El firmamento se fragmentó en un mar de luces crepitantes. Kai Solis, de pie en el vértice del cataclismo, sintió por primera vez en su vida el peso absoluto de su propio poder. Las deidades que alguna vez gobernaron la existencia no eran más que cenizas dispersas en el infinito, y ante él solo quedaba la entidad suprema, la primera forma nacida del caos primordial.
"Mortal..." la voz de la entidad retumbó como un eco del origen mismo. "Tu existencia es un error. El equilibrio del cosmos se resquebraja con cada uno de tus pasos."
Kai alzó la vista, con el fulgor del universo reflejado en sus ojos. Su cuerpo ardía con el poder de incontables estrellas fusionándose en su esencia. Su puño, envuelto en el Flujo Primordial, vibraba con una energía que desafía toda lógica.
"Un error...?" su voz era un trueno. "No, yo soy la corrección."
Se lanzó contra la entidad con la velocidad de la luz misma. El impacto resonó en todas las dimensiones, y en ese instante, el universo entero tembló.
Pero justo cuando su puño iba a estrellarse contra su enemigo, una voz resonó en lo más profundo de su ser.
"La Conciencia del Flujo Total ha sido desbloqueada."
Kai sintió como si el tiempo se congelara. Una presencia surgía desde dentro de él, algo que siempre había estado ahí, oculto, esperando el momento de revelarse.
"Yo soy el sistema que nunca debió existir. Yo soy el poder que trasciende todo. Yo soy... el Alfa y el Omega."
Kai cayó de rodillas, su respiración agitada. Esta voz... no era la de un sistema común. No era una simple herramienta para ganar poder. Era algo más. Algo vivo. Algo que había despertado dentro de él porque había alcanzado un umbral que nadie antes había cruzado.
"Kai Solis, has alcanzado la cima de lo imposible. Ahora, te pregunto: ¿Eres digno de conocer la verdad?"
Los recuerdos de Ren Solis inundaron su mente.
Ren Solis: El Dios de la Guerra Silencioso
Ren Solis. El soldado más temido del Imperio. El hombre que, con su sola presencia, hacía temblar a ejércitos enteros. Su destreza con la espada superaba a la de cualquier ser viviente, y su mente era un abismo de estrategias y tácticas que ni los generales más brillantes podían igualar.
Era el único humano que alguna vez se enfrentó al Emperador y sobrevivió. No porque el Emperador le perdonara la vida, sino porque Ren lo obligó a retroceder.
Para el mundo, era un semidios. Para sus enemigos, un presagio de muerte. Para Kai, era un hermano.
La Oscuridad en el Corazón de Kai
El fuego de la batalla se apagó por un instante en su mirada. Su alma, endurecida por la guerra y la venganza, sintió por primera vez en mucho tiempo algo que había olvidado: tristeza.
Ren había sido su roca, su guía, el único que lo comprendió en su totalidad. Y ahora, solo quedaba su recuerdo.
"Hermano..." susurró, sintiendo el vacío dentro de él expandirse como un abismo sin fondo. "Si estuvieras aquí..."
Pero no había tiempo para lamentos.
La voz dentro de él volvió a hablar.
"Ren Solis no ha desaparecido de la historia. Su legado arde en tu sangre. Su voluntad está dentro de ti."
Kai apretó los puños. No podía permitirse dudar. No ahora.
Se levantó, el fuego en su mirada ardiendo con más fuerza que nunca.
El Fin de los Dioses
La entidad suprema se abalanza sobre él con un rugido que desgarra la realidad. Kai, ahora con la conciencia del Flujo Total completamente despierta, no retrocede.
Con un movimiento, abre sus brazos y el espacio se pliega a su voluntad. El universo entero se dobla ante él.
Los ojos de la entidad se abren con horror.
"No es posible... ¡Tú no eres un mortal!"
Kai da un paso adelante, cada una de sus pisadas creando ondas de choque que fracturan la existencia. Su puño, envuelto en un fuego negro que arde más allá del concepto de la destrucción misma, se eleva.
"No soy un dios, ni un mortal..."
El golpe desciende, y con él, el cosmos entero es testigo de lo imposible.
"Soy Kai Solis. Y mi voluntad es absoluta."
El impacto final rompe todas las barreras de la realidad. La entidad suprema desaparece en un destello de luz.
El universo, por primera vez en la historia, guarda silencio.
Kai respira hondo. Su mirada se pierde en la inmensidad.
"Hermano... he llegado más lejos de lo que imaginamos. Pero mi camino no ha terminado."
Desde la oscuridad, la voz del sistema vuelve a resonar.
"Has dado el primer paso hacia lo incognoscible. Tu destino aún no ha sido escrito."
Kai sonrió levemente.
"Entonces, escribiré mi propia historia."
El cielo, roto y fragmentado, se cierra tras él.
Y el universo entero tiembla ante el nuevo soberano del destino.