Aelek se encontraba en formación junto a los demás discípulos externos, 120 en total. A su alrededor, jóvenes como él se alineaban en filas perfectamente organizadas. La secta Destello Eterno distribuía a los discípulos en habitaciones de diez, y ahora estaba de pie con sus compañeros, los mismos con los que compartía techo y entrenamiento.
Miró a su alrededor, impresionado por la diversidad de rostros y auras. El Essan de cada uno parecía brillar con un matiz distinto, una manifestación única de sus voluntades y naturalezas.
Un fuerte golpe en el hombro lo sacó de sus pensamientos.
—¿Estás bien si nosotros elegimos al grupo contrincante? —preguntó Allya con una sonrisa confiada.
Aelek parpadeó, volviendo en sí.
—¿Eh? Sí… claro.
Frente a ellos, el instructor Gorath, el Puño Indomable, cruzó los brazos con su imponente figura. Su voz resonó con autoridad.
—Hoy empezaremos con una competición entre habitaciones. No es solo para probar su fuerza, sino para medir su espíritu y astucia.
Su mirada recorrió a los discípulos, con una intensidad que hacía sentir que observaba el interior de cada uno.
—Primero, las reglas. —Alzó una mano, marcando cada punto con los dedos.— No está permitido golpear con la intención de humillar. No deben causar heridas permanentes. Y por encima de todo… —Su voz se tornó más grave— quien pierda no tiene excusas. Si caen, significa que deben entrenar más.
Los discípulos asintieron, y algunos tragaron saliva.
—Ahora, los nuevos deben presentarse ante sus compañeros de habitación —continuó Gorath.
Aelek miró a su grupo. No era el único recién llegado, así que compartió las presentaciones con otros. Tras unos momentos de intercambio, Allya tomó la iniciativa.
—Entonces, elegimos a la habitación 1.
Un murmullo recorrió a los discípulos. La habitación 1 estaba conformada por los más experimentados de los nuevos reclutas. Raik, sin dudar, dio un paso adelante con determinación.
—Nos enfrentaremos a ellos —afirmó con una sonrisa desafiante.
Gorath lo observó, notando la arrogancia en sus ojos, pero no dijo nada. Enfrentar la realidad era parte del entrenamiento.
—Aceptado —declaró.
En pocos minutos, todas las habitaciones fueron emparejadas. Gorath alzó la voz.
—¡Primer enfrentamiento! Habitación 12 contra Habitación 1.
Raik fue el primero en avanzar. De la habitación 1, un joven alto y musculoso dio un paso al frente. Sus brazos eran gruesos como troncos, su mirada aguda.
—Darlan, de la habitación 1 —se presentó con voz grave.
Gorath bajó la mano con decisión.
—¡Comiencen!
Raik no dudó. Se lanzó con un impulso feroz, su mano envuelta en Essan dorado. Darlan, con una velocidad inesperada para su tamaño, ladeó la cabeza esquivando el golpe. En el mismo movimiento, golpeó a Raik en el rostro con un puño pesado.
Raik retrocedió, sacudiendo la cabeza.
—Buen golpe… pero no caeré tan fácil.
Sonrió con confianza y repitió el ataque, pero con una variación. Su puño tomó una trayectoria curva en el último instante. Darlan, que intentó esquivar de la misma manera que antes, fue alcanzado de lleno en la mandíbula.
Raik se permitió una sonrisa.
—No repito el mismo golpe dos veces.
Darlan frunció el ceño y respondió con un puñetazo directo. Raik lo interceptó con su propio golpe, y los dos chocaron con fuerza bruta, intercambiando impactos sin ceder.
El ritmo del combate aumentó. Raik lanzó una patada baja a la pierna de Darlan, haciéndolo tambalear. Darlan intentó devolver la patada, pero perdió el equilibrio por la diferencia de postura.
Raik no dejó pasar la oportunidad y golpeó su otra pierna, derribándolo.
Darlan gruñó de frustración. Su Essan se intensificó, envolviendo su cuerpo con una energía ardiente. Con un rugido, se lanzó contra Raik, descargando golpes con una potencia brutal.
Raik respondió de la misma forma. Ambos dejaron de esquivar, intercambiando puñetazos y patadas en una lucha feroz que resonaba por todo el cuadrilátero. Cada impacto retumbaba como un tambor de guerra.
Finalmente, Raik encontró una apertura. Golpeó el suelo con su pie y, con un giro veloz, se impulsó y impactó la cabeza de Darlan con un rodillazo. Darlan vaciló.
Raik esquivó el siguiente golpe con facilidad. Ahora podía ver el patrón de su oponente. Con un último ataque, lo derribó.
Darlan cayó de espaldas, sin poder levantarse.
Gorath alzó una mano.
—¡Raik es el ganador!
Los discípulos aplaudieron la impresionante demostración de fuerza y estrategia. Raik extendió la mano a Darlan, quien, a pesar de su rostro golpeado, sonrió.
—Buena pelea —dijo, tomando su mano para levantarse.
Gorath asintió con aprobación.
—Fue un duelo de fuerza, ingenio y resistencia. Así deben aprender a pelear.
Mientras el público aún murmuraba sobre la batalla, Gorath se giró.
—¡Siguiente enfrentamiento!
Seyra avanzó, dando un paso decidido al frente.
Aelek observó la escena con el corazón latiéndole en el pecho. Sentía la presión de la competencia y la diferencia de nivel entre él y sus compañeros.
"¿Podré ganar mi pelea?"
Las dudas lo envolvieron mientras el siguiente combate comenzaba.