Capítulo 138

La luna colgaba baja en el cielo, arrojando una luz pálida sobre la casa de la manada.

Elena se movía en silencio, sus pasos ligeros pero decididos. Cuando llegó a la puerta de Kimberly, tocó suavemente.

La puerta se abrió casi inmediatamente, revelando a Kimberly de pie allí, su rostro pálido y los ojos llenos de miedo.

—Viniste —susurró Kimberly, su voz temblorosa.

—Por supuesto que vine —respondió Elena firmemente mientras entraba y cerraba la puerta detrás de ella.

—¿Pensaste que te dejaría enfrentar esta locura sola?

Kimberly se mordió el labio, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con derramarse.

—No sé qué pensar más. Todo parece una trampa. Y ahora, irme... se siente como huir.

Elena colocó sus manos en los hombros de Kimberly y la miró directamente a los ojos.

—No es huir. Es sobrevivir. Quedarte aquí te matará. ¿Me entiendes? Te matará.

—Tengo más información sobre lo que el alfa Derrick planea hacer mañana por la mañana.