IV

—Hasta ahora parece cosas y desastres de pandillas. Entonces, creo que fueron alucinaciones mías después de todo —decía el emperador, que estaba sentado en una mesa en lo más alto de su palacio (no muy lejos está el nido). El emperador tomaba té mientras veía el cielo anaranjado sobre Dinas Gaerog. Él y la mesa estaban protegidos por un techo elaborado de mármol—. A disculpa, ¿quieres algo de té?

Negué educadamente. Lord Tighern también estaba mirando el cielo anaranjado, y al cabo de unos segundos se dirigió al emperador y murmuró:

—Disculpe, mi emperador, pero creo que no estaba mal en un inicio.

—¿A qué se refiere, Lord Tighern?

—Creo que esto es algo más que solo vagabundos alcohólicos y drogadictos. No, debe ser más de lo que pensamos.

El emperador se quedó viendo el interior de su taza de té, mientras pensaba silenciosamente.

—Si lo cree, Lord Tighern, entonces debe ser serio —el emperador me miró, y con tranquilidad me dijo—: Giovanni, sé que soy muy pesado, pero ¿podría investigar un poco más este asunto?

Acepté de manera educada.

—Bien —respondió el emperador—. Ya te puedes retirar.

Mientras me retiraba, pude escuchar que el emperador le decía a Lord Tighern:

—Lord Tighern —este volteó—. ¿Podrías llamar a Arnoldo? Si esto que está investigando Giovanni resulta ser un mero chiste, vendría bien mandar a alguien a que siga investigando en la zona baja.

Entré al nido y empecé a buscar a Hércules.

—¡Hércules, Hércules, ¿estás aquí?! —grité.

—Sí, sí, aquí estoy, pero ¿podrías callarte, por favor? —respondió Hércules, que se estaba despertando.

Hércules se acercó a mí, mientras preguntaba— ¿qué quieres Giovanni? —cuando se acercó lo suficiente le llego el olor del alcohol y suciedad, mientras que observaba mi ropa desgarrada—pero primero lávate y cámbiate ¿no?

Rápidamente le respondí: —sí, a eso iba, me podrías ayudar con…

—un momento, no vas a querer que te bañe, porque no lo tomes a mal Giovanni, pero solo somos amigos y…

—ja, imbécil. Claro que no te voy a pedir eso, y, además, si quisiera que alguien me bañara, yo quisiera que fuera una linda mujer de las tierras del sureste. Regresando al tema, lo que te quiero pedir es que si me puedes ayudar buscando a alguien.

—bueno, solo espero que sea linda.

—no es una mujer, es un doctor llamado Carlos.

Le empecé a describir la apariencia de cómo estaba antes y después de la golpiza que le puso Angus, y además también donde lo encontré. Hércules acepto, y se burló diciendo que buscar en una zona era pan comido. Hércules se alejó, y me dijo que en una o dos horas ya lo habría encontrado, y habría cenado. Hércules no salió del nido sin decirme <>.

Me fui a bañar y a cambiarme la ropa, y me quedé un rato esperando la confirmación de Hércules. Eran las 21:03 cuando llego un cuervo con una nota amarrada a su pata. Quite la nota de la pata del cuervo, y este se fue volando. En la nota venia la dirección a la cual tenía que ir, así que rápidamente tomé mis cosas y salí del nido.

Mientras salía del nido me tope con Lord Tighern, el cual me detuvo, y me dijo:

—ven muchacho, Brandan hizo un trabajo que les va a ayudar a ustedes— Lord Tighern saco de su bolsa un silbato, el cual tenía forma de un cuervo—lo que dijo Brandan es que, si lo soplas, va a llegar un cuervo entrenado por Brandan, y ese cuervo va a regresar a la base más cercana de una de las sombras, ¿no es sorprendente?

— ¿y donde esta Brandan ahora? —le pregunte a Lord Tighern.

—según me dijo, entrenando más cuervos y aves…No te preocupes por el ahora, vas a un lado ¿no?, pues suerte cuervo— Lord Tighern me dio unas palmadas en el hombro, y me dirigí al lugar que me mando Hércules.

Hércules estaba arriba de unos apartamentos junto a una gárgola, viendo directamente una casa que esta después de unas rejas. Hércules estaba vestido casi igual que yo (una gabardina, un chaleco, una camisa, pantalones de vestir, y unos zapatos) solamente que Hércules no tenía los guantes ni el reloj, y el color que ocupaba, era un azul muy oscuro, que le permitía ocultarse en la oscuridad con facilidad, mientras que el color de su camisa era la de un color naranja oscuro. La máscara de Hércules daba la impresión de ser la forma de un perro con una nariz un poco grande.

—llegas a tiempo cuervo—exclamaba Hércules, que miraba como la gente y caballos pasaban por la calle.

—hubiera llegado más temprano si Lord Tighern no me hubiera dado un silbato que hizo Brandan. por cierto, ¿sabes dónde está?

Hércules se empezó a reír y dijo entre risas: —sí, ja, ja. El muy cabrón está en el burdel, hizo los silbatos para que no lo fuéramos a buscar y le pidiéramos ayuda con los mensajes. Ya sabes que él siempre se queja de que no le dejamos disfrutar de su vida.

—ja, ya se me hacía raro que Brandan hiciera algo cuando no se lo ordenaran.

Me quede analizando el lugar que tenía enfrente. Era un gran lugar de color blanco, además de tener tres pisos de altura, y de ancho…me cuesta decir cuánto de ancho estaba, pero si era un gran tamaño. Había seguridad caminando por el gran patio lleno de arbustos y árboles, y también había seguridad en la entrada. Las luces de todo el lugar estaban encendidas. Rápidamente llegue a la conclusión de que esa no era una casa, y se lo comente a Hércules.

—¡tienes razón!—me contesto Hércules— en realidad este lugar es un centro de investigación, que según me dijeron, se dedica a la botánica.

Empecé a ver la calle por donde pasaban varias personas, y le pregunté a Hércules: — ¿ha pasado algo interesante?

— ¿Algo? Eh visto a la misma persona pasar tres veces por enfrente de los guardias de la reja, y además mira por allá —Hércules me señalo un lugar— esos sujetos que están enfrente de esa tienda han estado en ese lugar desde que llegue.

Miré a esas personas, y vi que en medio de toda esa gente estaba Ángelo fumando. Le dije a Hércules que conocía alguien de allí, y que ellos venían por el doctor. Vimos que Ángelo y compañía se estaban empezando a entrar a la tienda, mientras que uno de ellos se quedó en la puerta protegiendo que nadie pasase. Ese guardia se veía joven, y sin mucha experiencia, ya que su cara de preocupación y su constante acción de voltear a los lados lo delataba.

Hércules y yo entramos por una ventana que estaba abierta, y pasamos por el cuarto encendido. Al pasar por ese departamento vimos a una mujer leyendo mientras estaba sentada en su sillón. La mujer nos vio cuando pasábamos y soltó un pequeño grito de terror.

—disculpe por las molestias—dije, mientras sin dejar de caminar deje una moneda de 5 Stens en un mueble que estaba cerca.

—¡disculpe señorita, pero era el único camino que podíamos tomar! —exclamo Hércules, mientras el también dejaba una moneda de 5 Stens arriba de la moneda que yo puse.

Abrimos la puerta, y caminamos hacia las escaleras, por las cuales bajaríamos de inmediato. Bajamos las escaleras a toda velocidad y a los pocos segundos ya estábamos enfrente de la tienda donde entro Ángelo. Me acerque sigilosamente y con una llave desmalle a aquel guardia. Su cuerpo inconsciente lo oculte en un oscuro callejón. Vimos que en la tienda no había nadie, así que entramos, por un momento creímos que los habíamos perdido, pero Hércules me dijo:

—oye cuervo—se quedó callado, y como buen perro con buen oído escucho un ruido de un metal chocando con otro metal—tengo a los malditos.

 Los ruidos nos llevaron a la parte trasera de la tienda, donde había herramientas tiradas, y un pedazo de la reja estaba abierta.

Cruzamos por aquella abertura en la reja, y al pisar el pasto pude observar varias pisadas en el pasto que se dirigían a la puerta del centro de investigación. Me quedé viendo el lugar, y pude ver una silueta de una persona en el tercer piso. Estaba listo para correr y a usar la ballesta para subir rápido, pero Hércules me dijo algo que no había notado.

—oye, que les paso a los guardias.

Voltee a ver a mis alrededores y no había ningún guardia cuidando el patio. Nos ocultamos más en la oscuridad, y seguimos caminando en silencio, hasta que mis pies chocaron con algo: los cuerpos de los guardias. Estos guardias tenían los ojos idos, mientras que algunos tenían el cuello abierto, creo que esos fueron los que tuvieron más suerte, ya que también había guardias que tenían varias puñaladas en todo el cuerpo.

Hércules y yo empezamos a correr, para después usar las ballestas, y entrar por una ventana abierta al tercer piso. El lugar era muy fino: el piso, las paredes y todos los muebles estaban hechos de madera, tenían sillones de colores llamativos, algunas pinturas de algunos paisajes y figuras científicas. Además de eso había una biblioteca al fondo, donde había varios libros abiertos en el suelo. El doctor estaba amarrado en una silla. Tenía a alguien tapándole la boca con la mano.

—se te pidió algo con tiempo, y ¿qué hiciste?, ¿Qué hiciste? —el silencio reino el lugar, mientras que los ojos del doctor trasmitían miedo—¡nos fallaste!, ¡le fallaste a Angus y ahora Angus te quiere dar el perdón!, siempre y cuando cumplas lo de mañana—Ángelo se acercó al oído del doctor y prosiguió en voz baja—pero no todo es felicidad en este mundo, y los errores se pagan.

En el lugar había cinco personas en total, todas tenían una edad mayor a los 35 años, y además tenían algo de sangre en la ropa.

Ángelo se acercó al interruptor, apago las luces, y después, se acercó lentamente con un cuchillo afilado y oxidado en la mano derecha. El doctor intentaba decir <<¡teníamos un trato! Era para mañana, ¡para mañana!>>, pero solo se escucharon palabras ahogadas y silenciadas por la mano del matón que le tenía tapando la boca.

Saque mi daga y le dije a Hércules que se encargara de algunos, y que íbamos a dejar a Ángelo y a su compañero (el que le estaba tapando la boca al doctor) al final.

Me acerque silenciosamente al primero que estaba cerca de las escaleras, le tape su asquerosa boca que apestaba a alcohol, y con una apuñalada profunda en el cuello, termino su vida. Hércules ya había acabado con el suyo. El otro que me tocaba estaba cerca de la biblioteca, saque mi ballesta, y dispare a su absurda cabeza. El virote salió disparado, y con una gran velocidad atravesó la cabeza de ese matón y se clavó en uno de los libros, mientras que Hércules corto el cuello de su víctima con un movimiento rápido.

Ángelo y el que le estaba tapando la boca al doctor no se habían dado cuenta de que sus "protectores" ya no estaban con vida en este mundo. Mientras nosotros estábamos haciendo esto Ángelo agarro su cuchillo, y le corto el primer dedo al doctor. El doctor intentaba gritar, pero le era inútil, sus gritos eran callados por la mano que tenía en la boca. El dedo termino desprendiéndose de la mano del doctor, y mientras esto pasaba, los gritos y las lágrimas salían del doctor.

—¡bien! —decía Ángelo entre risas—ahora solo falta otro dedo más, y te dejare en paz.

Hércules me miro, y me dijo entre señas: <>. Yo le respondí (igual entre señas) :<>.

Empecé a correr, y como si fuéramos una sola persona, Hércules disparo. El pobre idiota no sabe ni que fue lo que lo mato, pero ya estaba en el piso, cuando yo le clave la daga en la mano a Ángelo, y con esa misma velocidad me puse atrás de él, con la daga atravesando su mano amenazando su cuello. Ángelo apenas y supo que fue lo que paso. Hace un momento se estaba preparando para quietarle otro dedo al doctor, si vio a su compañero morir por un virote, pero en ese momento y en el que estaba ahora, solo había transcurrido tres segundos. La confusión y el miedo estaban saliendo tal y como la sangre que brotaba de su mano.

—Doctor, ¿dónde está la alcantarilla más cercana? —le pregunte, mientras tenía amenazado a Ángelo.

El doctor me dijo con miedo donde, y me dirigí a ese lugar con Ángelo, mientras Hércules ayudaba al doctor con su dedo. La alcantarilla no estaba muy lejos, en realidad, estaba en la mitad del patio. Hércules me siguió, y me abrió la tapa de la alcantarilla, donde avente a Ángelo, y yo le seguí. Ángelo y yo "caminamos tranquilamente" unos cuantos minutos, y una vez que supe que nadie iba a escuchar sus gritos empecé nuestra amable platica.

Ángelo se negaba a hablar, pero a los pocos segundos lo hice hablar.

Para no hacer larga las cosas, no escribiré todo lo que sucedió, solo diré el resultado. Ángelo me dijo que cada cierto tiempo hay peleas clandestinas en un lugar bajo tierra cerca del pescado sin cabeza. Me dijo que a ese lugar siempre van, ya que las ventas de la parálisis llegan a hasta las nubes. Según Ángelo, la parálisis es una droga que fabrica Angus junto con unas otras pocas personas de confianza, la cual tiene el efecto de dejarte tirado en el suelo, mientras que tu mente sigue consciente, y esta simula un lugar (con todo y sensaciones) perfecto para el que la consume. También le iba a preguntar de que era lo que quería Angus del doctor, pero Ángelo se durmió, y ya no quiso responder. Deje a Ángelo en la alcantarilla y me regrese donde estaba Hércules y el doctor.