Capítulo 22: La reacción de Lorenzo:

Elena no tuvo que esperar mucho. Apenas un día después de su conversación con Lorenzo, los primeros efectos de su plan comenzaron a hacerse visibles. Su tío era un hombre meticuloso y desconfiado, y si algo lo hacía perder la calma, era la posibilidad de una traición. Mientras desayunaba en la mansión de Sebastian, recibió un mensaje cifrado en su teléfono. Era un número desconocido, pero el contenido no dejaba dudas: 

"Se ha convocado una reunión de emergencia. Nadie sabe de qué se trata. Mantente alerta." 

Elena sintió un escalofrío. No había dudas de que Lorenzo ya había mordido el anzuelo. 

—¿Qué sucede? —preguntó Sebastian desde el otro lado de la mesa, notando su expresión tensa. 

Elena le mostró el mensaje sin decir palabra. Sebastian lo leyó con una sonrisa satisfecha. 

—Perfecto. Significa que ya ha empezado a dudar de todos. Ahora vendrá la parte más 

interesante. 

Elena sintió un susto en el estómago. Sabía que jugar con la paranoia de su tío era peligroso, pero si lograban empujarlo lo suficiente, cometería un error. Y ella estaría ahí para aprovecharlo. —Voy a esa reunión —declaró con firmeza. 

Sebastian dejó su taza de café en la mesa y la miró con curiosidad. —¿Estás segura? Puede ser arriesgado. 

—Lo sé. Pero si quiero llegar al fondo de esto, necesito estar dentro. 

Sebastian la observó por un instante y luego asintió. —Bien. Pero ten cuidado. Lorenzo no es un hombre que deja cabos sueltos. Esa misma noche, Elena llegó a la residencia de su tío. El ambiente dentro de la sala de reuniones era tenso, casi irrespirable. Varios de los hombres de confianza de Lorenzo estaban presentes, todos con miradas recelosas y posturas rígidas. Lorenzo estaba de pie, 

en el centro de la habitación, con una expresión impenetrable. Cuando Elena entró, su mirada se posó en ella por unos segundos antes de hablar. —Alguien aquí me ha traicionado —dijo con voz grave—. Y voy a descubrir quién es. 

Elena sintió que el aire se volvía pesado a su alrededor. No podía retroceder. Tenía que jugar su papel hasta el final. Y asegurarse de que, cuando todo estallara, fuera Lorenzo quien terminara perdiendo.