CAPÍTULO 45: La Caída de Melissa

David observaba cada movimiento de Melissa con una precisión letal. Sabía que los pequeños detalles hacían la diferencia, que la menor grieta en la armadura de su oponente podía ser aprovechada.

El combate continuaba con furia, ambos intercambiando golpes y bloqueos con una velocidad que hacía imposible seguir el ritmo a simple vista. Pero David, siempre atento, encontró lo que buscaba.

Melissa, en un momento de concentración total, había dejado ligeramente abierta su defensa en el costado derecho.

Fue todo lo que David necesitaba.

Con un movimiento casi imperceptible, se deslizó hacia ella, su katana de madera surcando el aire con velocidad y destreza. En un solo corte, aprovechó la oportunidad y derribó a Melissa, su katana impactando en su muñeca y desarmándola en un ángulo perfecto.

Melissa cayó al suelo, sorprendida por la rapidez del golpe, pero sin perder su compostura.

David la miró desde arriba, su mirada fría y calculadora. La observó levantarse lentamente, su respiración agitada pero controlada.

—Vaya, la campeona mundial derrotada por mí —dijo con voz baja, casi desinteresada, mientras soltaba una sonrisa siniestra.

La sala se llenó de un silencio pesado. El maestro observó la escena sin decir palabra alguna, pero su mirada era difícil de leer.

Melissa, aunque derrotada, no se mostró resentida. Simplemente asintió, levantándose con dignidad.

—No te confíes, David —dijo ella, una chispa de desafío en su voz.

David solo asintió en silencio, sin dejar de sonreír de manera inquietante, como si el combate fuera solo una pieza más en un juego mucho mayor.