Luego de cenar comienzan a hablar, Nicolás se levanta de la mesa y se va hacía un lugar apartado a sentarse en el suelo, Joan lo sigue y le hace compañía.
—¿Que pasó Nico?.
—Me bese con Abril.
—¡¿Que?! ¿Enserio? ¿Qué más pasó ?.
—Ella se me confesó.
—Eso es genial, ¿ que le dijiste ?.
—Que no.
—¿Por que?.
—Ella es muy linda y siempre me agradó, nunca pensé que se fijaría en mi, pero lo que siento no sé si es porque quiero olvidarme rápido de Camila o realmente me gusta, no quiero arruinarlo.
–Ya entiendo.
—Seguro me voy a arrepentir, ya le dije que no, la rechacé, soy tan idiota.
Joan lo abraza en silencio, solo como su mejor amigo podría haberlo hecho.
Abril comienza a llorar luego de haberse aguantado tanto tiempo lo que sentía, ellas se dan cuenta de eso y se acercan a preguntarle lo que estaba pasando, ella le cuenta que por fin se había confesado a Nicolás y que él la había rechazado, todas la abrazan y eso hace que llore aún más.
—¡Díganme Norma!.
Ellas tratan de consolarla con simples palabras comunes, que para ella no tenía ningun significado, solo quería que Nicolás la abrazara y se arrepintiera de sus palabras, pero eso estaba fuera de su alcance, las cosas estaban hechas, ya no podían retroceder, solo les quedaba ver cómo ella lloraba.
Al día siguiente, Nicolás estaba sentado en la mañana solo afuera, Nicol se acerca.
—Veo que te afectó lo que ella te dijo.
—¿A que te refieres?.
—Es muy raro verte despierto tan temprano y más estar afuera, parece que estás pensando.
—Asi que ella les dijo.
—¿Por que no le dijiste que si? ¿Si también sientes lo mismo?.
—No se, ella me gusta, pero no sé si es por despecho o realmente lo siento así, me siento tan tonto.
—Tendrías, es lo mínimo que puedes hacer.
—Creo que aún me gusta Camila.
—Que idiota.
Ella se va del lugar, los ánimos cambian cuando todos llegan a despertarse, Joan y Estefanía estaban aún más tiempo cerca debido a que ella se animó a contarle su pasado, pero ella se sentía rara, ya que pensaba que ya no tenía caso decirle lo que sentía, que no la iba a aceptar luego de haberle contado su pasado, una idea tonta que la hacía ponerse triste, era ciega ante las emociones de él.
Los días comenzaron a pasar, cada noche era maravillosa, creaban recuerdos que ninguno podría olvidar jamás, tan alegres, con anécdotas que contar, las horas pasaban demasiado rápido, más de lo que se podía pensar, se divertían tanto que no pensaban en nada, solo eran ellos en su mundo.
Llegaba el final del viaje, la última noche que talvez pasarían juntos, se encontraban todos sentados con las copas en la mano.
—Quiero brindar por ustedes, por aceptarme tal y como soy, por hacerme reír cada día.
Karen lo decía al aire mostrando a flor de piel su orgullo y felicidad.
—Gracias por ser mis primeros amigos.
Estefanía decía avergonzada y con una sonrisa.
—Gracias por dejarme conocerlas, son increíbles chicas.
Nicol repetía mientras las miraba.
—Gracias por no llamarme Norma. Los odio.
Se pone de pie para dar su corta oración y se vuelve a sentar.
—Abril arruinaste el momento.
Nícol dedicaba estas palabras.
—Gracias, por cada día que pase con ustedes fue maravilloso, aprendí tanto de todos.
Joan dice con una mirada que alcanzaba a expresar sus emociones.
-Joan, gracias por ser mi mejor amigo, nunca vas a estar solo mientras esté vivo.
—Eso sonó como una confesión.
—¡Callate Nicol!.
Todos brindan con una sonrisa que reflejaba lo emocionados que estaban de haberse cruzado en vida, de haber tenido la maravillosa oportunidad de conocerse, todos estaban felices, no podían ocultarlo, ¿para que? Si ya conocían las formas de todas sus emociones, se vieron reír, llorar, enojarse, ser feliz, sin darse cuenta crecieron y llegaron a aprender valores que ya no enseñan, solo se aprende cuando las vive uno en primera persona.
Alex M. Martínez.