El emperador, Lord Tighern, y otros miembros de la corte imperial empezaron a hacer movimientos para darnos títulos y nombres falsos a Arnoldo y a mí. Lord Tighern fiel al emperador se quedó con él, mientras que los otros fueron a hacer la mentira creíble, y si no estaban en Dinas Gaerog, les llegaba una carta en un halcón peregrino. Esa carta tenía el sello real en lacre.
En todo Stenlaut se empezaron a conocer los nombres de Sir Vittorio y Sir James. uno era un magnate en el comercio de pieles, y el otro era un magnate en la joyería. Según varios miembros de la corte decían a varios empresarios y demás personas con dinero, que la confianza y la calidad eran superiores. Varias de esas personas empezaron a comerciar mediante cartas con esos magnates, pero lo que no sabían, es que lo que se comerciaba eran los mismos productos de algunos miembros de la corte.
Los productos que producía el Conde Tímár fueron los que elevaron el nombre a Sir Vittorio: el vendedor de pieles. Mientras que lo que producía el Barón Bijoutier se encargó de hacer que Sir James fuera creíble.
Los productos que ambos miembros de la corte fueron minúsculamente modificados, para que parecieran diferentes. Se me olvidó mencionar, que tanto el Conde, como el Barón conocen a las sombras, y al igual que Lord Tighern y Bellator, ellos nos enseñaron cosas. Eso que nos enseñaron se basan más en el comercio y el coqueteo.
En ese tiempo yo también estaba haciendo algunas cosas, cosas como: bombas de humo y una mejora para mi mascara, con la cual me dejaría ver algo más lejos, con solo girar una pequeña ubicada en la sien izquierda de la máscara. Algo de lo que puedo presumir es que empecé a hacer unas minas que cuando alguien la pisara saliera una aguja, que le perforaría el pie, y después soltara una descarga eléctrica fuerte que dejaría al idiota que lo pisara paralizado temporalmente. En ese entonces solo tenía los planos. En un momento me atoré, pero gracias a Lord Tighern pude hacer un prototipo.
Faltaba menos de quince días para que entráramos en la fiesta a buscar información, y fue entonces que llego un cuervo al nido. El cuervo empezó a graznar y lo voltee a ver. En su pata tenía una nota, le deje unas semillas al cuervo, y este empezó a comérselas tranquilamente. Abrí la nota y en ella venia un mensaje encriptado por medio del cifrado cesar, además de dos huellas de sangre y dos firmas, eran de Hércules y de Adil.
Desencripte rápidamente lo que decía, me levante de golpe, me puse un disfraz de sirviente, y fui rápidamente a buscar a Lord Tighern. El me recibió con una sonrisa, seguido de un << ¿Qué paso muchacho, porque la prisa?>>. Le enseñe el mensaje ya descifrado, la nota donde venia el mensaje encriptado, las firmas y las huellas de sangre de Hércules y de Adil.
Lord Tighern puso cara seria al ver las firmas y la sangre. Tomo la nota desencriptada, y la empezó a leer. La nota decía:
Dile a Lord Tighern y a Brandan que protejan al emperador. Los malditos ya empezaron sus movimientos.
El palacio se llenó de tensión, y esa nota era un secreto a voces. Muy pocos lo sabían, y si lo sabían eran por chismes que se pasaban. Lord Tighern le dijo lo que él creía al emperador, pero él no quería escuchar, y decía que si en su palacio no está seguro en ningún otro lugar lo estaría.
La seguridad subió demasiado en el palacio. Nadie entraba y nadie salía, si no era porque el emperador lo ordenaba, o si Lord Tighern le daba la vista buena. Mientras que para Brandan y Arnoldo tenían que patrullar el palacio. En cambio, a mí me mandaron a hacer patrullaje en Dinas Gaerog.
No note nada raro, en ninguna de mis salidas. Recuerdo que los tres patrullamos afuera en distintas ocasiones. El tiempo se agotaba, y ya casi era el día para partir a Solena Voda. No encontramos nada. No pudimos ni con los mil ojos de Brandan en el cielo, ni con los mil ojos de Arnoldo en las alcantarillas y calles, encontrar algo. Todo lucia…normal.
El tiempo se acabó, y el emperador dudo por un momento, pero esa duda se desintegro gracias a que Lord Tighern seguía manteniendo la fe, y confiaba ciegamente en lo que Hércules decía.
La fecha llego, y nos preparamos para irnos. Los barcos estaban listos, y partiría primero el emperador, acompañado del Conde Tímár, y del Barón Bijoutier. Arnoldo y yo nos fuimos en otro barco, en el barco de Tímár y un poco más tarde. Lord Tighern se quedó, porque según sus propias palabras: <