—Aunque pronto tendremos que considerar zonas más profundas —murmuró Ren, estudiando los patrones de mana—. Los niveles superiores están casi agotados.
Liu frunció el ceño.
—Todavía hay guardias vigilando esas áreas.
—Pero con menos personal —señaló Ren—. Y las patrullas son más predecibles ahora.
—¿Estás sugiriendo...? —comenzó Taro.
—Solo digo que deberíamos mantener nuestras opciones abiertas —Ren continuó trabajando en la veta—. Especialmente considerando lo que vamos a hacer esta noche.
El procesamiento de los cristales de Taro.
La fase lunar sería perfecta, y necesitarían materiales de sellado después...
—Al menos ahora tendremos más libertad para movernos —observó Min el túnel casi desierto—. Con todos concentrados en la biblioteca...
—Los estudiantes ricos pueden permitirse comprar sus materiales con lo que sus padres envían —Liu negó con la cabeza—. Los como nosotros tenemos que excavar para comprar los nuestros. Pero no olvides que estudiar es importante para pasar los exámenes al siguiente rango... mírame, en lugar de venir a estudiar parece que vine a excavar.
La reducción de guardias y estudiantes podría ser una ventaja, especialmente cuando necesitaban explorar más profundamente para obtener materiales extra.
Pero por ahora, tenían que centrarse en esta noche.
Ren sonrió para sí mismo.
Las vetas podrían estar agotándose, pero todavía había cosas que obtener.
♢♢♢♢
—Ya casi es hora —susurró Ren mientras se levantaba de su cama.
El último entrenamiento del día con Lin había sido brutal como siempre, pero esta noche era demasiado importante como para descansar.
Era el momento que había estado esperando.
—Te acompañaremos —Taro ya estaba listo, sosteniendo su bolsa de cristales.
—No es necesario, deberían dormir, puedo hacerlo solo...
—Ni lo intentes —Liu también se levantó—. Has estado hablando de tu método especial durante un mes. No me perderé la oportunidad de ver si realmente sabes de lo que hablas.
Min se removió en su cama. —Yo también... —un bostezo interrumpió su protesta—. Yo también quiero...
Segundos después, sus ronquidos llenaron la habitación.
—Ese no puede mantenerse despierto después de las 10, como un niño pequeño —murmuró Liu mientras salían en silencio del dormitorio.
El aire nocturno era fresco mientras se dirigían hacia las afueras de la academia.
Ren los guió a un claro donde los árboles no obstruían la vista del cielo.
—Aquí —decidió después de estudiar el área—. La luz de la luna llegará sin interferencias.
El cielo brillaba con poco más de la mitad de sus lunas visibles. Ren sabía que necesitaba exactamente ocho, la configuración cambiaría pronto, algunas se ocultarían en minutos mientras que otras surgirían en el horizonte.
—Ayúdame con esto —extendió una larga tabla en el suelo.
Comenzó a examinar metódicamente los cristales de Taro. Cada pieza fue estudiada cuidadosamente antes de ser colocada o descartada.
—Este es demasiado pequeño —murmuró, reemplazando uno—. Este otro tiene una superficie irregular... necesitamos la mejor calidad posible.
—¿Realmente importa tanto? —preguntó Taro mientras observaba a Ren reorganizar los cristales con otros que había obtenido de las minas.
—Debe ser lo suficientemente grande para reducir de 150 a 100 días —Ren continuó su selección hasta tener exactamente cien cristales dispuestos en diez filas perfectas.
Cubrió los cristales con un paño negro, protegiéndolos de la luz prematura.
Luego sacó algo que hizo que Liu se inclinara hacia adelante con interés, un cristal de bronce, plano y curvado.
—¿Es eso...?
—Una lente de cristal neutra, me costó 500 cristales a pesar de ser solo un cristal de bronce tallado y procesado con materiales baratos —confirmó Ren mientras lo probaba, ajustándolo hasta que logró concentrar la luz de la luna en un punto brillante.
Satisfecho con la prueba, comenzó a estudiar el cielo intensamente.
—¿Cuánto tiempo...? —comenzó Liu.
—El tiempo que sea necesario —interrumpió Ren sin quitar los ojos del cielo—. La configuración debe ser exacta.
Pasaron los minutos.
Liu comenzó a mostrar señales de impaciencia, pero Taro observaba la concentración de su amigo con fascinación.
Finalmente, algo cambió en la expresión de Ren.
—Es hora —murmuró, quitando el paño negro. Los cien cristales brillaron débilmente bajo la luz nocturna mientras él posicionaba la lente.
Las próximas horas demostrarían si un mes de preparación había valido la pena.
♢♢♢♢
La luz de la luna concentrada formó un punto brillante e intenso.
Tomó el primer cristal y lo expuso al haz de luz. El cristal comenzó a brillar con una intensidad que hizo que Liu se tensara.
—¡Detente! —Liu avanzó alarmado—. ¿Ves el brillo? ¡Está procesando demasiado mana!
Ren ya estaba guardando el cristal brillante en la bolsa negra y tomando el siguiente.
—Ren, esto es peligroso —continuó Liu mientras Ren repetía el proceso con más cristales—. El envenenamiento por mana no es ninguna broma. La medicina es cara, y si Taro tiene que ir a la enfermería tres días seguidos, los profesores comenzarán a hacer preguntas.
—Quizás incluso dos días consecutivos serían sospechosos —insistió—. ¿Tienes idea de cuánto mana están absorbiendo?
—Están exactamente en el límite correcto —Ren no detuvo su trabajo, manteniendo un recuento mental del tiempo de exposición—. Y necesito concentrarme. Esta configuración lunar específica solo durará treinta minutos antes de que la próxima luna se oculte.
—¿Por eso compraste la lente? —Taro observaba el proceso, fascinado.
—Si no concentramos la luz, tendríamos que esperar dos meses más para obtener el equivalente a treinta y seis minutos de exposición por cristal... no tendríamos tiempo para comenzar tu cultivo y terminar antes de que termine el semestre, así que...
Liu abrió la boca para protestar de nuevo, pero Taro lo calmó con un gesto.
—Tengo más de 600 cristales ahorrados gracias a este mes en las minas —razonó—. La mayoría los encontré siguiendo las indicaciones de Ren. Si algo sale mal, simplemente descartamos el método el segundo día y solo pierdo 100 cristales.
Ren continuó trabajando metódicamente.
Los primeros cristales recibieron exactamente treinta y seis segundos de exposición, pero gradualmente redujo el tiempo.
—La resonancia ya está establecida en el grupo de lunas —explicó sin detener el trabajo—. Los siguientes necesitan menos tiempo porque han estado expuestos a la luz de estas mismas lunas mientras esperaban, aunque no concentrada.
Sus movimientos eran precisos, cada cristal colocado exactamente en el punto focal de la lente. Los últimos apenas necesitaban seis o siete segundos de exposición.
—¿Cómo sabes que es suficiente? —preguntó Liu, observando los cristales brillar con una intensidad que aún le parecía peligrosa.
—Porque... —Ren hizo una pausa por un momento, considerando cuánto y cómo explicar—. Los patrones de absorción son claros cuando sabes qué buscar.
Finalmente, el último cristal entró en la bolsa.
Ren comenzó a recoger el equipo rápidamente, consciente de que ya habían pasado demasiado tiempo fuera del dormitorio.
—Eso es todo —anunció, asegurando la bolsa—. Volvamos antes de que alguien note nuestra ausencia.
Mientras regresaban por los oscuros terrenos de la academia, Liu no podía dejar de mirar la bolsa con evidente preocupación. Para él, cada cristal allí era una bomba de tiempo, sobrecargada de mana y lista para causar estragos en el sistema de Taro.
Taro, por su parte, mostraba más curiosidad que preocupación.
Después de ver a Ren derrotar a Kai y encontrar las mejores vetas en las minas durante un mes, estaba dispuesto a confiar una vez más en su extraño conocimiento.
El primer día de los cien que determinarían el éxito o fracaso del método de Ren había comenzado. Y con él, la primera prueba real de que su conocimiento sobre bestias era algo más que solo teorías locas.