El rayo negro golpeó de lleno el pecho de Ryuu.
No hubo sangre. No hubo gritos. Solo silencio… y una oscuridad que se expandió como una tinta espesa dentro de su alma.
Su espada cayó. Sus alas de energía se desvanecieron. Su cuerpo flotó inerte, suspendido en el vacío oscuro de la Cámara Prohibida.
Y entonces, comenzó a soñar.
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[Plano Interno de la Conciencia – Núcleo Espiritual de Ryuu]
Un desierto blanco se extendía en todas direcciones. No había sol ni cielo. Solo un suelo liso, infinito. Allí, Ryuu caminaba… descalzo, sin heridas, pero con el alma rota.
—¿Dónde… estoy? —murmuró.
Una voz lo respondió, suave y cálida. Demasiado familiar.
—En tu verdad.
Una figura apareció delante de él: la Hikari Oscura, vestida con una túnica negra que flotaba como humo.
—Tu alma siempre ha estado dividida, Ryuu. Parte de ti me pertenece. Parte de ti… es como yo.
—No eres Hikari —gruñó él, intentando resistirse.
—¿No lo soy? ¿Y entonces por qué me sientes tan profundamente? ¿Por qué cada vez que ella sonríe… tú sientes miedo?
Ryuu tragó saliva. Su mente temblaba.
—Eso no es verdad…
—Ella te ama por lo que representas —continuó la sombra—. Pero yo te amo por lo que realmente eres.
Extendió su mano hacia él. Ryuu sintió su corazón latir con fuerza, como si algo lo tirara desde dentro. Como si una grieta se abriese en su núcleo espiritual.
—Acepta lo que eres… y yo te daré todo. Poder, conocimiento, amor eterno. Juntos, podemos reescribir este mundo.
La oscuridad lo envolvía como una caricia. Tentadora. Dulce. Devastadora.
Pero entonces… una luz atravesó el plano como una flecha divina.
—¡RYUU!
Era la voz de Hikari. La real. La pura.
El desierto blanco se sacudió, y el cielo inexistente se resquebrajó. Rayos dorados descendieron del vacío, rompiendo la oscuridad con violencia celestial.
—¡Apártate de él, sombra! —gritó Hikari, emergiendo entre haces de luz, armada con una lanza de energía pura.
La sombra siseó con furia.
—Siempre llegas tarde, hermana...
—Y tú siempre estás demasiado confiada.
Las dos se lanzaron la una contra la otra.
La explosión fue brutal.
Ryuu fue arrojado hacia atrás. El impacto de ambas energías desató una tormenta espiritual que desgarraba la estructura de su conciencia misma.
Luz y oscuridad. Amor verdadero contra amor corrompido.
Hikari giró en el aire, lanzó su lanza contra la sombra y esta la desvió con una risa cruel. Se enzarzaron en un combate de velocidad divina, destellos que cegaban y rugidos que hacían temblar el plano.
Pero mientras ellas luchaban, Ryuu cayó de rodillas.
—¿Qué… soy… en realidad?
Su pecho ardía. Vio su reflejo en el suelo blanco… y no era él. Era un niño. Con ojos vacíos. Con miedo. Solo.
—¿Soy un elegido…? ¿O solo un recipiente? —susurró.
La sombra aprovechó su duda. Se desvió del combate y lo abrazó por detrás.
—Tú no eres ninguno. Eres la llave.
Hikari gritó:
—¡Ryuu, escúchame! ¡Tú tienes derecho a decidir! ¡No eres producto del destino, ni de mí, ni de ella!
La sombra apretó:
—Pero si me eliges… jamás volverás a sentirte débil. Jamás volverás a estar solo.
Ryuu apretó los dientes.
Entonces lo entendió.
No era una cuestión de bien contra mal. Era sobre quién tomaría el control de su alma.
Él dio un paso al frente.
—¡No los elegiré a ninguno de los dos!
Su voz retumbó como un trueno. Una explosión dorada brotó de su pecho. Luz y sombra fueron arrojadas lejos. Una figura emergió de él: una silueta de sí mismo, pero más alta, más decidida… más completa.
—¡Mi alma me pertenece! —gritó Ryuu—. ¡Y yo decido qué camino tomar!
El plano tembló.
La Hikari Oscura gritó de dolor, comenzando a desvanecerse.
—¡Esto no termina aquí! ¡La llave ha sido girada! ¡Él vendrá…!
—¿Él? —preguntó Ryuu, jadeando.
Pero antes de que la sombra desapareciera por completo, pronunció un nombre que congeló el aire.
—Orion.
Y se desvaneció en la oscuridad.
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Regreso al mundo real – Cámara Prohibida
Ryuu despertó jadeando, bañado en sudor. El vórtice negro había desaparecido. La cámara estaba en ruinas. Hikari estaba a su lado, arrodillada, con lágrimas cayendo por sus mejillas.
—Lo lograste… —susurró—. Escogiste tu alma.
Ryuu la miró, agotado.
—¿Quién… es Orion?
Hikari cerró los ojos.
—Mi primer amor. El primero que intentó cambiar el mundo. El que cayó… y al que creí haber sellado para siempre.
Ryuu sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
—¿Y ahora?
—Ahora… el mundo empieza a romperse.
Una nueva ventana del sistema apareció frente a ambos.
> [Misión Principal Actualizada]
Título: “Despertar del Portador Caído”
Objetivo: Descubrir el paradero de Orion.
Estado: CRÍTICO
Recompensa: ???
Riesgo Global: Extinción de planos: 47%
Ryuu cerró los ojos.
Sabía que lo peor aún no había comenzado.
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Continuará…
Próximo capítulo: Capítulo 29 – El Eco de Orion