Capítulo 148

Mona salió de su elegante coche negro, ajustándose el abrigo mientras echaba un vistazo al bien vigilado estado.

Las imponentes puertas de la residencia de Alpha Darwin se cernían detrás de ella mientras pasaba junto a los guardias que se inclinaban respetuosamente antes de guiarla hacia el jardín.

El sol matutino brillaba suavemente, lanzando un tono dorado sobre la frondosa vegetación, pero Mona no tenía interés en admirar la belleza a su alrededor.

Tenía la sensación de que esta reunión no iba a transcurrir como ella deseaba.

Al pisar el sendero de piedra, vio a Alpha Darwin sentado cómodamente en un banco de madera tallada, saboreando su té.

Su cabello plateado brillaba bajo la luz del sol, y aunque su expresión era tranquila, Mona sabía que su padre nunca hablaba sin motivo.

—Buenos días, Padre —saludó Mona con una sonrisa cálida, ocultando la impaciencia que hervía en su interior.