El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el horizonte con tonos dorados y naranjas. Tights miraba atenta el radar en su mano mientras Yamcha y Launch se mantenían en alerta.
—Según el radar, la Dragon Ball está justo aquí. —dijo Tights, señalando una pequeña isla en el horizonte
Launch, siempre entusiasta, sonrió confiada.
Los tres se preparón rápidamente para desembarcar. Mientras se acercaban a la isla, Tights no podía ocultar su emoción por lo que estaba a punto de descubrir.
Al llegar, desembarcaron en una pequeña bahía. Tights consultó nuevamente el radar, y dijo.
—Parece que la Dragon Ball está en el mar. Vamos a necesitar el submarino por suerte tengo uno.
El submarino descendió lentamente en las aguas oscuras del mar. Tights observaba su radar con atención, guiando al grupo hacia la cueva submarina.
—Estamos cerca, —dijo Tights, mirando el radar. —La señal de la Dragon Ball está justo adelante.
Launch y Yamcha se prepararon, sabiendo que no sabían qué esperar en el interior de la cueva.
—Espero que haya algo de valor. No me molestaría encontrar algunos tesoros, ¿saben? —comentó Launch, sonriendo, mientras ajustaba su equipo.
Yamcha asintió con una sonrisa confiada. —Si hay algo, vamos a llevárnoslo. Pero no olvidemos lo que venimos a hacer.
Finalmente, el submarino llegó a la entrada de la cueva, y el grupo descendió al interior. La cueva estaba llena de ecos, y las paredes resplandecían con cristales que iluminaban suavemente el lugar.
A medida que avanzaban, el pasaje se expandía, revelando una amplia sala llena de más cristales. Tights se detuvo, observando los alrededores con fascinación.
—Esto es increíble... —murmuró Tights, mirando la cueva. —Nunca imaginé que encontraríamos algo tan impresionante.
De repente, un sonido metálico resonó en el aire, y el grupo se detuvo. Una figura apareció de las sombras: un enorme robot pirata, su cuerpo cubierto de óxido, pero aún funcional. El robot levantó su enorme espada, listo para atacar.
Launch estaba a punto de adelantarse, pero Yamcha levantó la mano, señalando que se encargaría de él.
—Déjame a mí. —dijo Yamcha con una sonrisa confiada, mirando al robot. —Será rápido.
El robot levantó su espada y la lanzó en un movimiento rápido hacia Yamcha, pero él ya había desaparecido de su vista. Usó su técnica de Zanzōken para moverse con rapidez y aparecer detrás del robot, dándole un fuerte golpe en la espalda que hizo que el robot tambaleara.
El robot, sorprendido por la velocidad de Yamcha, intentó girar, pero Yamcha no le dio tiempo. Con una serie de rápidos golpes, desmanteló al robot, apuntando a sus partes más débiles: las articulaciones,
Yamcha dio un último golpe certero al núcleo del robot, haciendo que este ya no se moviera.
—Eso fue fácil. —dijo con una sonrisa de satisfacción, limpiándose las manos.
Launch observó todo desde un costado, sorprendida por lo rápido que Yamcha había terminado con el robot.
—¡Vaya! —exclamó Launch. —Ni siquiera me dio tiempo de hacer nada. —rió ligeramente, impresionada.
Tights, al ver cómo Yamcha derrotaba al robot sin ningún problema, se acercó con una sonrisa.
—Luego mientras continuaron su camino hacia el centro de la cueva. —
El grupo siguió avanzando hasta llegar a una gran sala llena de cofres, lingotes de oro, joyas y otros tesoros brillantes. Launch no pudo evitar iluminarse al ver toda la riqueza.
—¡Tesoros! —exclamó, con los ojos brillando de emoción. —¡Esto es lo que esperaba!
Yamcha sonrió ante el entusiasmo de Launch, aunque sabía que la misión era encontrar la Dragon Ball primero. Sin embargo, no podían dejar escapar una oportunidad como esa.
Tights revisó el radar. —La Dragon Ball está cerca... pero primero, asegúrense de que no dejemos nada valioso.
Launch no tardó ni un segundo en comenzar a llenar sus cápsulas con joyas, lingotes de oro y todo tipo de tesoros brillantes.
—Esto es increíble. Creo que con todos estos tesoros no tendremos que trabajar toda uestra vida. —dijo Launch, mientras metía más y más tesoros en las cápsulas.
Yamcha, por su parte, también recogió muchos objetos valiosos, despues de todo no yenia mucho dinero hasta podria decirse que era pobre.
Finalmente, llegaron al centro de la sala, donde, sobre un pedestal de piedra, descansaba la Dragon Ball que buscaban. Brillaba con una luz cálida, perfecta, como una joya preciosa.
Tights sonrió al ver la esfera dorada.
—La encontramos. —dijo con satisfacción. —Ahora solo falta conseguir la ultima esfera.
El grupo comenzó a meter los tesoros en las cápsulas, asegurándose de no dejar nada y que todo quedara guardado. Después de un rato, decidieron regresar al submarino, con la Dragon Ball y su botín en mano.
Tights miró el horizonte mientras se adentraban nuevamente en las aguas. —Una gran victoria. Ahora solo queda la ultima Dragon Ball.
Después de su aventura en la cueva submarina y con la Dragon Ball en mano, Yamcha y Launch continuaron su viaje con el submarino. Mientras navegaban hacia su próximo destino, Tights comenzó a revisar el mapa y el radar para asegurarse de que estaban en la dirección correcta. La búsqueda de la última Dragon Ball estaba por llegar a su fin.
Al acercarse a un pueblo en el desierto, un letrero llamó la atención de Yamcha. Un torneo de boxeo estaba teniendo lugar en la ciudad cercana. Launch se asomó por encima del hombro de Yamcha para ver el cartel.
—¿Un torneo de boxeo? —dijo Launch, curiosa. —Parece interesante. ¿Deberíamos parar un rato a verlo?
Yamcha pensó por un momento. Sabía que su objetivo era encontrar la última Dragon Ball, pero no pudo resistirse a la idea de ver el torneo. Además, tenía una corazonada de quien podria estar participando .
—Vamos a ver qué tan buenos son. Tal vez incluso podamos encontrar a alguien con talento. —dijo Yamcha mientras se dirigían hacia el torneo.
Al llegar, el ambiente era animado. La multitud vitoreaba y se emocionaba con cada combate, pero a medida que observaban los enfrentamientos, Launch se cruzó de brazos y frunció el ceño.
—¿Es en serio? —dijo con desdén. —Todos parecen tan débiles... No hay nada impresionante aquí.
Yamcha observó más de cerca a los luchadores. La mayoría de ellos carecían de la fuerza o habilidad que él esperaba ver. La pelea avanzó y, por fin, el último luchador apareció. Pamput, un joven boxeador de 12 años de gran tamaño, con un estilo agresivo y potente, derrotó fácilmente a su oponente.
—¡Eso sí que es algo interesante! —exclamó Yamcha. —Este tipo tiene talento.
Launch lo miró con algo de desdén. —Sí, pero parece que es solo fuerza bruta. No me convence mucho.
Yamcha asintió. Sabía que Pamput tenía algo especial, pero también sabía que carecía de disciplina. Sin embargo, no lo mencionó. Launch lo notó.
—¿Qué piensas, Yamcha? —preguntó, con cierto interés. —¿Crees que tiene potencial?
—Sí... aunque le falta disciplina y más técnica. Si se entrena bien, podría llegar muy lejos. —dijo Yamcha, pensativo. —Es como un diamante en bruto.
Launch observó al boxeador con una mirada crítica. —Tal vez... Pero no estoy tan segura de que pueda cambiar su estilo sin una razón. Si no tiene la motivación adecuada, no llegará a mucho.
Tras el final del combate, Pamput bajó del cuadrilátero con una gran sonrisa, como si la victoria fuera algo normal para él. Yamcha, intrigado, se acercó a él.
—Buen combate. —dijo Yamcha. —Tienes un gran talento. Si te entrenas adecuadamente, podrías llegar a ser mucho más fuerte.
Pamput levantó una ceja, sorprendido, pero sonrió. —¿Entrenarme, eh? Suena interesante. ¿Y quién me entrenaría?
Yamcha lo miró con una sonrisa confiada. —El Maestro Roshi
Pamput, confiado en su habilidad, se acercó a Yamcha con una sonrisa desafiante. —Si me derrotas en combate, aceptaré convertirme en discípulo de ese tal Maestro Roshi que mencionas.
Yamcha sonrió y asintió. —Está bien, SI lo que necesitas es una demostracion de fuerza, te la voy a dar. Pero después de esto, cumplirás tu palabra y serás discípulo del Maestro Roshi.
Launch, desde un lado, observó la situación con una sonrisa sarcástica. —No sé por qué Yamcha se toma tantas molestias para que sea un compañero discipulo.
Pamput se preparó para la pelea, confiado en su fuerza. Pensaba que, a pesar de ser más pequeño, Yamcha no era rival para su entrenamiento. Sin embargo, cuando la campana sonó y la pelea comenzó, Yamcha se movió rápidamente.
En cuestión de segundos, Pamput intentó un golpe directo con su brazo, pero Yamcha lo esquivó con facilidad, moviéndose a una velocidad que el boxeador ni siquiera vio venir. Pamput trató de reaccionar, pero antes de que pudiera hacer algo, Yamcha lo golpeó dos veces con rapidez. Un puñetazo directo al estómago y una patada al costado fueron suficientes para noquearlo.
Pamput cayó de espaldas al suelo, completamente inconsciente. La multitud enmudeció, sorprendida por lo rápido que ocurrió todo.
Yamcha no dijo nada. Solo lo miró con una sonrisa tranquila. —Ahora vez la diferencia entre nosotros.
Cuando Pamput despertó, se levantó lentamente, su rostro ahora reflejaba una mezcla de asombro y respeto. —¿Qué...? ¡¿Cómo un niño de 9 años puede ser tan fuerte?!
Launch vio la escena y comentó sin mucha emoción: —Nosotros también tuvimos que pasar por entrenamientos extremos. Nadie llega a ser fuerte de la noche a la mañana, y mucho menos si no se esfuerza.
Yamcha asintió. —El Maestro Roshi nos entrenó a base de ejercicios agotadores. Fue un entrenamiento tan duro que casi nos rompió, pero fue la única forma de volverse verdaderamente fuertes. Y ahora que tambien eres su discipulo tendras que pasar por el mismo entrenamiento.
Pamput reflexionó por un momento, tocándose el rostro. —¿que clase de entrenamiento?
Launch se encogió de hombros. —Lo descubriras cuando el anciano te entrene.
Yamcha agregó, mirando a Pamput con seriedad. —Ahora tendrás que dejar atrás todo lo que crees saber sobre tus límites.
Pamput se quedó en silencio, pensativo. Finalmente, soltó una pequeña risa. —Supongo que tengo mucho que aprender. Después de todo, si un niño como tú me derrota, ese entrenamiento debe ser muy efectivo.
Yamcha lo miró fijamente. —Me alegra de darte la beinvenida como compañero discipulo
Pamput asintió con una sonrisa algo nerviosa. —Bueno, prometí que si me derrotabas me convertiría en discípulo del Maestro Roshi, y no soy de romper esa promesa. Pero podrían darme unos días para alistarme y despedirme de mis familiares?
Yamcha asintió con una sonrisa comprensiva. —Claro, tómate el tiempo que necesites. No hay prisa, Pamput. Estaremos esperando.
Launch cruzó los brazos, mirando a Pamput con una sonrisa de medio lado. —Solo asegúrate de no perder el tiempo. El entrenamiento de Roshi no es para cualquiera.
Pamput sonrió. —No se preocupen, lo tomaré en serio. Nos vemos en unos días.
Después de tres días de espera, Yamcha, Launch y Tights estaban listos para continuar su viaje. Durante ese tiempo, habían descansado y se habían preparado para lo que venía, pero Pamput finalmente llegó a reunirse con ellos.
Pamput apareció, ahora con una mochila más ligera y una muy decidida. —Listo. Ya me he despedido. Es hora de comenzar.
Yamcha sonrió, satisfecho de ver que Pamput había tomado su decisión. —Perfecto, ya estamos listos para seguir adelante. Ahora, vamos a por esa última Dragon Ball.
Launch no dijo mucho, pero le dio un vistazo a Pamput, reconociendo su determinación por ser mas fuerte.
Mientras el grupo continuaba su camino hacia la última Dragon Ball en un coche.
Pamput, con su actitud confiada y una sonrisa arrogante, miró a Yamcha y Launch mientras caminaban.
—Después del entrenamiento del Maestro Roshi, voy a ser mucho más fuerte que los dos juntos. Seguro que no podrán tocarme. —Su tono era desafiante, casi como si estuviera probando su paciencia.
Launch, que había estado escuchando atentamente, no pudo evitar sonreír con un toque de sarcasmo. —¿De verdad? ¿Tan seguro estás de que después de un poco de entrenamiento vas a ser tan fuerte? Porque hace poco fuiste derrotado por Yamcha con dos golpes rápidos.
Yamcha, con una sonrisa divertida pero algo seria, se giró hacia Pamput. —Eso no sera facil porque nosotros seremos mas fuertes para entonces. Pero si superas el entrenamiento del maestro Roshi habras sobrepasado el limite humano.
Pamput, sin perder su actitud confiada, levantó una mano en un gesto de desafío. —Lo sé, por eso estoy diciendo esto. Ya me han vencido, pero después de entrenar con Roshi, seré capaz de derrotarlos a ambos. No lo duden.
Launch se acercó, con una mirada desafiante. —Oye, Pamput te estás confiando mucho pero despues del entrenamiento no tendrás la misma actitud.
Pamput se rió, aún seguro de sí mismo. —No me subestimen. Una vez que pase por todo ese entrenamiento, estaré a otro nivel. No me importa que me hayan derrotado fácilmente ahora, en el futuro las cosas van a ser muy diferentes.
Tights, que había estado observando el intercambio, se acercó y comentó con tono neutral. —Parece que todos están tan seguros de sí mismos eso es bueno pero demasiada confianza es mala.
Pamput no parecía preocupado en absoluto. —Seguro lo haré. Después de ese entrenamiento, seré mucho más fuerte que ustedes. No lo olviden.
Tras unos dias de viaje el grupo de Yamcha, Launch, Tights y Pamput llegaron al dojo del Rey Chappa, siguiendo la ubicación que el radar de las Dragon Balls les había indicado. Al llegar, vieron que el dojo estaba en una zona aislada, rodeado por montañas y con un aire tranquilo, pero con una energía palpable de disciplina en el ambiente. Era un lugar que reflejaba la experiencia y el arduo entrenamiento de sus habitantes.
Tights, con el radar en la mano, observó el lugar. "Este es el sitio. La Dragon Ball debería estar aquí," dijo, escaneando cuidadosamente el área llegaron al dojo del Rey Chappa, siguiendo la ubicación que el radar de las Dragon Balls les había indicado. Al llegar, vieron que el dojo estaba en una zona aislada, rodeado por montañas y con un aire tranquilo, pero con una energía palpable de disciplina en el ambiente. Era un lugar que reflejaba la experiencia y el arduo entrenamiento de sus habitantes.
Tights, con el radar en la mano, observó el lugar. "Este es el sitio. La Dragon Ball debería estar aquí," dijo, escaneando cuidadosamente el área. "Pero, ¿por qué está un dojo en un lugar tan apartado?"
Al entrar, encontraron al Rey Chappa entrenando con sus discípulos, un hombre de 32 años, de aspecto fuerte y juvenil, con una actitud firme y dominante. Cuando vio a los nuevos visitantes, su mirada se detuvo en Yamcha y Launch, ambos con una postura desafiante.
"¿Qué quieren aquí?", preguntó el Rey Chappa con voz autoritaria, observando a los extraños con curiosidad.
Yamcha, con una sonrisa tranquila y relajada, se adelantó. "Buscamos una Dragon Ball. Según el radar, debería estar aquí".
El Rey Chappa observó a Yamcha y Launch, su mirada fijándose en ellos con una ligera dosis de desdén. "¿Y qué harán si no la encuentran? Este lugar no es para turistas."
"Solo necesitamos saber si la tienes", respondió Yamcha con tono calmado. "No queremos causar problemas."
El Rey Chappa, sintiendo que sus visitantes no parecían dispuestos a rendirse tan fácilmente, se preparó para defender su terreno. "Si realmente desean ese esfera que dicen entonce s que tal un sparring nosotros dos noto que eres muy fuerte para tu edad."
Cuando comenzaron a pelear con un movimiento ágil, el Rey Chappa se lanzó hacia Yamcha, sorprendiendo a todos con su rapidez. Su puño fue directo a la cara de Yamcha, pero el joven luchador simplemente lo esquivó con un giro ligero de su cuerpo, su rostro sereno como siempre.
"¿Eso es todo?" preguntó Yamcha, evaluando al Rey Chappa. "Pensé que serías más rápido".
El Rey Chappa no se detuvo y, en lugar de reaccionar a las palabras de Yamcha, cambió de estrategia. Desplegó una serie de rápidos ataques de puño y patada, cada uno más fuerte que el anterior, buscando atrapar a Yamcha. Sin embargo, el joven estaba completamente a la defensiva, moviéndose de manera fluida, esquivando cada golpe con una facilidad que dejó boquiabiertos a los presentes.
El Rey Chappa, frustrado por no conseguir ni un solo golpe, se lanzó con un salto acrobático hacia el aire, planeando caer sobre Yamcha con un ataque desde arriba. "¡Aguanta esto!" rugió mientras descendía rápidamente.
Pero Yamcha, manteniéndose relajado, simplemente dio un paso atrás y levantó su mano, sosteniendo el ataque del Rey Chappa con un bloqueo perfectamente sincronizado. El impacto resonó con fuerza, pero Yamcha no se inmutó. El Rey Chappa se vio forzado a retroceder, sorprendiéndose de ello, que no esperaba tanta resistencia.
"Vaya... realmente eres sorprendente", comentó el Rey Chappa mientras se ajustaba a su postura, mirando a Yamcha con una mezcla de respeto y una pizca de irritación.
Yamcha simplemente sonriendo. "Lo mismo digo de ti."
Con una rápida secuencia de movimientos, el Rey Chappa lanzó un giro de patadas, buscando sorprender a Yamcha, pero el joven evitó una por una cada patada con movimientos precisos. A pesar de la rapidez y la fuerza de Chappa, Yamcha no estaba ni un poco agitado, su respiración tranquila, sus movimientos eficientes.
De repente, el Rey Chappa, con un gruñido de frustración, cargó energía en su puño derecho y lanzó un feroz golpe hacia Yamcha. "¡Este es mi mejor golpe!"
Yamcha, sin perder la calma, se inclinó hacia atrás, esquivando el golpe por muy poco, lo que dejó al Rey Chappa momentáneamente desequilibrado. Sin perder la oportunidad, Yamcha lanzó un Zanzōken , apareciendo detrás de Chappa en un abrir y cerrar de ojos.
"¡¿Qué?!"
Antes de que el Rey Chappa pudiera reaccionar, Yamcha usó su Rogaffuken , una explosión concentrada de energía que fue directa al estómago del Rey Chappa. El impacto fue brutal, y Chappa se vio impulsado hacia atrás con la fuerza del golpe, cayendo de rodillas, sin poder mantenerse en pie por unos segundos.
El Rey Chappa respiraba con dificultad, observando a Yamcha desde el suelo. "No esperaba... que fueras tan fuerte", dijo, su tono ahora más serio.
Yamcha se acercó lentamente, aún relajado, sin un solo signo de cansancio. "Te dije que no venimos a pelear, pero si no hay otra forma de conseguir tu ayuda..." dijo, con voz tranquila.
El Rey Chappa se quedó en silencio por un momento, mirando a Yamcha con una mezcla de sorpresa y respeto. Finalmente, se sacudió el polvo y se levanto con una leve sonrisa apareciendo en su rostro. "Has ganado, niño. Te ayudaré a encontrar esa Dragon Ball".
Tights, aliviada por la resolución, dio un paso al frente y emocionando. "Gracias, Rey Chappa. Sabemos que la Dragon Ball está aquí, solo necesitamos encontrarla".
Después de la dura batalla, el Rey Chappa, aún respirando con dificultad, miró a sus discípulos y les dio una orden firme. "¡Vayan y busquen una esfera naranja con estrellas rojas! Debe estar por aquí."
Los discípulos, sin dudar, se dispersaron rápidamente en busca de la Dragon Ball, sabiendo que el Rey Chappa había sido derrotado, pero que su autoridad seguía siendo fuerte entre ellos. El ambiente se tranquilizó mientras Yamcha, Launch y Tights observaban al viejo guerrero recuperarse.
Poco después, uno de los discípulos regresó, sosteniendo una esfera naranja en la mano. "¡La encontramos!" gritó con entusiasmo.
El Rey Chappa se levantó lentamente, mirando la esfera con una ligera sonrisa en su rostro. "Finalmente... Pensé que nunca la encontraríamos", dijo, mientras tomaba la esfera y la miraba con una mezcla de satisfacción y reflexión.
"Gracias por tu ayuda", dijo Yamcha, todavía tranquilo y confiado. "Ahora que hemos encontrado lo que veníamos a buscar, quería hablarte sobre algo más."
El Rey Chappa levantó una ceja, curioso. "¿Qué más queréis?"
Launch, siempre directo, fue la primera en hablar. "Mira, Rey Chappa, si realmente quieres seguir mejorando, te aconsejo que vayas a la Torre Karin. El Maestro Roshi nos habló de ella. Es un lugar donde los grandes luchadores van a entrenar para volverse aún más fuertes."
El Rey Chappa quedó pensativo. "La Torre Karin... He oído sobre rumores ese lugar, pero nunca lo consideró. ¿Qué tiene de especial?"
Yamcha luego intervino diciendo. "La Torre Karin es famosa por sus entrenamientos rigurosos. Se dice que quien sube hasta la cima puede mejorar sus habilidades mucho más rápido y hacerte mas fuerte, el Maestro Roshi sabe cómo llegar allí. Él mismo ha ido antes."
"Así que si quieres mejorar tus artes marciales, eso es lo que tienes que hacer", añadió Yamcha, con una sonrisa confiada. "Y si te atreves, podríamos encontrarnos de nuevo el próximo año en el Torneo Mundial de Artes Marciales. Todos participaremos."
El Rey Chappa, al escuchar estas palabras, sintió que una chispa de motivación despertaba dentro de él. "¿El Torneo Mundial de Artes Marciales, dices? Eso suena interesante... Tal vez pueda probar mis habilidades contra ustedes el año que viene."
El ánimo del Rey Chappa se elevó, y su mirada se volvió más determinada. "Creo que tengo un nuevo objetivo, entonces."
"Y si decide ir a la Torre Karin", continuó Yamcha, "te recomiendo que empieces a usar pesas. Subir la torre con pesas te ayudará a fortalecer tus músculos y mejorar tu resistencia, lo que maximizará tu entrenamiento. Cuanto más difícil sea, más rápido mejorarás".
El Rey Chappa asintio, si creo que llevara las pesas mas pesadas que tengo, ahora con una actitud más positiva y llena de propósito. "Tienes razón, niño. Voy a seguir tu consejo. ya veo veo como peudo mejorar. ¡Nos veremos en el torneo el próximo año! Y si subo esa torre... tal vez pueda alcanzar las alturas del legendario Mutaito pensó para si mismo."
Con una sonrisa, Yamcha, Launch y Tights comenzaron a despedirse. "Nos alegra haberte ayudado", dijo Launch. "Te esperamos el próximo año, entonces."
"Que la fuerza te acompaña", añadió Tights, con una sonrisa cálida.
Yamcha simplemente asintió con una sonrisa confiada. "Nos veremos en el torneo, Rey Chappa."
El Rey Chappa los vigilaría irse, y antes de que desaparecieran de su vista, murmuró para sí mismo: "Este año, voy a prepararme. Y el próximo, ganaré".
Con la Dragon Ball en mano y un nuevo objetivo en mente, el Rey Chappa comenzó a planear su siguiente paso: el entrenamiento más arduo de su vida.
Pamput, que había estado observando la conversación desde un poco más lejos, se acercó con una sonrisa.
"Vaya, parece que el viejo Rey Chappa está motivado ahora", dijo, ahora tengo otro rival fuerte a vencer.
"Eso parece", respondió Yamcha, con una sonrisa tranquila. "No será fácil, pero con el entrenamiento adecuado, seguro que podrás mejorar. Yo también pienso hacer lo mismo, así que no te confiés."
Pamput río, como si el desafío lo motivara más. "Lo mismo digo, Yamcha. Después de ver lo que puedes hacer, ya no me atrevo a subestimarte. A lo mejor ese torneo será más interesante de lo que pensaba."
Launch, con su carácter impetuoso, se acercó a Pamput y le dio una palmadita en el hombro. "¡Me alegra que lo pienses así! Pero recuerda, el próximo torneo se decidirá entre nosotros tres. Tú y yo, Pamput. Vamos a ver qué tan fuerte te habrás vuelto para entonces."
Pamput, con su habitual confianza, sonriendo de vuelta. "¡Seguro que sí, Launch! Pero no olvides que este 'campeón' está en camino."
Tights, observando la interacción entre ellos, se adelantó con una sonrisa. "Parece que todos tenemos un poco de competencia en el horizonte. Si seguin entrenando con esa motuvaion,seguro que podran mejorar mucho".
El Rey Chappa observó la dinámica y se acercó con una sonrisa. "Me alegra ver que hay tanta determinación entre ustedes. Ustedes me han anime a competir el próximo año después de todo. Pero primero, necesito entrenar. No quiero ser el primero en quedar fuera."
"Entonces, ¡Pamputt es hora de que empieces a entrenar o seras el primero en ser descalificado!", dijo Yamcha con entusiasmo, mientras miraba a sus amigos y al Rey Chappa. "Nos vemos en el torneo, todos."
Con una última mirada a la esfera, todos comenzaron a prepararse para irse, sabiendo que nuevos desafíos les esperaban, tanto en su entrenamiento como en el Torneo Mundial de Artes Marciales.
Niveles de Poder: Yamcha 120 , Launch 110, Pamputt 60 , Rey Chappa 100