Nico sigue preocupado por lo que vio el día anterior. Parecía estar al borde de la muerte. Estaba cansado, no logró dormir ni un minuto ese día. Necesitaba descubrir el origen de la criatura para, finalmente, encontrar algo de paz. En ese momento, suena el timbre de su casa: – Tiiin – Tiiin.
Desconcertado, Nico se levanta para abrir la puerta. Para su sorpresa, al abrirla, Arny se avalancha hacia él con un gran abrazo.
— ¡Nicoooo! ¿Cómo estás? Estuve preocupado por ti. Incluso pensé en llegar a tu casa desde que salí, pero creí que estarías dormido —dijo Arny con una sonrisa que parecía calmar la oscura preocupación de Nico.
— ¡Arny! —dijo Nico, todavía en shock. — Me alegra verte. No sabes lo ansioso que estoy, pero pasa, no hablemos en la puerta.
Nico llevó dos tazas de café a la mesa. El calor del café era un consuelo, pero no apaciguaba la tormenta en su mente.
— Ay, Arny, no sabes lo ansioso que estoy. Después de ver a esa cosa en el mar, no pude dormir nada.
— Jajaja, se te ve en la cara que estás agotado. No puedo creer lo que me contaste. Siendo honesto, también me diste un buen susto. Pero... ¿en serio es real?
— ¡Claro que sí! —dijo Nico con firmeza, mirando a Arny a los ojos. — Si no me crees, vamos a la fábrica hoy para demostrártelo.
— Nico, yo te creo. No hace falta que gastes palabras en convencerme —respondió Arny con una sonrisa. — Eres un joven con mucha energía y un carácter envidiable. Si te sientes seguro de volver a la fábrica, te acompañaré, si es lo que deseas.
— La voy a grabar y le demostraré a todos que no estoy loco —dijo Nico con determinación—. Pero mientras tanto, ¿qué te parece si investigamos un poco sobre "nuestro amigo"?
— ¿Investigar? ¿Y cómo lo haremos?
— Dame un momento.
Nico fue a buscar un cuaderno y una pluma. Al regresar, le dio a Arny ambos objetos.
— Mira, sé que eres bueno dibujando, así que quiero que hagas un boceto de la bestia.
— Entiendo... ¿Qué quieres que dibuje?
Nico cerró los ojos por un momento, tratando de recordar cada detalle con precisión.
— Dibuja una especie de calamar, pero no es como los que hemos visto. Es gigantesco. Mide unos 35 metros de largo y 8 metros de ancho. Sus tentáculos son enormes, unos 18 metros, cubiertos de cicatrices que provocan un miedo insuperable. Su piel es rugosa, como si estuviera hecha de un material casi indestructible. Su cabeza es de un tono oscuro, con marcas, como si tuviera parches, cicatrices...
Arny levantó la vista para asegurarse de que entendía bien.
— Creo que lo tengo... ¿Algo más?
— Sí... —Nico continuó, con voz más grave—. Sus ojos son enormes, y brillan con una luz sangrienta. Desde su mirada, puedes ver su instinto asesino, preparado para destruir cualquier ser vivo que se le cruce. Y su boca... no es normal. Es como un círculo lleno de pinchos afilados, lo suficiente como para rebanar una extremidad con solo rozarlos. Si te dan miedo los calamares, este te hará desear no vivir cerca del mar.
Arny se concentró, dibujando con rapidez. Después de unos 15 minutos, levantó el cuaderno y mostró el resultado.
— Aquí está. —dijo Arny, algo orgulloso, pero preocupado.
Nico miró el dibujo y sonrió.
— ¡Sí, eso es! Sabía que podía confiar en ti. —respondió Nico con entusiasmo—. Ahora necesitamos buscar más información sobre esto en internet. Tal vez encontremos algo... ¿quizás sea una bestia antigua? No lo sé, pero debemos encontrar respuestas
Después de concentrarse buscando en distintos foros de internet sobre animales con una característica anormal, Arny voltea a ver a Nico de una manera algo peculiar y con el rostro pálido, como si el contenido de la pagina le haya arrebatado la paz.
—Nico, tienes que ver esto —dijo con un tono nervioso.
—¿Encontraste algo interesante? Déjame ver.
—Sí... —dijo mientras tragaba saliva profundamente.
—¿Experimentos con animales? Puede tener sentido, pero dudo que en 1940 hayan intentado hacer uno como el que te dije.
—Te estás precipitando mucho. Mira esto. —Bajó la página hasta llegar a un informe de 1943.
—¿Residuos nucleares? ¿Cómo pueden utilizar esto...?
Mientras Nico leía un poco sobre residuos nucleares, llegó a una imagen perturbadora: un pez de unos 10 metros de largo.
—¿Qué...? ¿Cómo es posible? —dijo mientras se alejaba del computador con nervios.
—Nico, eso no es todo. Tienes que ver este video.
Arny le muestra el video. Mientras llevaba el ratón para darle play, se podía notar el temblor en sus manos. La grabación muestra cómo el pescado empieza a tambalearse de manera agresiva, y sus ojos se vuelven cada vez más parecidos a los de la criatura que Nico vio el día anterior. La siguiente escena dejó temblando a Nico: ese pescado, en cuestión de 10 minutos, logró devorar sin dejar ni una migaja a una persona. Se escuchaban gritos pidiendo piedad, como si implorara que detuvieran esa pesadilla.
Pero esto no termina aquí. Al acabar con esa persona, el monstruo giró rápidamente su cabeza hacia el científico más cercano, un joven que portaba una bata con el número 69. Sin darle tiempo para reaccionar, la criatura se lanzó hacia su rodilla, arrancándole la piel de una forma grotesca. Todos los presentes, aterrorizados, intentaron detenerla. Afortunadamente, lograron inyectarle un líquido color aqua que calmó al pez por unos minutos. En ese breve lapso, procedieron a decapitarlo para evitar que reaccionara de nuevo y acabara con todos los presentes.
En los últimos 7 segundos del video, se logra apreciar algo aún más perturbador: la boca del pez logró abrirse de nuevo, a pesar de estar decapitado.
Nico, horrorizado por lo que acababa de ver, no podía conjugar ni una sola palabra. Sus ojos mostraban su vulnerabilidad, y en ese preciso momento, quedó igual o peor que cuando vio a la bestia en la fábrica.
Nico mira a Arny con una cara aterrorizada, estaba muy seguro de volver, pero este video hizo que cambiara de parecer.
—¿Estás loco? ¿Cómo podemos volver ahí? Acabas de ver cómo un simple pez acaba con una persona y estuvo a punto de matar a otra. Si vamos, ¿no crees que pasará algo similar o algo mucho peor? —gritaba Nico, mostrando un lado que nunca había dejado ver. Su voz mostraba el miedo que sentía, un pánico inexplicable. Su cuerpo no le respondía, solo estaba temblando.
—Escúchame, Nico —decía mientras sujetaba sus manos temblorosas—. Si eso sigue ahí, podremos rescatar pruebas. Necesitamos algo sólido. Con nuestras simples palabras no convenceremos a nadie. Además, estaré contigo, solo tú y yo. Ya sé, hay que tomar un barco para no llamar la atención —dijo emocionado Arny.
Arny parecía más entusiasmado después de ver el video. Bien sabe que algo interesante está pasando.
—¿Un barco...? —decía Nico entre murmullos—. Claro...
Su mirada perdida volvió a encontrar una luz de esperanza en Arny. Nico seguía con miedo, pero la determinación de Arny y su valentía hicieron que cambiara de parecer.
—Muy bien, hay que ir, pero si tengo una mala sensación, nos largamos en ese preciso instante, ¿está bien?
Arny, con una gran sonrisa en su rostro, solo pudo asentir.