Kai permanecía inmóvil en la cima de la torre en ruinas, observando las sombras colosales que emergían del horizonte. Su corazón latía con fuerza, no por temor, sino por la certeza de que lo que venía era más allá de cualquier cosa que hubiera enfrentado antes.
Las bestias antiguas alzaban sus cuerpos titánicos contra el cielo, distorsionando la realidad con su mera existencia. Eran manifestaciones de un poder que había sido sellado desde tiempos inmemoriales, algo que incluso el Imperio temía. Sus miradas, ardientes como soles extinguidos, se posaron en él, reconociéndolo.
Kai soltó un lento suspiro, sintiendo el peso del destino sobre sus hombros. Sabía que no podía derrotarlas con la misma estrategia con la que había vencido al Emperador. Necesitaba comprender el flujo de estas criaturas, la forma en que su existencia misma interactuaba con el mundo.
Fue entonces cuando su Conciencia del Flujo Total se activó de forma diferente.
El mundo a su alrededor no solo se ralentizó, sino que se fragmentó en corrientes de energía que fluían como ríos invisibles a través de la realidad. No eran simples movimientos físicos o patrones de combate. No. Era algo mucho más profundo.
El Flujo Primordial.
Era la corriente que conectaba todas las cosas: el mundo, el tiempo, la esencia de la existencia misma. Y ahora, Kai podía verlo. Podía sentirlo. Era como si el universo entero estuviera revelándole sus secretos. Las bestias no eran solo monstruos, eran encarnaciones de esta corriente, guardianes de un equilibrio que ahora se rompía.
Kai flexionó los dedos, sintiendo el nuevo poder que se despertaba dentro de él. Con cada respiración, el Flujo Primordial lo rodeaba, danzando a su alrededor como un río de luz y sombras. Podía manipularlo, guiarlo, convertirlo en una extensión de su propia voluntad.
Las bestias rugieron al unísono, un sonido que hizo temblar el cielo. Y entonces, se movieron.
Kai desapareció de su lugar en un instante, deslizándose a través del Flujo Primordial como una sombra entre dimensiones. Apareció justo sobre la cabeza de la criatura más cercana, su puño envuelto en un resplandor azulado.
El golpe impactó.
Pero no fue un golpe común.
La realidad misma se fragmentó en ondas expansivas, distorsionando el espacio a su alrededor. El titán rugió, tambaleándose mientras la energía del Flujo Primordial lo sacudía desde dentro. Kai aterrizó sobre su espalda, deslizando la palma sobre su piel rocosa.
Podía sentirlo.
La esencia misma de la bestia fluyendo dentro de ella.
Concentrándose, Kai guió su conciencia a través del Flujo Primordial, infiltrándose en la criatura. No solo estaba luchando contra ella. La estaba comprendiendo.
El titán se detuvo por un instante, sus ojos centelleando con una luz desconocida. Luego, se estremeció y rugió de nuevo, pero esta vez, su voz no era solo furia.
Era reconocimiento.
Kai saltó hacia atrás, sintiendo la conexión entre él y el titán. No podía vencerlos simplemente con fuerza bruta. Necesitaba usar su nueva comprensión del Flujo Primordial para reequilibrar el mundo, para encontrar la razón por la que habían despertado.
El cielo retumbó con un nuevo estruendo. No eran solo estas bestias. Algo más se aproximaba.
Y Kai estaba listo para enfrentarlo.