Lo primero que hizo el joven al levantarse fue tocar su estómago y cuello con sus manos.
Al ver que ambos seguían en su lugar, sus pensamientos comenzaron a girar.
Hah... Hah... ¿Qué mierda fue eso? ¿Era el mismo cerdo del que Caín había hablado?
La respiración de Edward y sus pensamientos estaban completamente desalineados y agitados.
En un intento de calmarse, se dijo a sí mismo:
Está bien... Cálmate. Eso fue solamente un sueño, no pasó nada de eso... Pero, pensándolo bien es bastante extraño. Todo se sintió muy real... demasiado.
¿Y sí no fue solamente un sueño? No... Recordando todo realmente lo fue.
Para empezar, todo el trayecto desde que ayudé a Caín hasta que llegue a aquel edificio fue muy confuso. No recuerdo los detalles de todo el viaje.
También, no puedo recordar la apariencia de las personas moribundas que me encontraba, y eso definitivamente no es fácil de olvidar.
Aparte de eso, el tiempo no concuerda con el horario que hay ahora.
El joven volteó hacia el cielo, observando el telón de terciopelo negro que se extendía infinitamente junto a la luna amarillenta colgando sobre ella.
Espera, si todo eso fue un sueño, ¿Dónde estoy ahora?
Edward volteó a su alrededor y observó que se encontraba en aquel paisaje infernal que había visto al inicio de su sueño.
Caín seguía tirado sobre el pavimento, aunque no tenía la misma apariencia enferma que, en un nombre más apropiado, Edward había visto en su pesadilla.
El joven pareció percatarse de algo y metió su mano derecha en uno de los bolsillos de su pantalón.
Agarró algo de ahí y lo sacó. Era la jeringa de su pesadilla pero sin el líquido extraño dentro.
Por lo visto, parte de esa pesadilla en verdad sucedió... ¿Pero qué fue lo qué pasó?
Edward intentó rebobinar su memoria, tratando de recordar lo sucedido.
Cuando lo hizo, el mismo dolor agudo que sintió cuando el tintineo de su pesadilla resonó regresó.
El joven se agarró fuertemente la cabeza con ambas manos, incluso llegando a golpearse repetidamente tratando de sacarlo.
Repentinamente, el dolor se detuvo.
Edward se mostró extrañado, intentando recomponerse rápidamente para descubrir que estaba pasando.
En el momento que logró hacerlo, su expresión se mostró indescriptible.
El joven estaba en el mismo lugar de su pesadilla, con el cerdo nuevamente parado en dos patas en la entrada del edificio.
Sin embargo, en esta ocasión había algo extraño; Caín acompañaba al animal, con una sonrisa de oreja a oreja.
Edward se quedó completamente petrificado, sintiendo lo que todo hombre teme: no saber que está pasando.
El animal volvió a repetir todo lo que pasó en la primera vez, ahora llendo mucho más lento, disfrutando más todo el proceso.
Al igual que antes, el joven volvió a despertar.
¿Qué?
En el momento que pensó eso, fue transportado de nueva cuenta a la pesadilla.
Y, de igual forma, había algo diferente en la situación. Ahora, Caín tenía un boina negra sobre su cabeza.
El proceso volvió a repetirse, sintiéndose todavía más real.
Edward volvió a despertar, pero cuando recién pensó en algo, fue regresado al mismo lugar.
Una y otra vez repitió lo mismo. Se despertaba, pensaba en algo y volvía al mismo sitio.
En cada ocasión, algo cambiaba, con Edward sintiendo todo mucho más real.
En la tercera vez, Caín tenía un uniforme militar verde.
En la cuarta vez, tenía medallas de distintos colores adornando su pecho derecho.
En la quinta vez, tenía una franja roja derecha con un símbolo de dos cuchillos formando una equis.
En la sexta vez, tenía una mirada perversa y tétrica.
En la séptima vez, dijo algo en un idioma que Edward no pudo comprender.
En la octava vez, el joven comenzaba a entender lo que él decía.
En la novena vez, Caín se acercó hasta Edward, quedándose parado justo enfrente de él, observándolo mientras el animal lo devoraba.
Y por último, en la décima vez, Caín finalmente repitió lo que el joven antes no pudo comprender:
"¿La estás pasando bien? Espero que sí."