CAPÍTULO 48: El Legado Respira

David empujó la puerta de su casa con suavidad.

El aire tenía un aroma distinto…No era solo el olor a comida casera ni el de los productos de limpieza.

Era otra cosa.Un peso en el ambiente.Una presencia.

Sus ojos bajaron al recibidor, donde un solo zapato descansaba, viejo pero cuidado, con ese estilo clásico que solo alguien muy específico en su vida podía tener.

Su mirada se endureció.

Caminó directo hacia la cocina.

Y ahí estaba.

Sentado a la mesa como si el tiempo no lo hubiera tocado jamás, con su largo abrigo gris y el cabello completamente blanco atado en una coleta baja, estaba su abuelo.

El líder del clan.El hombre que llevaba la historia de los suyos escrita en cada cicatriz.

Los ojos del anciano se levantaron para mirarlo, tranquilos, pero con una intensidad que podía partir la tierra en dos.

—Has mejorado —dijo con voz rasposa, sin necesidad de aclarar que lo había estado observando.

David se apoyó en el marco de la puerta, cruzado de brazos.

—¿Qué hacés acá? —preguntó sin emoción, pero con una tensión eléctrica en el aire.

Su madre cocinaba como si nada, pero su rostro estaba apretado por una sonrisa forzada. Su hermanita ni siquiera estaba a la vista.

El clan estaba moviéndose.Su abuelo no aparecía sin razón.

Y David lo sabía.Porque si el líder había cruzado la ciudad para verlo……significaba que el pasado venía pisándole los talones.