La noche empezó a aparecer, para que unas luces en el cielo lo alumbraran. Se prendió un cerillo, y la flama encendió un cigarro, el cual Arnoldo llevo a sus labios.
—el carbón y el fuego, eso siempre se va a utilizar—decía Arnoldo, mientras miraba las tablas del barco de vapor.
—la tecnología avanza muy rápido, y creo que el carbón va a quedar en un lugar secundario, mientras que el fuego…no, creo que ese elemento va a seguir—le respondí a Arnoldo. Saqué de mi saco una pitillera, encendí un fosforo, y con ese fuego encendí mi cigarro.
Arnoldo y yo estábamos vestidos muy elegantes, con un traje muy formal, echo a la medida. Como siempre elegí el color negro, pero esta vez tenía algunos detalles de color oro, mientras que Arnoldo tenía el color azul en su traje. Además del traje, también teníamos sombreros de copa, guantes y corbatas. Mi corbata era roja, con unos puntos negros, mientras que la corbata de Arnoldo…era…era…mmmm…no me acuerdo de color era, a decir verdad, no me acuerdo si llevaba corbata…creo que…llevaba un moño negro…sí, creo que sí. Lo que, si recuerdo, es que Arnoldo llevaba anillos que son de su empresa, según.
Bueno, como sea, pero lo que, si me acuerdo, es que lo fuegos artificiales estallaban en el cielo, mostrando sus hermosos colores, y arriba en la montaña, estaba un palacio muy inferior al del emperador en todo aspecto. Tengo entendido que esos palacios los hizo el tatarabuelo del emperador para su corte, pues bueno, el abuelo de Bellator perteneció a esa corte.
Nos bajamos del barco, y a unos pocos pasos estaban Tímár y Bijoutier platicando con tres personas más.
—se los aseguro—decía Tímár inclinándose con una sonrisa a una joven dama que estaba en ese grupo de personas—lo que yo ofrezco no se iguala, y si quiere, se lo puedo enseñar.
Ay el viejo Tímár, siempre seduciendo a toda mujer que se le ponía a su paso. Sus movimientos lentos y gráciles, acompañados de una barba blanca, corta y bien alineada le ayudaba bastante.
Esa mujer acepta con una mirada picara a Tímár, mientras que Bijoutier solamente se reía a todo pulmón. Bijoutier nos vio acercarnos, y con unas palabras hizo que Tímár dejara de ver a esa dama (con ojos absurdos), y nos volteara a ver a nosotros con una sonrisa orgullosa.
—pero miren quien si vino—murmuraba Bijoutier—Vittorio, y Sir James. ¿Qué tal el viaje?
—siempre preguntando cosas estúpidas Bijoutier— decía Tímár, mientras le daba una palmada en la espalda en la espalda a Bijoutier— no ves que ellos vienen a disfrutar de la fiesta. Ah, y hablando de disfrutes, les presento de lady Diana. Es una hermosura, ¿no lo creen?
Yo afirme, mientras que Arnoldo respondió con un <
Nos subimos a las carrozas, y estas nos llevaron por las calles de piedra de Solena Voda. Las casas de Solena Voda son pequeñas (dos pisos es lo normal, pero, aun así, te puedes encontrar con casas de tres pisos), con techos de teja. Las viviendas en Solena Voda son de piedra caliza que les daba un tono hermoso a las casas. Las lámparas de gas alumbraban las calles. A decir verdad, después de estar tanto tiempo en un lugar grande y gris como Dinas Gaerog, me hacía sentir vida y amor por un lugar “antiguo” como Solena Voda, e incluso, quería quedarme una temporada en ese lugar.
En el viaje nos dividimos de dos en dos (idea de lady diana), y adivinen con quien se fue Arnoldo, eso se los dejo a ustedes. Por otra parte, yo me fui junto con Tímár, con una excusa que él puso de que íbamos a hablar de negocios, ya que los dos éramos nos dedicábamos a las pieles.
—bonito lugar, ¿no lo crees Geovanni? —decía el conde, mientras también veía por la ventana las casa y las lámparas de gas.
—si lo creo.
El conde soltó una sonrisa, y me dijo: —sabes, yo te recordaba más pequeño, más joven, y mírate ahora, ya eres todo un adulto. Siempre que llega una sombra nueva nos dicen que no nos encariñemos con esa persona, ya que en cualquier momento puede morir, pero sabes, eso es imposible. Mas pronto que tarde los consideras unos hijos—la sonrisa del conde se hizo más grande—y más para alguien tan desgraciado como yo—su sonrisa desapareció, y su cuerpo se sumió más en su asiento—sí, para alguien tan desgraciado como yo.
El problema del conde Tímár es que es estéril. Siempre lo consideraron una desgracia en su familia por no tener hijos, mientras que sus hermanos y hermanas concebían hijos bravos y héroes, siempre él era la oveja negra. El conde se refugió en los placeres de todo tipo, y los conseguía muy fácil, ya sea por su carisma o dinero, pero a pesar de ser un hombre que tiene todos los placeres que se pueden conseguir en vida, hay algo que no tiene: un hijo. Siempre fue su más grande deseo, y por eso, estoy alegre de que él y Lord Tighern fueran mis educadores, aunque a decir verdad la palabra que siento y que está en mi corazón es: padres.
—no eres un desgraciado, y la prueba está enfrente de ti—le dije al conde mientras le tocaba el hombro—por eso te doy las gracias.
El conde pareció estar de mejor humor, y contesto con un: —pues parece que también te condene muchacho. Ja, ja, ja.
Las carrozas empezaron a llegar al portón del palacio de Bellator. Había un montón de gente esparcida por todos lados. Algunos iban vestidos de una manera muy elegante, mientras que otros iban meh, y no hay una mejor palabra que esa.
Cuando nos bajamos de la carroza, Tímár estaba hablando como si hubiéramos hablado de negocios.
—te contactare con esa persona, no te preocupes, si sale bien y te arriesgas, no solo vas a ganar tú, yo también ganare, así que, ¿qué dices Vittorio, aceptas?
Seguí el juego a el conde, y lady Diana se dirigió a Tímár, y le dijo con su linda voz:
—siempre es lo mismo contigo conde. Siempre negocios, siempre hablas de eso, y eso me aburre, mejor—se acercó hacia Tímár, y le agarro la corbata, para después empezar a jugar con ella—porque no me enseñas algo divertido.
Tímár soltó una sonrisa pícara, cubrió sus manos con las suyas, y le murmuro con una sonrisa
—perdóneme madame, pero ahora tengo algo pendiente. —paso sus manos por el frágil rostro de lady Diana, mientras le decía—pero le prometo que, si me espera hasta mañana, le daré algo que habrá valido la pena.
—hm, es una lástima—lady Diana se alejó de Tímár, y se colgó del brazo de Arnoldo—porque no puedo esperar. Ahora si me disculpas, entrare con Sir James a la fiesta, y me hablara de sus joyas—enseño su mano, que mostraba un gran anillo con una piedra roja adornándola.
Lady Diana entro con Arnoldo a la fiesta. A Tímár no le importo, ya que podía conseguir a otra mujer rápidamente, sabia sobre eso, y lo demostraba con su cara firme y serena. Los demás miembros también entraron a la fiesta, o se separaron para hablar con alguien que encontraron cerca.
Bijoutier se acercó a mí, y me dijo con su cara tranquila:
—oye Geovanni, ¿Cómo esta Brandan?, ¿se encuentra mejor? Bijoutier hablaba mucho con Brandan y Arnoldo. Sin problemas podría decir que ellos lo consideran su padre, ya que son muy cercanos. Hay veces que eh visto a Arnoldo enviarle cartas a Bijoutier para decirle como estaba. Brandan antes lo hacía, pero desde que ocurrió…desde que ocurrió esa noche todo cambio, ya que hizo a Brandan lo que es ahora: una persona que busca todo tipo de placer para olvidar. Nosotros no hablamos de lo que paso esa noche, y no estoy listo para contarla…no, no lo estoy.
Le respondí a Bijoutier que Brandan seguía igual, y puede que empeorando. Su cara se llenó de tristeza, y solo dijo: <
Tímár se quedó callado en toda esa platica que tuve con Bijoutier, y cuando se fue pregunto con tristeza:
—entonces… ¿aún sigue con las memorias?
Afirme, y Tímár me respondió con un: <
Las memorias me llegaron rápidamente. Pude escuchar las voces, los llantos, volvió la desesperación, y los pensamientos de culpa. El conde lo noto y dijo <
En la puerta había unas hojas, en las cuales estaban escritos los nombres de los invitados. Tímár tomo la pluma que estaba a un lado de las hojas, y con una rapidez esa pluma puso: Tímár conde de Magas Domb. Eso estaba escrito con una letra fea. Bueno, dicen que mientras más inteligente, más fea es la letra, ¿o me equivoco?
Escribí mi nombre falso, y con eso entramos al palacio.
—pero que hermoso lugar. Se nota que el abuelo de Bellator tenía un buen gusto—murmuro Tímár al ver el lugar por dentro.
El palacio estaba conformado por tres pisos. En la sala de espera podías voltear arriba, donde estaba un cristal que te dejaba ver los fuegos artificiales, además desde la sala de espera podías ver el algo del segundo piso y solamente un barandal de madera que pertenecía al tercer piso. En el segundo piso me pareció ver una biblioteca, mientras que en ese piso también pude ver a unos sirvientes pasando de un lado a otro, con mucha prisa. Había seguridad por todos lados, no eran policías, ni militares, era la guardia personal de Bellator. Sus casacas rojas, sus pantalones negros, y sus cabezas rapadas los delataban. Esa guardia personal estaba esparcida por todo el lugar, pero solo de uno a uno, era muy raro ver a dos juntos, a excepción de las escaleras que te permitían subir al segundo y tercer piso, ahí había tres guardias protegiendo la frondosa escalera. Era fácil saber porque solo había un guardia en un lugar específico, y era el evitar que se robaran algo, o que hicieran algo peor. Esos guardias están bien entrenados, y al igual que Bellator, tienen un alma sedienta de sangre.
Aunque pareciera que el primer piso era un escaso lugar para muchas personas, pues eso no era cierto, ya que ese primer piso era muy grande, si incluimos el patio, el cual esta iluminada con lámparas de electricidad, similares a las que se ocupan en Dinas Gaerog. Esa luz desvela un paso muy verde y arbustos con forma de animales. Camine por todo el lugar mientras seguía con la misma identidad del comerciante de pieles. En todo ese tour estaba con Tímár, el me presento gente, que me decía cosas interesantes, pero irrelevantes para la historia. En esta caminata también participo Bijoutier, que siempre tenía en su mano una botella de vino. También en una ocasión pude acercarme a Arnoldo (sin Tímár cerca, ya que él estaba ocupado con una mujer), y eso fue cuando lady Diana se fue al baño. Arnoldo me dijo que, aunque lady Diana era algo incordiarte y estresante, le dio información interesante. Él también estaba viendo el lugar y, sobre todo, estaba esperando el momento para alejase de lady Diana. Lo último que me dijo Arnoldo antes de que se llegara lady Diana, y se lo llevara lejos fue:
—según lo que me dijo esta castrosa fue que los aposentos están en el tercer piso, y la única manera de ir a esos lugares es por esas escaleras. —Arnoldo señalo las escaleras con discreción— Intentare sacarle más información, y si puedo te alcanzare, bueno, suerte cuervo.
Arnoldo se fue, y siguió platicando con lady Diana.
Me acerque con Tímár y le murmure en el oído:
—has visto a Bellator en la fiesta
Tímár negó, y después proseguí diciendo:
—bueno, pues necesito una ayuda, Arnoldo me dijo que la habitación de Bellator está en el tercer piso. Eso sería muy fácil, pero no pudo ocupar mi ballesta con un montón de gente.
— ¿entonces necesitas ayuda con los guardias de las escaleras?
—por favor.
—entiendo—Tímár empezó a ver el lugar, y prosiguió diciendo:
— acércate a ese lugar—señalo un lugar cerca de las escaleras donde había algo de gente—y déjame a mí lo demás.
Le agradecí a Tímár, y me fui cerca del lugar donde me dijo.
Tímár se acercó a Bijoutier, y le dijo en el oído:
— ¿estas disfrutando de la fiesta, amigo?
—claro, es muy buena, y el vino, o Timár debes probar este vino.
—claro, claro, lo probare más tarde. Oye, ¿la botella esta casi llena?
—aja, apenas agarre otra.
—bueno, eso nos va a servir. Tu sígueme la corriente de acuerdo, ah, y cuidado con la cabeza.
Bijoutier pareció confundido, y en menos de un segundo Tímár tacleo a Bijoutier, aventándose en una mesa donde había un montón de comida.
— ¡porque con mi hermana! —gritaba Tímár con furia—sabes que con cualquier mujer está bien, pero con mi familia no, maldito.
Tímár empezó a golpear a Bijoutier, y este respondía a los golpes con más golpes, mientras protegía su botella de vino.
Todo se volvió un caos, las personas se hicieron a un lado. Los hombres y mujeres apostaban por su vendedor favorito. Unos guardias llegaron a separarlos, pero ellos también terminaron golpeados, así que llegaron más, y más, y así siguieron, hasta que los guardias de las escaleras también fueron. Aproveché la oportunidad, y subí rápidamente por esas grandes escaleras. Al final sacaron a Tímár, y a Bijoutier a golpes de la fiesta.
Ellos bajo una lampara de gas, empezaron a reír, y a beber la botella de vino, mientras tanto yo empezaba mi misión.