Una Consolación Inesperada

—No estés tan tensa, Eve —rió Dean, su voz suave y burlona—. Haces que parezca que te obligué a estar aquí. Eso hiere mis sentimientos, ya sabes. —Colocó una mano sobre su pecho dramáticamente, como si realmente estuviera herido.

—Solté una pequeña risa, negando con la cabeza. No es así. Solo estoy... preocupada por el espectáculo. —Exhalé, intentando aliviar la tensión en mis hombros—. Honestamente, sin embargo, me siento cómoda contigo. Es raro porque apenas te conocí, pero... —se sentía como si te conociera desde hace mucho tiempo.

—Dean sonrió, algo cálido y consciente en su expresión—. El sentimiento es mutuo. Por eso quiero conocerte, si no te molesta.

—Crucé su mirada, sintiendo una rara sensación de tranquilidad—. Para nada. Siento exactamente lo mismo.