Capítulo 236 - Domesticando el Desencanto - (Final 1 / 2)

La cara de su hermana se desvaneció entre la multitud. Sus ojos aterrorizados lo buscaban desesperadamente mientras los guardias la arrastraban en la dirección opuesta. Han extendió sus pequeñas manos, tratando de alcanzarla, pero otros brazos lo mantenían firmemente en su lugar.

—¡Hedda! ¡HEDDA! —gritó, su voz infantil quebrándose con el esfuerzo. Las lágrimas corrían por su rostro, calientes contra su fría piel.

—¡Han! —La voz de su hermana resonó una última vez antes de desaparecer detrás de la puerta de un carruaje—. ¡Te encontraré! ¡Lo prometo!

La promesa nunca se cumplió. Los años siguientes se fusionaron en una secuencia interminable de entrenamiento exhaustivo para transformarlo en una herramienta perfecta. El dolor físico se volvió tan constante que Han aprendió a separarse mentalmente de ello, observándolo como si le estuviera sucediendo a otra persona.