Capítulo 26 - Domesticando Cristales

—Sr. Patinder —Mei se detuvo, su voz aguda—. ¿No es importante la puntualidad para...?

—Profesor —Luna interrumpió desde su asiento, su voz fría y precisa—. El profesor Yang lo envió a la enfermería. Debería haber una nota que dejé en su escritorio... por favor, continúe con la clase.

Mei revisó su escritorio, encontrando un papel que había ignorado.

—Ah. Su expresión no cambió. —Tome asiento, Sr. Patinder. Como decía, los comerciantes inteligentes compran cuando los precios están bajos y almacenan. Pero deben considerar los costos de almacenamiento y el riesgo de degradación...

Ren se deslizó junto a Taro, ignorando los susurros a su alrededor.

Al sentarse Ren, notó que su compañero había tomado notas detalladas de la primera parte de la clase.

—Un cristal de hierro bien almacenado —continuó Mei— puede aumentar su valor hasta en un 30% si se vende en el momento adecuado...

La mayoría todavía lo veía como el Chico Podrido... Pensaban que había sido suerte, una sola victoria casi no cambiaría su percepción.

Tendría que ganar muchas veces más antes de que algo realmente cambiara.

Pero Luna lo había defendido de nuevo, aunque quizás de manera indirecta.

♢♢♢♢

Después de economía, llegó la clase de recolección de cristales.

—Bienvenidos al Laboratorio de Cristalografía —el Profesor Song colocó varias muestras en la mesa principal—. Antes de llevarlos a las minas, deben aprender a identificar lo que están buscando.

Levantó un cristal del tamaño de una uña.

—Los cristales de rango Hierro, como este, son los más comunes. Cada estudiante con apoyo básico recibirá uno diariamente.

—Noten el brillo opaco, la estructura irregular. Perfecto para las bestias de rango Hierro, pero... —sacó otro cristal, 10 veces más grande y más brillante— comparado con uno de Bronce, la diferencia es obvia.

Los estudiantes se inclinaron hacia adelante, fascinados.

—Los de rango Bronce son más raros y más caros. Cada uno vale diez de Hierro. Después de seis meses de progreso constante, podrán recibir uno de estos diariamente... si aprueban sus exámenes, por supuesto.

Luna, en la primera fila, observaba con interés mientras el profesor levantaba un cristal del tamaño de una fresa.

—Los cristales de Plata valen cien de Hierro. Y los de Oro —sostuvo uno del tamaño de un puño— mil... Aunque dudo que muchos de ustedes los necesiten.

Su mirada se demoró en Luna, cuyo lobo sombrío tenía potencial Oro.

Mientras el profesor continuaba explicando las propiedades de cada tipo, Ren calculaba mentalmente. Los cristales que necesitaría para su evolución eran de rango Bronce... diez veces más caros que los que usaría Taro.

Las setas en su cabello pulsaban suavemente. De alguna manera, tendría que encontrar la manera de conseguirlas.

—Los estudiantes verdaderamente motivados se preguntan cómo obtener cristales de mayor rango —el profesor sonrió ante las miradas ansiosas—. Hay tres caminos para demostrar que merecen el siguiente nivel de apoyo en mis exámenes semestrales.

Dibujó tres caminos.

—El primero y más directo: evolucionar su bestia al siguiente rango. Aunque —su sonrisa se hizo cómplice— la mayoría prefiere estudiar más antes de arriesgar su cultivo, así que pocos toman esta ruta.

Varios estudiantes asintieron. Un error en la evolución podría arruinar sus vidas.

—El segundo camino es presentar una tesis detallando su método de evolución. Deben demostrar un profundo entendimiento y un plan viable —Señaló la segunda rama de la proyección—. Es la opción más popular.

Ren notó cómo muchos de sus compañeros se relajaban. Era el camino más seguro.

—Y el tercero —el profesor hizo una pausa dramática—, demuestren que pueden obtener el apoyo por sí mismos.

Murmullos llenaron el aula.

—Si pueden obtener cristales y materiales de síntesis por su cuenta, sin comprarlos con el dinero de su familia por supuesto, pueden ser de dentro de la escuela o... adquiriéndolos en clases prácticas, la Academia igualará su cantidad recolectada.

Sus ojos brillaron.

—Por eso somos una escuela costosa. Pero también por eso pueden recuperar gran parte de su inversión si demuestran capacidad.

Su expresión se volvió seria.

—Por supuesto, aventurarse a obtener materiales tiene sus riesgos. La Academia no es responsable de su seguridad si eligen este camino. Por eso la mayoría prefiere la tesis.

—Sin embargo, independientemente del camino que elijan, deben aprobar los exámenes teóricos de todas sus clases para avanzar. El conocimiento es la base de todo cultivo exitoso.

—Ahora —Song sonrió—, ¿quién quiere ver dónde encontramos estos tesoros?

Los estudiantes se enderezaron con interés renovado.

—Son áreas seguras, por supuesto —sonrió—, específicamente diseñadas para que los estudiantes practiquen la recolección sin riesgos excesivos. Aunque... eso no significa que sea fácil.

Las setas en el cabello de Ren pulsaron. Si había cuevas de práctica oficiales, eso significaba que la Academia tenía toda una red de túneles bajo sus edificios. Quizás las ruinas que él percibía...

—No olviden traer su libro sobre tipos de cristales —el profesor interrumpió sus pensamientos—. Lo necesitarán para identificar depósitos valiosos.

Mientras los estudiantes comenzaban a salir, Ren no pudo evitar sonreír. Las cuevas de práctica serían la cobertura perfecta para explorar más profundamente, donde esperaban los verdaderos secretos.

♢♢♢♢

—Bienvenidos a la Cueva del Este —el Profesor Song los llevó hacia una entrada reforzada—. Una de nuestras cuatro zonas de práctica, y convenientemente, la más cercana al Ala Gris.

Ren y Taro intercambiaron una mirada significativa. La proximidad no era coincidencia, los estudiantes más pobres tendían a pasar más tiempo en las minas.

Las minas de práctica eran túneles bien iluminados, nada que ver con las cuevas naturales del exterior. Grupos de estudiantes mayores trabajaban en las paredes, extrayendo cuidadosamente cristales.

El túnel descendía en espiral suave, con marcas de profundidad cada 25 metros.

Song señaló las paredes —estas son áreas de práctica seguras. Pero recuerden, incluso aquí, un error puede ser costoso.

—Deben aprender a identificar venas. No queremos que confundan un depósito sólido con uno líquido y se envenenen con gases de maná.

—Además, la densidad de maná aumenta exponencialmente con la profundidad —explicó Song, deteniéndose junto a una marca de 50 metros.

—Los primeros niveles son completamente seguros, el maná apenas está más concentrado que en la superficie. Pero observen esto...

Sacó un cristal detector, un instrumento simple que brillaba en presencia de maná. A esta profundidad, su luz era tenue pero constante.

—Cada 50 metros, la concentración se duplica —continuó mientras descendían—. A 100 metros, donde terminan nuestras patrullas regulares, la densidad es 4 veces mayor que en la superficie. Y los monstruos...

Como si fuera el momento adecuado, un rugido distante resonó desde las profundidades.

Varios estudiantes se tensaron.