CAPÍTULO: Preguntas Incómodas

David cerró la puerta detrás de él y dejó escapar un suspiro. No le gustaban estas situaciones, ni la insistencia de Aiko ni las preguntas que seguramente seguirían después.

Apenas dio un paso dentro de la casa, su madre, que estaba en la cocina preparando la cena, lo miró de reojo y preguntó con ese tono que mezclaba curiosidad y reproche:

¿Qué pasó con la chica? Salió con cara de haber perdido un combate.

David chasqueó la lengua y desvió la mirada.

Nada. Solo hablamos.

Su madre se limpió las manos en un paño y lo miró con una ceja levantada.

¿Solo hablaron? Porque parecía que la habías corrido de la casa con una espada.

David se encogió de hombros.

No es mi problema cómo se sienta.

Su madre sospechó y negoció con la cabeza.

Eres igual de terco que tu padre.

David ignoró el comentario y se dirigió a la sala, donde su hermana pequeña seguía mirando televisión sin preocuparse por nada en el mundo.

Se dejó caer en el piso nuevamente, agarró su manga y fingio que no le importaba nada de lo que acababa de pasar.

Pero por más que intentara concentrarse en las páginas, la voz de Aiko aún resonaba en su cabeza.

"La verdad siempre encuentra la manera de alcanzarte..."

David cerró el manga con fuerza.

Tal vez la verdad lo encontraría, pero él no tenía ninguna intención de ir a buscarla.