Dentro del santuario previo a la ceremonia, Sonia estaba visiblemente nerviosa. Su habitual aire de superioridad se desmoronaba mientras sus ojos recorrían las inscripciones antiguas en las paredes, cada una narrando historias de mortales que se convirtieron en recipientes para seres divinos, sacrificando su humanidad en el proceso.
Nobile, quien había estado observándola, decidió acercarse. Su tono, normalmente bromista, ahora era suave y comprensivo.
—Sonia, ¿estas pensándo muy bien lo que de verdad quieres?, no tienes que hacerlo si no quieres. Tú decides quién eres, no ellos.
Sonia lo miró, con lágrimas derramandose en sus ojos. Por primera vez desde que se conocieron, su expresión reflejaba vulnerabilidad genuina.
—¿Qué opción tengo, Nobile? Desde que nací, me dijeron que mi propósito era ser un recipiente. Pero... ¿y si quiero ser algo más? ¿Y si quiero vivir mi propia vida? Toda mi vida alejada de esta situacion
Nobile sonrió, su mirada cargada de empatía.
—Puedes hacer lo que quieras. Al igual que Zalos, el a pasado por mucho, y sé que él te diría lo mismo. No tienes que cargar con el destino que otros te han impuesto. Si quieres, podemos salir de aquí, los tres juntos.
La oferta sorprendió a Sonia. Sus lágrimas se desbordaron mientras se aferraba a las palabras de Nobile. Entre sollozos, habló con un tono quebrado.
—Quiero vivir como ustedes. Quiero ser libre, reír, pelear... y tener historias como las suyas.
Nobile extendió su mano hacia ella con una sonrisa cálida.
—Entonces vámonos. No necesitas un destino escrito por otros cuando puedes escribir el tuyo propio.
Sonia miró la mano de Nobile, su rostro iluminándose con una sonrisa llena de esperanza. Dio un paso hacia él, pero en ese instante, un disparo rompió el aire.
La bala impactó en la frente de Sonia antes de que pudiera tocar la mano de Nobile. Su cuerpo se tambaleó hacia atrás, sus ojos llenos de sorpresa y dolor mientras caía al suelo. La sangre se extendió rápidamente encima de ella, y su sonrisa dulce fue lo último que mostró mientras miraba a Nobile, paralizado por el horror, se arrodilló junto a ella, sosteniéndola en sus brazos. Desde las sombras, Nico apareció, su arma aún humeante. Su expresión era fría y calculadora, pero sus ojos mostraban un destello de burla.
—Ya llevaba horas siguiendolos, que fastidio –dijo con tono sarcástico
Nobile levantó la mirada, sus ojos llenos de furia pura.
—¿Qué hiciste con Zalos? —poniéndose de pie lentamente, dejando el cuerpo de Sonia en el suelo con cuidado.
Nico rió con desdén.
—¿Zalos? ¿El mago?. Lo Asesine. Fue un buen duelo, pero al final, la presa es solo una presa
Las palabras fueron suficientes para desatar algo dentro de Nobile. Su espada salió de su funda con un sonido metálico, y el aura de su furia casi parecía tangible.
—Ya veo, entonces voy a destrozar cada parte de ti —Su voz era baja, pero cada palabra estaba cargada de una amenaza mortal.
Nico apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Nobile se lanzó hacia él con una velocidad y ferocidad sorprendentes. La espada de Nobile chocó contra las múltiples armas de Nico, que respondía con igual destreza y precisión. Sin embargo, esta vez no era un combate como cualquier otro para el mercenario.
Nobile estaba luchando con todo lo que tenía, alimentado por la ira y el dolor. Cada golpe era más rápido y más fuerte que el anterior. Nico intentó mantener su habitual actitud burlona, pero la intensidad del espadachín comenzaba a ponerlo en aprietos.
—No está mal, mocoso. Pero la furia ciega solo te llevará hasta cierto punto —dijo Nico mientras lanzaba una ráfaga de dagas hacia Nobile.
Nobile esquivó las dagas con movimientos ágiles, cerrando rápidamente la distancia entre ellos. Su espada logró cortar una de las pistolas de Nico por la mitad, dejando al mercenario con menos opciones.
El duelo se intensificó, con ambos luchadores empujándose al límite. Nobile, a pesar de estar dominado por sus emociones, mostraba una habilidad y estrategia que incluso Nico no podía ignorar.
Mientras tanto, el cuerpo aparentemente sin vida de Zalos seguía tendido en las puertas del Cónclave. Sin embargo, una tenue estrella oscura comenzó a emanar de su ojo derecho…
El combate entre Nobile y Nico se prolongó, con el espadachín luchando desesperadamente para superar las trampas, técnicas y la experiencia superior del mercenario. Aunque su habilidad y determinación eran notables, Nico era simplemente demasiado astuto. Utilizó el terreno y su arsenal de armas de forma implacable, dejando a Nobile exhausto y herido.
Finalmente, Nico logró derribar a Nobile con un golpe certero que desarmó su espada y lo dejó de rodillas. El mercenario, respirando con calma, se acercó al joven espadachín.
—Nico lo miró con una mezcla de burla y desdén—. Debo de admitir que me impresionaste un poco.
Nobile, apenas consciente, levantó la vista con odio puro en sus ojos.
—¡Má-ta-me!
Nico negó con la cabeza mientras limpiaba la sangre de una de sus armas.
—¿Matarte? ¿Y privarme de este espectáculo? No, muchacho. Tu odio es algo exquisito de ver sabes?, y tengo curiosidad por ver a hasta dónde te llevará, considera esto un favor... o una lección .
Con esas palabras, Nico recogió el cuerpo de Sonia envuelto, y desapareció entre las sombras, dejando a Nobile destrozado tanto física como emocionalmente.