—La academia espera que seamos independientes —continuó Liu mientras buscaba un libro para su murciélago—. Las clases son importantes, pero lo que haces con tu tiempo libre... —sonrió— eso es lo que realmente determina tu éxito aquí.
Ren asintió, entendiendo. Era un sistema diseñado para recompensar la iniciativa y el esfuerzo personal.
Aunque el verdadero conocimiento ya estaba en su cabeza y seguramente no estaría en ningún libro, al menos podía acompañar a sus compañeros de cuarto y aprender cómo otros habían intentado cultivar criaturas como la suya.
♢♢♢♢
Después de estudiar un rato, los chicos fueron a comer.
El comedor de hierro ocupaba gran parte de la primera planta.
No era un lugar desagradable, suelos limpios, mesas de madera bien mantenidas, ventanas amplias, pero en comparación con los otros comedores visibles desde allí...
—Es parte del sistema de incentivos —explicó Liu cuando se unió a ellos en la mesa—. Desde aquí puedes ver el comedor de bronce, y desde allí puedes ver el de plata.
Ren observó su plato: arroz blanco, verduras hervidas y una pequeña porción de carne. La comida era... adecuada. Los ingredientes parecían de buena calidad, pero la preparación era deliberadamente simple.
—Podrían hacerlo saber mejor —señaló Liu con sus palillos hacia las otras secciones del comedor—. Pero entonces, ¿qué motivación tendrías para subir de rango?
—Al menos es nutritivo —suspiró Ren mientras comía. Como hijo de un cocinero, podía notar la falta de especias y el punto ligeramente pasado de cocción.
—Hey, es mejor que tener que hacerlo y pagar por ello nosotros mismos... Aunque extraño el sabor de la sal.
—¡Pequeño alumno!
La voz alegre hizo que varias cabezas se giraran. La profesora Lin avanzaba entre las mesas, atrayendo miradas dondequiera que pasaba. No era común ver a profesores en el comedor de hierro, especialmente a uno tan atractivo.
—Oh... —Liu dejó caer sus palillos—. Esto es interesante.
—¿Qué es? —preguntó Ren mientras Lin se acercaba.
—La Maestra Lin nunca viene aquí —Liu bajó la voz—. Ella es... bueno, es algo así como una leyenda en la academia.
—¿Una leyenda? —Min se inclinó, interesado.
—Su bestia se quedó atascada en Bronce 1, una pena, pero su técnica de combate es increíble. Dicen que puede derrotar incluso a maestros con bestias de Plata en duelos controlados. Por eso mantiene su posición aquí a pesar de...
—¿A pesar de qué? —preguntó Taro.
—La política en la academia es complicada —observó Liu mientras Lin se acercaba—. Normalmente, un maestro con una bestia de rango tan bajo sería...
Lin se detuvo en su mesa, Liu dejó de hablar.
—Oh no —murmuró ella al ver el plato medio vacío de Ren.
—No, no, no. Necesitas comer más que eso —Se sentó junto a ellos, ignorando los susurros sorprendidos—. ¿Cómo esperas desarrollar músculos con esa miserable porción de carne? No, no, no. Necesitas al menos el triple.
—Profesora... —Ren se sonrojó cuando ella comenzó a llenar su plato con más comida.
Los estudiantes en las mesas cercanas observaban la escena asombrados. Algunos incluso se habían detenido a mitad de bocado.
—La comida aquí es... —Ren comenzó.
—¿Simple? ¿Sosa? ¿Sin gracia? —Lin sonrió—. Por supuesto que lo es. Pero —pellizcó su mejilla mientras le servía más— necesitas la energía para mi entrenamiento.
Los estudiantes cercanos miraban con la boca abierta. ¿La profesora Lin, sentada con los estudiantes de Ala Gris? ¿Sirviendo personalmente comida al chico de los hongos?
—Um... —Taro miró nervioso alrededor—. ¿No deberíamos ir a la mina después de esto? Para conseguir cristales para la cultivación...
—Oh, tendrá tiempo para eso —Lin sonrió mientras observaba a Ren comer cada bocado—. Después de que haya terminado con él.
—Profesora —Liu hizo una reverencia respetuosamente—, es un honor... —se sonrojó.
—La Maestra Lin da el mejor consejo de combate en la academia —explicó Liu, mirando a los demás—. Aunque normalmente solo ayuda a estudiantes mayores que han demostrado su valía.
—Oh, pero este pequeñín demostró algo hoy —Lin revolvió el cabello de Ren, haciendo que los hongos brillaran—. No se ve todos los días a alguien usar puro conocimiento para derrotar a un oponente técnicamente superior.
Los susurros se intensificaron.
—Pero primero —empujó otro plato hacia Ren— necesitamos trabajar en tu resistencia física. No puedo tener un estudiante que se desmaye después de una pelea.
Los hongos en el cabello de Ren pulsaron nerviosos mientras ella seguía llenando su plato. Por alguna razón, su sonrisa juguetona le asustaba más que todos los golpes de Kai.
—Profesora —preguntó Min, fascinado por toda la situación—, ¿es cierto que una vez derrotaste a un maestro de bestia de Plata?
—Oh, esa vieja historia... —Lin suspiró teatralmente—. Solo suerte. Y el pobre hombre estaba distraído por... bueno, eso no importa. Lo que importa —su sonrisa se volvió depredadora mientras miraba a Ren— es que nuestro pequeño experto necesita aprender que el conocimiento sin técnica es como un cuchillo sin filo.
—Pero primero —empujó un tercer plato hacia Ren—, come. Todo. Vas a necesitar la energía para lo que viene.
La sonrisa de Lin prometía un entrenamiento infernal, pero por alguna razón, Ren no pudo evitar sonreír también. Por primera vez desde que llegó a la academia, sintió que había encontrado a alguien que verdaderamente veía su potencial.
—¿Es este el campo de entrenamiento? —Ren observó el área apartada detrás de Ala Gris mientras sostenía su enorme barriga. Era un espacio simple pero funcional, con suelo de tierra compactada y algo de equipo básico.
—Los campos principales son más impresionantes —Lin sonrió mientras se estiraba—. Pero aquí tendremos privacidad. Lo primero es lo primero, necesitamos construir una base sólida.
—¿No vamos a practicar técnicas de combate?
—¿Con esos brazos de fideo? —Lin sacudió la cabeza—. Tu espora te da un 10% más de fuerza, ¿verdad? Pero el 10% de casi nada sigue siendo casi nada.
Se acercó a un montón de troncos. —La mayoría de los estudiantes dependen demasiado de sus bestias. Un tigre espiritual puede dar un 30% más de fuerza, pero si el cuerpo base es débil...
—Como yo —Ren bajó la mirada.
—Como tú ahora —Lin corrigió—. Pero eso va a cambiar. Vas a entrenar hasta que ese 10% realmente signifique algo mejor que otro 30%... Vomitar está prohibido.
Los siguientes minutos fueron una sucesión de ejercicios básicos: flexiones, sentadillas, correr. Nada espectacular, nada mágico. Solo el trabajo fundamental necesario para construir un cuerpo más fuerte y evitar que la comida escape de su estómago.
—La técnica vendrá después —Lin explicó mientras corregía su postura—. Primero necesitas la fuerza para ejecutarla correctamente.
Para cuando terminaron, Ren apenas podía sostenerse de pie. Los hongos en su cabello brillaban débilmente, como si ellos también estuvieran exhaustos.
—Mismo lugar, mañana después de clases —Lin le lanzó una toalla—. Y Ren...
—¿Sí?
—Esto es solo el comienzo.