—Abuelo Piers, tengo un asunto urgente en casa. Regresaré lo antes posible —Abigail se giró y pidió permiso.
Ayer, después de que aceptó la petición de Brandon Piers, recibió una tarjeta con un valor de tres millones de dólares.
La riqueza de la familia Piers era discreta pero indiscutible.
Además, estos tres millones no eran solo por un año del tiempo de Abigail. También se trataba de salvar la imagen de la familia Green.
—Que el conductor te lleve —sugirió el Anciano Piers, con una expresión seria al intuir que algo debió haber sucedido con la familia Green después de que Abigail hiciera una llamada telefónica.
—Gracias, Abuelo Piers —Abigail no rechazó la oferta.
Brandon Piers, tumbado en la mecedora, de repente abrió los ojos. —Pullan la llevará.
—Segundo Joven Maestro... —Ayer, porque Pullan llevó a la Señorita Green, le dio a la gente del Tío Piers la oportunidad de hacer un movimiento.
Brandon Piers le dirigió a Pullan una mirada de desaprobación.