En un área casi destruida, Caín y Edward caminaban incómodamente.
Para aliviar la tensión e incomodidad, el hombre dijo:
"¿Quieres oír una de mis historias? Es bastante interesante."
"Si usted quiere contarmela, hágalo." La expresión del joven seguía impasible e inexpresiva.
Caín dio un suspiro y se preparó para hablar.
"Hace mucho tiempo, en una de mis tantas vidas, estuve en un mundo dividido en su totalidad por la religión. Literalmente todo se decidía en base a eso: territorio, economía, cultura, todo."
"Entre mucho de los tantos países resaltaba uno en especial, uno que creía en un Dios benevolente... o bueno, por lo menos para ellos."
"Diariamente todos tenían la obligación de rezar. Sin embargo, era una oración muy extraña que hasta el día de hoy me da escalofríos."
"No recuerdo exactamente cómo era pero más o menos trataba de un alabanza que hablaba sobre el cuerpo y lo que otorga."
"Siempre al terminar de orar ellos tenían que sacrificar un feto. Casualmente, después de hacer eso, el Dios les otorgaba riqueza y prosperidad."
"Para poder cumplir siempre con el ritual de oración ellos tenían un almacén gigantesco en donde se guardaban decenas de millones de fetos extraídos a la fuerza de mujeres que eran abusadas."
"Un día, el Dios les pidió algo fuera de lo común. Él escogió a un pastor y le dijo que él era quien predicaría su palabra a todos los que quisieran escuchar."
"Obviamente al ser todos los habitantes creyentes decidieron seguir sin cuestionar las palabras del pastor y esto también se debía en parte a que algunos habían tenido visiones divinas."
"Lo que el pastor le dijo a todos fue que necesitaría que una mujer virgen fuera a lo más alto de una montaña, atada en una estaca y bañada en sangre de cordero."
"Hasta ese momento, ellos habían cumplido cada una de las cosas que su Dios les había dicho, sin embargo, algunos comenzaron a dudar."
"Los que dudaron no recibieron castigo alguno, puesto que el Dios les había dicho que él solo iluminaría a quienes quisieran ver; estas palabras fueron suficientes para disolver la duda de algunos, ya que creían que serían condenados al ser ciegos que no siguieran a su Dios."
"Un grupo de aproximadamente cien mil personas se reunió, elevando sobre los hombros a la mujer en la estaca (cabe resaltar que ella estaba viva.)"
"Al atardecer finalmente habían subido la montaña, justo como su Dios les había pedido."
"Esperaron hasta la seis y media de la tarde, hora en la que su Dios les dio otra revelación; él les había pedido que uno de ellos le cortase la cabeza de un solo tajo."
"Nadie pudo entender la orden en ese momento pero aún así decidieron hacerlo. Cortaron la cabeza de la mujer y luego establecieron un altar improvisado en donde la pusieron junto a otros objetos que eran del agrado del dios."
"A las seis y cincuenta y nueve, todos los preparativos estaban listo y habían comenzado a orar. Justo después de un minuto, algo extraño comenzó."
"Vieron que las estrellas desaparecieron en un parpadear, dejando todo en completa oscuridad. En el momento en el que estaban apunto de realizar otra oración para preguntarle directamente a su Dios, la situación pasó de ser aberrante a inentendible."
"Fetos sin cabeza comenzaron a caer del cielo apagado, acompañados de criaturas parecidos a caballos pero mucho más alargados y con varias extremidades y protuberancias."
"Rápidamente la expresión de la gente pasó de confundida a aterrada, aún preguntándose porque su Dios no respondía."
"Cuando sus dudas estaban apunto de estallar, algo ocurrió como si fuese un rayo de esperanza; pero en lugar de serlo, fue lo que terminó por sepultar la fé de los creyentes."
"El Dios les había dado una última visión a todos. Él les dijo que su fé fue en vano, puesto que nunca fue su Dios."
"Mientras estaba ocupado intentando salir de ahí, me enteré de que realmente el Dios al que supuestamente le rezaban había muerto hace mucho tiempo, siendo suplantado por un impostor. Cuando ese farsante terminó por obtener lo que quería, decidió erradicarlos para poder conquistar otros mundos."
"La fé de los creyentes rápidamente se desmoronó y todo se volvió un caos. Las criaturas parecidas a caballos devoraban a las personas, no sin antes hacerles una pregunta."
"La pregunta que hacían era: ¿Cómo dices ser creyente si tu fé se desmorona a la primera caída? Después de eso comían a su víctima."
"Los fetos en cambio eran veloces y ágiles. Cuando ellos tocaban a una persona, varios fetos comenzaban a desarrollarse rápidamente en el estómago de la víctima hasta que eventualmente estallaba."
"Al final, todo lo que quedó de ese mundo fueron banderas vacías, ya que todo lo que pasó no se aisló a una sola parte, si no que se expandió por todos lados."
"Yo pude salvarlos, pero decidí no hacerlo. Por primera vez en muchas vidas decidí no ser el juez y verdugo de las acciones de los demás, si no que dejé que ellos se sentenciaran por su propia mano."