2- El Temor de Shells Town

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2- El Temor de Shells Town

Mientras tanto, en la base marina, en la zona de ejecución, un hombre se encontraba atado contra unos postes, esperando pacientemente algo. Se notaba que llevaba días sin comer ni beber, por lo que apenas se mantenía en pie.

—Parece que llegué antes que mi hermanito —dijo Kara, sintiendo a Zoro con su haki de observación incluso antes de mirar detrás de los muros de la base.

—Ahora que lo pienso, ese idiota siempre robaba mis raciones para escapar del abuelo… Por lo que ese maldito anciano me atrapó para que me uniera a la Marina… Podría vengarme robándome algunos de sus futuros camaradas —murmuró Kara con una sonrisa oscura mientras caminaba.

¡Crash!

Se escuchó el sonido de una explosión cuando la pared de la base fue destruida. Kara caminó tranquilamente entre los escombros como si nunca hubiera habido una pared en su camino.

Zoro levantó la cabeza al escuchar el ruido y vio a una mujer con la capa de la Marina acercándose a él con una sonrisa que no auguraba nada bueno.

—¿Tú qué quieres? —preguntó Zoro rápidamente al ver a Kara pararse frente a él.

—Bueno, una linda pequeña me pidió que te ayudara, ya que perdí en una apuesta… Pero tengo una mejor idea. Tú… ¿por qué no te unes a la Marina? —preguntó Kara con una sonrisa interesada, mientras se paraba con orgullo justo enfrente de Zoro.

—Ah… ¿Por qué me uniría a los tipos que me ataron aquí? —respondió Zoro con molestia.

—Mmm, buen punto… Mmm… ¿y si te llevo con Ojo de Halcón? —preguntó nuevamente Kara, mirándolo fijamente con interés.

—¿Tú sabes dónde está? —preguntó Zoro rápidamente.

—Bueno, técnicamente trabaja con la Marina de vez en cuando —respondió Kara tranquilamente mientras pensaba—. Peeero… ahora eres bastante débil. ¿Qué tal si también te ayudo a entrenar para que no mueras como un perro cuando lo enfrentes? —dijo, mirando a Zoro, el cual, en ese momento, podría ser asesinado fácilmente con un solo dedo.

—Bueno, puedes pensarlo con calma mientras busco tus espadas —dijo Kara, dándose la vuelta, ya que sentía que su invitado principal se acercaba.

—¡¿Tú quién se supone que eres y qué haces en la base del gran Morgan?! —gritó Morgan mientras llegaba junto a sus soldados, luego de escuchar la pared de la base ser destruida.

—Wow, tu barbilla sí que es rara, jajaja —dijo Kara, riéndose de la cara de Morgan mientras se tocaba su propia barbilla para comparar.

Morgan, al ver que no respondían y que incluso tenían la valentía de burlarse de él, ni siquiera se dio cuenta de la capa que llevaba aquel "invitado" y rápidamente dio sus órdenes.

—¡Disparen a matar! —ordenó Morgan sin titubeos.

—Pero, señor Morgan, ella puede ser un— —Un soldado que había notado la capa de Kara intentó advertirle, pero no estaba seguro y quiso pacificar la situación. Sin embargo, Morgan lo fulminó con la mirada y le propinó un puñetazo.

—¡Dije que disparen! —volvió a ordenar con furia, mirando a los demás soldados. Estos, por miedo, rápidamente comenzaron a disparar hacia Kara y Zoro.

—¡Tú, ten cuidado! —gritó Zoro rápidamente, cerrando los ojos, preparado para recibir las balas, a la vez que se lamentaba por no poder cumplir su promesa.

Sin embargo, al abrir los ojos, vio que las balas que impactaban en Kara simplemente caían al suelo, sin dejarle ni un rasguño. Incluso hizo un gesto de limpiarse la ropa donde habían chocado.

Zoro, sorprendido, no entendía lo que acababa de suceder.

—Aah… no quiero dar más vueltas. Por órdenes de esta vicealmirante… estás despedido —declaró Kara mientras caminaba tranquilamente hacia Morgan, como si estuviera dando un paseo.

—¡¿Vicealmirante?! —Morgan finalmente notó la capa de Kara y, por un instante, mostró miedo, pero su rostro pronto se tornó aún más siniestro.

—¿Y qué si eres una vicealmirante? Simplemente tengo que asesinarte —dijo Morgan con total confianza, como si matar a un vicealmirante del Cuartel General fuera lo más fácil del mundo… o como si él fuera lo suficientemente fuerte para lograr tal cosa.

Al escuchar eso, Kara rápidamente se sorprendió mientras miraba a Morgan.

—Wow, es sorprendente lo que la ignorancia y la arrogancia pueden llegar a lograr —dijo, mostrando una expresión exagerada de sorpresa.

Morgan, sin perder tiempo, intentó atacar a Kara con su mano-hacha, apuntando directamente a su cuello.

Por su parte, Kara no hizo nada. Simplemente esperó el ataque con total calma, incluso colocando sus manos detrás de la espalda.

Al ver eso, Morgan mostró una sonrisa triunfante. Pensó que aquella vicealmirante debía de ser una de las más débiles, que seguramente había quedado congelada del miedo al ver su ataque. Sin embargo, su expresión cambió drásticamente cuando su hacha impactó contra el cuello de Kara y se destruyó por completo, como si hubiera lanzado un huevo contra una roca.

—¡¿Qué?! —Morgan se quedó atónito al ver cómo su arma se desmoronaba en pedazos—. ¡¿Cómo hiciste eso?! —preguntó, confundido y furioso por haber perdido su "mano".

—Haa… ya me aburrí. Por atacar a un oficial superior, deserción, corrupción y… no sé… ¿ser feo? Simplemente ve a prisión —dijo Kara con desinterés, enumerando los crímenes de Morgan. Luego levantó una mano y le dio un golpe de lado directo a la mandíbula.

El impacto fue brutal. La mandíbula metálica de Morgan quedó abollada, y su cuerpo entero se desplomó al suelo, inconsciente. Un golpe perfectamente dirigido a la mandíbula había hecho que su cerebro se sacudiera, dejándolo fuera de combate al instante.

—Bueno, todo listo —dijo Kara mientras se limpiaba las manos con un gesto de satisfacción.

Los marines de los alrededores quedaron en shock por unos segundos antes de dejar caer sus armas y rápidamente saludar a Kara con un gesto formal.

—¡Vicealmirante, bienvenida a Shells Town! —dijo apresurado el capitán de los soldados, mientras los demás contenían las ganas de llorar de felicidad al ver la derrota de Morgan.

—Sí, sí. Traigan las espadas de este tipo. Y trabajo forzado para el payasito —dijo Kara, señalando a Helmeppo, quien, al ver la fácil derrota de su padre, temblaba de miedo detrás de los soldados.

—¡Sí, señora! —respondió rápidamente Ripper, enviando a sus hombres a buscar las espadas de Zoro y a capturar a Helmeppo.

—Eso fue fácil… —murmuró Kara antes de volver su atención a Zoro—. ¿Ya lo pensaste? ¿O simplemente te doy una paliza y te llevo de todas formas? Después de todo, así es como me contrataron a mí.

—Tsk… —Zoro suspiró—. No importa, prefiero unirme por mi cuenta —dijo con resignación, aún sin entender cómo Kara había sido capaz de destruir el arma de Morgan con un simple movimiento.

—Pero te advierto, si unirme a la Marina no me ayuda a completar mi sueño, me uniré directamente al bando contrario —añadió Zoro, mirándola sin miedo.

—Claro, lo que sea. Yo me iré contigo si quieres… No, por favor, llévame si te vas —respondió Kara con tono despreocupado, como si no le importara siquiera desertar junto a él—. Maldición, me gustaría ser tan despreocupada como Luffy. Tal vez me hubiera convertido en una pirata bastante poderosa —dijo con un suspiro, recordando su propia historia.

Cuando tenía 15 años, su abuelo la atrapó intentando escapar en un bote y, para evitar que hiciera una locura, la metió en la base de entrenamiento de marines. Para su mala suerte, Zephyr descubrió rápidamente su talento y se encargó personalmente de entrenarla.

Por supuesto, "entrenamiento" significaba recibir golpes desde el amanecer hasta el anochecer durante casi un año. Muchas veces intentó usar la excusa de ser una mujer, pero Zephyr no discriminaba por género… ni un poco.

Por suerte, gracias a su graduación anticipada, pudo escapar de aquel infierno. Como una gran genio, ganó logros rápidamente, desquitando toda su frustración con los piratas que se cruzaban en su camino, lo que la llevó a ascender de rango con velocidad.

A los 23 años, se convirtió en la vicealmirante más joven de la Marina, superando incluso a Aokiji, quien tenía 24 cuando alcanzó ese rango.

Ahora, con 28 años, se había relajado bastante. No tenía interés en ascender a almirante, sobre todo porque todos los cupos estaban ocupados y tampoco quería terminar sirviendo a esos "cerdos con burbujas en la cabeza".

Era bastante libre en comparación con otros vicealmirantes. Sengoku jamás intentó ponerla a cargo de una base naval porque sabía que sería un desastre, así que su tarea principal era apoyo, búsqueda y rescate. Eso significaba que podía tomarse su tiempo… y pescar en Marineford.

Después de liberar a Zoro, lo llevó al restaurante de Rika y su madre, Ririka, para que comiera algo, ya que llevaba días sin probar bocado. De paso, así le demostraría a la niña que había cumplido su apuesta.

Mientras Zoro devoraba la comida con rapidez, Kara lo miró con asco, observando todas las migajas que caían de su boca. Kara era bastante obsesiva con la limpieza, razón por la cual siempre llevaba guantes.

—Aquí tienes, hermana marine —dijo Rika, acercándose con una gran sonrisa mientras le ofrecía un plato lleno de bolas de arroz.

—Gracias, pequeña. Aquí tienes una propina por ser una linda mesera —dijo Kara mientras hacía aparecer una paleta dulce en su mano y se la daba a Rika, quien la recibió con alegría.

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