, mi voz aguda, exigiendo respuestas.
Él se giró hacia mí frunciendo el ceño. —Eve, no he tocado nada en esa oficina —negó, su tono controlado pero impregnado de irritación.
Yo quería creerle, de verdad quería. Pero mi instinto se retorcía con dudas. Él era el único que actuaba sospechosamente, el único extraño en la oficina que tenía acceso a todos los archivos.
Nadie más tenía una razón para traicionarme así.
Pero... era mi padre.
No me haría esto a mí, ¿verdad?
—Eve, tu padre no lo hizo —intervino de repente mi madre, acercándose como para protegerlo—. Estoy segura de que fue uno de tus empleados. Te están mintiendo.
Me giré hacia ella, sintiendo cómo mi respiración se entrecortaba. —¿Crees que mi personal, que ha estado conmigo desde el principio, nos robaría? ¿Por qué harían eso?