_Capítulo 4: La Huida_
Maya corrió con todas sus fuerzas, su corazón latiendo con un ritmo frenético. La imagen de la mujer enferma y descompuesta se grabó en su mente como una marca de fuego, y no podía sacarla de su cabeza. La ciudad vacía y silenciosa parecía estar cerrándose sobre ella, y Maya sabía que tenía que escapar.
Mientras corría, Maya notó que la ciudad estaba cambiando. Las calles que antes estaban llenas de vida y movimiento ahora estaban vacías y desiertas. Los edificios que antes estaban llenos de gente ahora estaban vacíos y silenciosos. La ciudad parecía estar muriendo, y Maya se sentía como si estuviera corriendo hacia la muerte.
Después de varios minutos de correr, Maya se detuvo en seco. Estaba sin aliento, y su corazón latía con fuerza. Miró a su alrededor, y vio que estaba en una calle desconocida. No sabía dónde estaba, pero sabía que no estaba cerca de la mujer enferma.
Maya se apoyó en una pared, intentando recuperar el aliento. Su mente estaba llena de preguntas. ¿Qué estaba pasando con la ciudad? ¿Por qué estaba vacía? ¿Qué había pasado con la mujer enferma?
Mientras se recuperaba, Maya escuchó un ruido detrás de ella. Se giró, y vio que un perro salvaje estaba caminando hacia ella. El perro era grande y peligroso, con los ojos amarillos y la boca abierta. Maya se sintió un sentimiento de terror, y se preparó para defenderse.
El perro se acercó a Maya, y ella pudo ver que estaba hambriento y desesperado. El perro olfateó a Maya, y luego la miró con una expresión de hambre. Maya se sintió un sentimiento de miedo, y se preguntó si podría escapar del perro.
De repente, Maya vio un edificio a su lado. Era un edificio grande y abandonado, con ventanas rotas y una puerta que colgaba de sus goznes. Maya se lanzó hacia la puerta, y la empujó con todas sus fuerzas. La puerta se abrió con un crujido, y Maya entró en el edificio.
El perro se detuvo en la puerta, y Maya pudo ver que estaba ladrando y gruñendo. Maya se sintió un sentimiento de alivio, y se alejó de la puerta. Estaba a salvo, por ahora. Pero sabía que no podía quedarse allí para siempre. Tenía que encontrar una forma de escapar de la ciudad, y de encontrar ayuda.
Maya se miró a su alrededor, y vio que el edificio estaba vacío y silencioso. No había nada, excepto polvo y escombros. Maya se sintió un sentimiento de desesperación, y se preguntó si podría encontrar una forma de escapar. Pero no se rindió. Siguió adelante, intentando encontrar una forma de sobrevivir en una ciudad que parecía estar contra ella.
Maya comenzó a explorar el edificio, buscando algo que la ayudara a escapar. Encontró una escalera que subía a los pisos superiores, y una puerta que daba a un pasillo oscuro y silencioso. Maya se sintió un sentimiento de miedo, pero sabía que tenía que seguir adelante. Tenía que encontrar una forma de escapar de la ciudad, y de encontrar ayuda.