La Tormenta del Destino

El mundo temblaba bajo la presencia de las bestias primordiales. A su alrededor, los cielos rugían con relámpagos carmesí, la tierra se agrietaba con cada paso de los colosos y el aire mismo parecía vibrar con su energía ancestral. Kai se encontraba en el centro de aquel caos, observando con una calma sobrehumana. Su mirada ardía con la intensidad de un sol a punto de estallar.

"¡Si la realidad misma intenta doblegarse ante ustedes, entonces yo seré la tormenta que la reconstruya!" rugió Kai, su voz resonando como un trueno en la tempestad.

Sin esperar un instante más, se lanzó al combate. Su cuerpo desapareció en una estela de luz y sombra, moviéndose más rápido de lo que el ojo humano podía seguir. Kai irrumpió en el espacio entre dos titanes con un vendaval de energía primordial, su puño destellando con el poder del Flujo Primordial.

El impacto fue devastador. Uno de los titanes, una criatura de múltiples extremidades con piel de obsidiana, rugió de agonía cuando la fuerza de Kai lo hizo retroceder. La explosión de energía desintegró montañas a su paso, y las nubes se partieron como si el mismo cielo hubiese sido desgarrado.

Pero las bestias no eran meros adversarios. Eran entidades que existían antes de la historia misma. Otra de ellas, un coloso de llamas y hueso, atacó con un rugido ensordecedor. Una oleada de fuego primordial se precipitó hacia Kai como una tormenta infernal.

"¡El fuego puede consumirlo todo, pero yo no soy algo que pueda ser reducido a cenizas!" exclamó Kai, alzando ambas manos.

De inmediato, el Flujo Primordial giró a su alrededor como una tempestad de energía pura. La llamarada colisionó contra él, pero en lugar de incinerarlo, Kai absorbió el poder de las llamas y lo moldeó en una esfera comprimida de destrucción pura.

"¡Ahora sentirás el peso de mi voluntad!" bramó, lanzando la esfera contra el titán.

La explosión fue como el nacimiento de una estrella. La criatura fue arrastrada por la fuerza del ataque, su forma disolviéndose en el aire como cenizas llevadas por el viento. Pero no había tiempo para celebrar.

Del abismo que se abría en el horizonte, un nuevo rugido estremeció la realidad misma. Era un sonido antiguo, un llamado de algo aún más temible.

Kai esbozó una sonrisa afilada, sus ojos brillando con una luz feroz.

"¡Si el universo quiere ponerme a prueba, entonces que traiga su peor tormenta!" proclamó, dando un paso al frente.

El verdadero desafío apenas comenzaba.