Inmediatamente hubo una fuerte ráfaga de viento, el caos estalló por todas partes. El suelo tembló y una oscuridad inquietante se extendió por el salón. Sobresaltos y susurros de pánico llenaron el aire mientras una presencia siniestra se asentaba sobre ellos. Theo y Kimberly permanecieron inmóviles, sus ojos brillantes fijos en la tormenta que se arremolinaba ante ellos. Las sombras se retorcieron, formando las figuras de Katherina y las viejas brujas del pasado, sus ojos ardían con malicia, rabia e innegable magia de arrastre. Su risa resonó, enviando escalofríos a todos los presentes.
—¿Pensaste que sería tan fácil? —la voz de Katherina se deslizó por el aire como una serpiente venenosa—. ¿De verdad creíste que habías ganado?