Capitulo 30: Miedo

La criatura siseó algo parecido a palabras, alterando el lugar y distorsionando un espacio invisible.

Una orden se decretó desde un sitio infinito e inexistente.

"!Ustedes! quiénes han pecado y manchado los mandamientos que he dictado por mi mano inmaculada, ¡los condeno por mi gracia!"

La orden se implantó en la mente de las personas que estaban en el refugio. Escenas originadas de sus miedos más profundos se mostraron una tras otra.

Algunos le temían a los pecados que habían cometido en vida y el juicio que Dios les daría por ello.

Otros tenían miedo de morir y quedar olvidados como el eco que se desvanece en un túnel.

Unos cuantos estaban aterrorizados de perder lo poco que protegían con su vida; amigos, familia, mascotas, parejas, dinero.

Sin embargo, la mayor parte le temía al ser que tenían enfrente y la voz que provenía de él.

No sabían que era ni de donde vino. Todo lo que conocían era que se hizo presente para castigarlos.

Escenas relacionadas a esos miedos eran las que se mostraban en la mente de esas personas.

No eran reales ni lógicas, no habían pasado ni estaban pasando, y algunas probablemente no pasarían. Pese a esto, la sola idea de que podría existir los aterraba, ya que ellos desconocían como les afectaría si se hiciera realidad.

Tal vez se derrumbarían, tal vez reirían, tal vez lo aceptarían. No sabían exactamente que pudiera pasar, solo sabían que algo pasaría.

Un miedo primordial e imborrable se manifestó de nuevo en sus corazones. Algo que todos quisieron olvidar pero nunca nadie pudo hacerlo: el miedo a lo desconocido.

Antes de que el siseo del monstruo pudiera afectar al hombre, Caín sacó un revólver del aire y disparó una bala contra su cabeza.

Su cuerpo antiguo cayó al suelo pero su consciencia despertó en uno nuevo idéntico al anterior que estaba ubicado a unos cuantos metros.

El hombre se levantó con la respiración agitada y los ojos desorbitados.

...

En el espacio que se asemejaba al cosmos, una figura encapuchada estaba de pie sobre un panel de cristal, moviendo unos delgados y finos hilos como si se tratara de una marionetista.

Los hilos danzaban suavemente. Con cada movimiento, una parte nueva del cuerpo de Caín se iba materializando.

Al final del baile entre los hilos, sucedió la escena anterior del hombre muriendo y resucitando.

Edward vio todo con una expresión indescriptible.

"¡¿Qué mierda?! ¡¿Qué carajos acaba de pasar?!" Preguntó Edward alterado.

"Acaba de resucitar, ¿no lo estás viendo?" Respondió la madre de lo efímero con un ligero tono de diversión.

"Sí, lo estoy viendo... ¡¿Pero por qué?!"

"¿A qué te refieres?"

"¡¿Por qué!? ¡¿No se supone que él reencarna en diferentes mundos?!" Exclamó el joven, exigiendo respuestas.

"A ver, niño. En primera, no me hables así. Con un solo movimiento de mi dedo puedo hacer que desaparezcas para siempre." Dijo la figura encapuchada como una madre regañando a su hijo.

"Sí, señora. Lo siento." Respondió Edward bajando la cabeza.

"Y en segunda... parece que no has puesto nada de atención a lo que te ha dicho Caín."

"¿Eh? ¿Por qué?"

"Porque estás suponiendo que él cuando reencarna tiene que hacerlo en otro mundo. ¿Cuándo ha dicho algo así?"

"Ehh..."

"Exacto. Él lo único que necesita para hacerlo es un nuevo cuerpo que pueda servir como recipiente. Incluso podría reencarnar en una vaca, cosa que ha hecho, por cierto..."

"Yo le fabriqué un nuevo cuerpo mientras el suyo aún estaba con vida. Al hacerlo, es prácticamente imposible suicidarse en el sentido estricto de la palabra."

"Pero no entiendo, ¿acaso no requería que su alma viajara por el pasillo de los deambulantes?" Preguntó Edward, con un dolor de cabeza gestándose en él.

"Y lo hace. Míralo como un punto de guardado en un video-juego. Su alma se retira de su cuerpo, viaja hasta el pasillo de los deambulantes y al haber ya un registro en el nuevo recipiente que yo creé, navega de nuevo hasta él."

"Ya veo... es como hacer trampa en tiempo real. Pero todavía tengo una cosa que no termino de entender, ¿el qué haya un registro en ese nuevo cuerpo no significa que hay algo que haga de conexión entre el antiguo y el nuevo?"

"Sí, básicamente yo hago una clonación cien por ciento idéntica de su ADN. Así no hay un solo error que pueda afectar entre el viaje del alma hasta su cuerpo."

"Entiendo, eso es impresionante. Espere, hay una cosa que no me cuadra... ¿usted juega video-juegos? Parece saber con mucha precisión como se manejan..." Dijo Edward, investigando como un detective.

"Sí, bueno... nosotros nos aburrimos, ¿sabes? Quedarse sentado por una eternidad con cantidades inconmensurables de conocimiento y con el poder suficiente como para crear y deshacer vida a nuestro antojo... Es demasiado aburrido. Tu compañero me enseñó a jugar un video-juego y me volví profesional."

"Oh, vale... ¿entonces que hacía antes de empezar a jugar?"

"Me gusta espiar las vidas de los seres humanos. Además, algunas veces, los dignos realizan partidas de ajedrez, así que asistía a ellas para verlos y participar."

"¿Partidas de ajedrez? ¿Cómo? ¿No se supone que ustedes lo saben casi todo?"

"Sí, por eso son tan buenas. Se ponen muy intensas por la competitividad; es todo un espectáculo."

Ambos siguieron charlando tranquilamente, como si se conocieran de tiempo atrás.

...

En el refugio temporal, Caín se encontraba sosteniendo una espada, blandiendola mientras cortaba cabezas de pequeñas serpientes.

"Ahhh, me vendría bien un poco de ayuda. Estas cosas son muy molestas."

En ese momento, la criatura extendió sus alas y un brillo negro destelló por los alrededores.

Un par de cuernos rojos se manifestaron en la cabeza triangular del ser.

Las nubes se tornaron carmesí y la tormenta de fuego, azufre y radiación descendió nuevamente de los cielos, siendo en esta ocasión mucho más implacable.

Caín bajó los brazos que había subido para taparse los ojos del destello negro y miró lo que estaba sucediendo.

"Joder... como odio tener que repetir esto."

Dijo el hombre con una voz que entonaba cansancio y repudio.