—¡Comiencen! —ordenó Yang.
Kai se lanzó hacia adelante, confiado.
¿Por qué no estarlo?
Las escamas de piedra de su lagarto no solo aumentaban su resistencia y lo protegían, sino que su bestia también mejoraba sus otros atributos, incluyendo la fuerza en un 20%.
Ren esquivó el primer golpe, pero no por habilidad.
A pesar de que Kai era más rápido, el conocimiento le mostró cómo las escamas limitaban ciertos movimientos. Kai no podía levantar su brazo derecho más allá de cierto ángulo sin exponer un punto débil entre sus costillas.
—¡Deja de correr, Chico Podrido!
—Las escamas en tu brazo derecho —habló Ren mientras retrocedía—, ¿no te molesta cómo limitan tu movimiento?
Kai se detuvo por una fracción de segundo, sorprendido. Ese momento de duda le costó, su siguiente golpe fue más lento, más consciente de sí mismo.
—¡Cállate!
—Es por el patrón de crecimiento —continuó Ren, esquivando otro golpe—. Las escamas de otras bestias siguen la línea natural del músculo, pero en tu caso...
—¡Que te calles dije!
Kai atacó con más fuerza, pero ahora sus movimientos eran menos fluidos. La duda había sido sembrada, estaba pensando en sus propias escamas, sobre las pequeñas rigideces que siempre había ignorado.
Los hongos brillaban más intensamente. El conocimiento mostraba más: cómo las escamas verdes indicaban una pequeña desviación en la cultivación, cómo esto afectaba su distribución...
—Tus escamas deberían ser casi azules —Ren esquivó otro golpe—. El verde significa que absorben demasiado mana de tierra. Por eso son más densas en tu lado derecho.
—¡No sabes nada! —rugió Kai, pero su voz traicionaba la incertidumbre.
En las gradas, el silencio había remplazado a las risas. Incluso Yang observaba con más atención.
—El exceso de mana de tierra hace que las escamas crezcan irregularmente —continuó Ren en movimiento—. Es sutil, pero tu lado derecho es más pesado. Por eso siempre giras a la izquierda cuando atacas.
La próxima vez que Kai atacó, todos pudieron verlo, el leve desequilibrio en su giro, la forma en que compensaba inconscientemente el peso extra en su lado derecho.
—¡CÁLLATE!
La furia llevó a Kai a cometer el error que Ren estaba esperando. Se lanzó hacia adelante con todas sus fuerzas, girando a la izquierda como siempre lo hacía.
Ren esta vez no esquivó.
En el último momento, cuando Kai estaba totalmente comprometido con su ataque, Ren dio un paso adelante.
Sus manos encontraron el brazo de Kai en el ángulo exacto donde las escamas no podían proteger la articulación. Un tirón preciso, utilizando el propio peso de Kai...
El chico de las escamas cayó pesadamente al suelo.
—¡Imposible! —Jin se levantó de su asiento—. ¿Cómo pudo el Chico en Descomposición...?
Los susurros y las risas que habían acompañado el comienzo de la lucha se habían transformado en un silencio tenso.
Nadie esperaba que el chico de los hongos siquiera tocara a Kai, mucho menos que lo tirara al suelo.
La humillación se reflejaba en los rostros de aquellos que momentos antes se habían burlado de él, especialmente en el grupo de Jin.
Kai se levantó lentamente, sus escamas verdes brillando con un resplandor amenazante. La diversión había desaparecido de su rostro, reemplazada por una furia fría. Una cosa era jugar con el Chico en Descomposición, pero ser tirado al suelo por él frente a toda la clase...
La atmósfera en el anfiteatro había cambiado. Ya no era un espectáculo cómico, ahora había verdadera tensión.
Incluso el Profesor Yang se había inclinado hacia delante en su asiento, su expresión de aburrimiento reemplazada por un interés genuino. Lin y Luna mostraban aún más interés.
La forma en que Kai apretaba los puños, cómo las escamas en su cuello se erizaban... todos podían ver que el juego había terminado. El Chico en Descomposición había cometido el error de humillarlo y ahora lo pagaría.
—Maldito seas... —Kai se puso de pie, sus escamas brillando más intensamente—. ¡Modo Veloz!
Las escamas en sus piernas cambiaron de patrón, canalizando más mana. De repente, Kai era un 50% más rápido.
El siguiente minuto fue una pesadilla para Ren.
El primer golpe de Kai fue brutal.
Ren apenas pudo levantar los brazos para bloquear, e incluso entonces el impacto le hizo retroceder varios pasos.
—¿Eso es todo? —Sonrió Kai, avanzando—. ¿El gran experto en bestias ni siquiera puede mantenerse en pie?
Intentar esquivar el siguiente golpe fue inútil, Kai ahora era mucho más rápido. Las escamas en sus piernas resplandecían mientras se movía, y esta vez el impacto conectó directamente con el estómago de Ren.
El aire salió de sus pulmones. Los hongos en su cabello parpadearon erráticamente mientras caía de rodillas.
—¡Levántate, Chico Podrido! —gritó Jin desde las gradas—. ¡La diversión apenas está comenzando!
Ren se levantó lentamente, el conocimiento fluyendo a través del dolor.
Otro golpe le alcanzó, esta vez en el hombro. Kai era implacable.
Cada impacto resonaba en sus huesos, cada golpe encontraba un nuevo punto de dolor.
—¡Detengan la pelea! —gritó Taro—. ¡Lo va a matar!
Pero los hongos en el cabello de Ren brillaban más intensamente con cada golpe. El conocimiento fluía más rápido ahora: el modo veloz desviaba el mana a las piernas, dejando otros puntos expuestos...
Yang se adelantó. —Esto es suficiente...
—Espera, —Lin lo detuvo, sus ojos fijos en Ren.
—Tus escamas... —Ren escupió un poco de sangre y saliva—, están absorbiendo... el tipo incorrecto de mana.
—¡Aprende a callarte, maldita sea!
—Por eso... por eso el modo veloz te desestabiliza.
Kai se detuvo por un instante, sus escamas verdes brillando erráticamente.
—Las escamas deberían ser azules, —continuó Ren, apenas manteniéndose en pie—. Cuanto más rápido te mueves...
—¡POR FAVOR CÁLLATE O…!
Kai se lanzó hacia adelante con toda su velocidad mejorada, sus escamas brillando como una estrella verde.
—¡Ren! —gritó Taro.
Pero otra vez... Ren no esquivó.
En el último segundo, Ren se desplazó a la izquierda. Su puño, guiado por el conocimiento preciso, encontró el punto exacto donde las líneas de mana se cruzaban incorrectamente.
No era un golpe poderoso, el aumento del 10% apenas lo hacía más fuerte que un niño normal.
Pero no necesitaba serlo.
Las escamas de Kai, sobrecargadas con el mana incorrecto y sometidas al máximo por el modo veloz, resonaron con el impacto. El patrón de energía, ya inestable, colapsó.
Todas las escamas verdes se apagaron de una vez.
Kai cayó al suelo, jadeando. Sus escamas, ahora mate y sin brillo, parecían meras manchas en su piel.
El silencio en el anfiteatro era absoluto.
—Imposible... —Yang se adelantó—. Escamas de piedra con un simple...
—El modo veloz, —Ren tambaleándose, apenas consciente—, fuerza demasiado mana a través del patrón incorrecto. Un golpe en el punto preciso y...
No pudo terminar. Sus rodillas cedieron y el mundo se volvió negro.
Lo último que oyó fue la voz del Profesor Yang:
—Lleven a Patinder a la enfermería.