Capítulo 9: ¿Se conocen?

Termina la clase y soy de las primeras en salir. No puedo creer que pasé ese momento tan embarazoso. No esperaba que me pasara algo así, al menos no en mi segundo día.

Detesto a ese chico.

En serio lo hago.

—Oye, oye, espéranos— escucho a Holden decir detrás de mí y volteo, notando como Sam y él caminaban hacia mí. Me había olvidado de ambos por un momento —Si que tenías prisa por salir— asegura cuando llega a mi lado y Sam me da unas palmaditas en el brazo.

—Tranquila, a todos nos pasa alguna vez. Nadie lo recordará mañana— dice Sam tratando de reconfortarme y le sonrío agradecida.

—Lo dudo— contradice Holden y yo me quejo. Él se ríe y me abraza por los hombros —Ya, no estés malhumorada. Vamos a la cafetería por algo de comer, eso seguro te anima— afirma y los tres nos dirigimos hacia allá.

Al llegar, me decido solo por un café y un delicioso muffin de chocolate. Algo dulce siempre puede alegrar mi día. Veo a mis alrededores y noto que Rai, Nathan y ¿Lance?, se encontraban charlando en una de las mesas. No sabía que mi primo al final se había decidido por esta universidad. Cuando tenemos nuestras ordenes, los tres nos dirigimos hacia donde estaban los demás.

—Oye, gracias por decirnos que tu hermano había llegado— me acusa Rai sarcásticamente en cuanto llegamos a su mesa.

—Buenos días para ti también, querida amiga— respondo sentándome a su lado y Sam me imita. Holden se sienta junto a los chicos, quedando de frente a nosotras —Ya se lo dije a tu hermano, culpen a Nathan. Él fue quien no le dijo a nadie— lo acuso deliberadamente y él me señala.

—¡Oye! Soy tu hermano, deberías estar de mi lado— se queja y yo me encojo de hombros divertida.

—Sam, él es mi hermano Nathan y mi primo, Lance. Chicos, ella es Samantha— hago las presentaciones correspondientes y ellos la saludan con amables sonrisas.

—Pueden decirme Sam— sonríe y ellos empiezan a entablar una conversación con ella, haciéndole preguntas para conocerla mejor.

En ese momento, siento como Rachel codea mi costado, llamando mi atención. Se acerca un poco, al parecer para que nadie escuche.

—Oye, debiste decirme que Nathan estaba aquí— murmura mirándome consternada y se cubre el rostro por un segundo— No sabes la cara de tonta que puse cuando me lo encontré. ¿Sabes la sorpresa que me llevé de encontrarme con alguien que sin duda no esperaba ver? — me cuestiona con la mirada, un poco alterada, y yo la miro divertida.

Sucede que, Rachel y Nathan tenían algo de historia. No me sorprendió cuando hace unos años atrás, me confesó que sentía algo por él. La verdad es que lo veía venir. Tras crecer juntos, era casi obvio que Rachel tenía cierto enamoramiento hacia él. Hablaba todo el tiempo de él, de cuan genial era, y parecía derretirse cada vez que lo veía. Aunque para su tristeza, mi hermano parecía verla como parte de su familia tras haber crecido juntos.

O al menos eso afirma ella, por lo que decidió olvidar sus sentimientos. Secretamente creo que a él también le llegó a gustar, aunque parecía decidido a que no fuera así. Imagino que pensó que, si las cosas salían mal, no quería que eso arruinara su amistad de años o volver las cosas extrañas.

Pero la verdad es que, solo ellos pueden decidir si lo que sienten vale la pena correr el riesgo. Y realmente creo que sí. Yo estaría encantada de que se dieran cuenta, de que en realidad son el uno para el otro.

—No me digas que aún te gusta— inquiero con cierta curiosidad, pero divertida por su consternada expresión. Estoy segura de que es así.

—¡Claro que no! — exclama sorprendida de mi acusación, llamando la atención de todos.

—¿No qué? — curiosea Nathan haciendo que Rachel se sonroje con fuerza. Una risa se me escapa, pero presiono mis labios para contenerme.

—Nada, no es nada— responde Rai abochornada y yo niego divertida. Nathan la miró un segundo más de lo necesario, como si intentara descifrar algo en su expresión. Pero enseguida se volvió hacia mí, sonriendo despreocupado —Y no, no me gusta. Solo hubiera sido lindo que me avisaras— me susurra cuando ellos vuelven a la conversación que tenían.

—Lo siento, todo pasó tan rápido desde anoche que llegó. No pensé que te afectaría tanto volver a verlo— me disculpo abrazándola cariñosamente y ella resopla.

—No me afecta. En lo absoluto— asegura y yo la miro escéptica, enarcando una ceja. Asiento y la suelto, dándole un sorbo a mi café.

—Bien, si tú lo dices— respondo restándole importancia, para luego darle una pequeña sonrisa —Pero que sepas que yo estoy totalmente a favor. Si fuera cierto, claro— aclaro con diversión y ella me da un pequeño golpe en el hombro, haciéndome reír.

Después de una hora, en la que todos nos la pasamos bromeando y conversando de todo un poco, cada uno se despide para dirigirse a su próxima clase.

Y así me la paso durante el resto del día, de clase en clase. Algunas me tocaban con los chicos, la mayoría con Holden ya que estudiábamos lo mismo, pero no eran muchas. ¿Y lo mejor? No me había encontrado a Zeth en ninguna otra clase. Con suerte, aquella será la única clase que comparta con él.

Camino hacia mi casillero y dejo algunos libros que no iba a necesitar por ahora. A lo lejos, veo a Rai caminando por el pasillo y la espero, para ir juntas al estacionamiento y llevarla a casa. En el trayecto, hablamos de cómo han sido nuestras clases hasta ahora y lo que nos ha gustado.

—¿Y cómo es el chico misterioso con el que discutiste ayer? Sam me contó que hoy también tuviste otro pequeño momento con él que te alteró— pregunta mirándome con curiosidad. Es cierto, ella no lo había visto hasta ahora.

—Arrogante, petulante, irritante. La perfecta forma de describirlo— respondo con ironía y ella alza las cejas mirándome con incredulidad. Ruedo los ojos y resoplo —Bueno, está bien. No sé... se ve atlético, alto. Tiene lindos ojos, supongo. Son de un tono avellana. Una ligera barba, cabello negro, medianamente largo y un poco despeinado. Es guapo— respondo lo último con algo de obviedad. Aunque me moleste aceptarlo, es realmente guapo.

—Así que es guapo ¿Eh? — dice con picardía para molestarme y yo ruedo los ojos, dándole un pequeño empujón.

—Solo guapo. Como muchos otros chicos— respondo restándole importancia y ella parece estar pensando en algo.

—Umm... creo que he visto a alguien parecido hoy. Zeth... ¿Mikhail? —.

—Si, ese mismo ¿Cómo lo adivinaste? — pregunto sorprendida.

—Estuvo en una de mis clases hoy. Las chicas parecían enloquecer por él cuándo entró— afirma y sonríe —Y no es 'solo guapo' como dices. ¡Ese chico es ardiente! — exclama emocionada, pero yo solo ruedo los ojos.

—Si tú lo dices— me encojo de hombros y ella se ríe.

—No solo yo lo digo. Vamos, no seas mentirosa. Sabes que si lo es— me acusa con diversión y mueve su cabello detrás de sus hombros —Pero tienes razón en algo. Tiene este aire de chico despreocupado y arrogante— admite y yo asiento.

—Y lo es. Como no tienes idea—.

—Ya puedo verlo. Ha logrado hacerte enfadar más de una vez, increíblemente. Tu no sueles ser así— me recuerda y coincido con ella. Por alguna razón, hay algo en él que parece hacerme erosionar realmente rápido.

—Mejor hablemos de otra cosa, no quiero pensar en él— respondo y cambiamos de tema.

Estábamos caminando por el campus, camino al estacionamiento, y veo a Holden, Nathan y Sam salir de otro de los edificios. Les hago una seña con la mano, llamando su atención, y ellos vienen hacia nosotras.

—¿Y Lance? — pregunto en cuanto llegan con nosotras.

—Dijo que tenía unas cosas que hacer. Se fue hace unas horas— responde Holden y continuamos caminando.

—¿Ustedes ya terminaron sus clases? Rai y yo nos íbamos— les cuento y ellos asienten —¿Vienes con nosotros Sam? Podemos pedir una pizza y ver una película en nuestra casa— le pregunto y ella asiente, diciendo que suena genial.

Nos acercábamos a mi auto y a la distancia, pude notar a alguien recostado de el. Por un momento no lo reconocí, pero tras mirar con más atención, me sorprendo al darme cuenta de que ese alguien era Zeth. ¿Qué hacía recostado de mi auto? Parecía que estaba esperando por alguien.

Camino a paso rápido hacia mi auto para encontrarme con él, dejando a los chicos atrás, aprovechando que estaban distraídos discutiendo que película deberían ver. Lo último que quería era que pensaran que éramos cercanos.

—¿Qué estás haciendo? — pregunto en cuanto llego al auto, enarcando mis cejas hacia él y mirándolo expectante.

—¿Siempre eres así? — pregunta ignorando mi pregunta mientras se enderezaba, alejándose del auto.

—Si. ¿Qué estás haciendo? — respondo secamente, repitiendo nuevamente mi pregunta.

—Pero que mal humarada ¿Eh? — dice con jocosidad y yo ruedo los ojos, sintiendo como voy perdiendo la paciencia poco a poco. Y al parecer él también lo nota —Esta bien, cariño. Me rindo. Solo vine a devolverte esto— responde sacando un libro de detrás de su espalda. Un libro mío.

—¿De dónde lo has sacado? — le pregunté sorprendida, arrebatándolo de su mano. Pensé que lo había dejado en el casillero entre mis cosas.

—Lo dejaste en tu asiento cuando saliste de clases. Deberías de agradecerme ¿No lo crees? — asegura con una sonrisa de lado, dando un paso más cerca de mí —Me tomé la molestia de dártelo personalmente—.

—No lo creo, no te pedí que te molestaras en hacer eso. Pudiste dejarlo en la dirección. ¿Y cómo sabias que este era mi auto? — respondí con el ceño fruncido y di un paso hacia atrás. ¿Por qué se acerca?

—Qué forma más interesante de ser agrade...—.

—¿Zeth? — interrumpe la voz de Nathan. Volteo hacia mi hermano, quien veía a Zeth con asombro, y noto que ya todos estaban aquí. Un segundo... ¿Acaba de decir su nombre?

—¿Nathan? — pregunta el susodicho, con igual asombro —Pero ¿Qué haces aquí? —sonríe genuinamente, dándole un pequeño pero amistoso abrazo.

Era la primera vez que lo veía sonreír de una forma sincera.

Era casi como si estuviera viendo a una persona diferente, alguien capaz de sonreír de verdad. Pero no, no podía dejarme engañar tan fácilmente. La pregunta aquí era ¿De dónde se conocían? Jamás escuché a Nathan mencionar a alguien llamado Zeth.

—¿Lo conoces? — pregunté a Nathan confundida y creo que no soy la única.

—Por supuesto que lo conozco— responde con una sonrisa, separándose de él —Éramos buenos amigos cuando estuve en Manchester, me ayudó bastante a adaptarme al lugar— explica y yo asiento, tratando de procesar la información. Por más que lo pienso, no imagino su amistad. Tienen personalidades tan diferentes.

—¿Qué? ¿Acaso ya no somos amigos? — bromea Zeth fingiendo estar ofendido.

—Claro que sí. Aunque no supe nada de ti desde hace... ¿Un año? Cuando te mudaste, prácticamente desapareciste — le dice dándole una palmada en el hombro y sonríe —Pero quién lo diría, resulta que vives aquí ahora. El mundo es muy pequeño—.

—Si, tampoco esperaba verte aquí. ¿No estabas aun viviendo en Manchester? — le pregunta y Nathan asiente, abrazándome por los hombros. Zeth mira de Nathan hacia mí, pero no dice nada.

—Decidí volver a Londres. Manchester es un lugar agradable, pero extrañaba a mi pequeña hermana— responde con un tono empalagoso hacia mí, despeinando mi cabello. Me quejo y él se ríe —Ellos son mis amigos. Holden, Rachel y Sam— los presenta y Zeth asiente hacia ellos en modo de saludo. Que sociable.

—Entonces son hermanos, no lo hubiera imaginado— dice y cuando me mira, de pronto luce algo sorprendido y una mirada de comprensión cruza por su rostro —Tienes razón, el mundo es realmente pequeño— coincide con Nathan, mirándome como si de pronto me reconociera.

La sorpresa en su rostro fue breve, pero algo en su mirada hacia mí cambió. Era como si me estuviera viendo por primera vez... o recordando algo que había olvidado. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, y por un instante, sentí que había algo que yo no sabía. Frunzo el ceño hacia él, sin entender su expresión —Debo irme, pero fue bueno volver a verte, Nathan. Nos vemos pronto— se despide de mi hermano y del resto con un movimiento de manos.

—Nos vemos pronto, te escribiré— le dice y Zeth asiente, antes de voltearse hacia mí por última vez.

—Nos vemos, cariño. Ya me agradeces la próxima vez— me sonríe de lado y yo ruedo los ojos.

Como detesto que me llame cariño.

—No habrá próxima vez— le aclaro cortante y él se ríe, antes de finalmente marcharse.

—Okay, ya que se acabaron los saludos ¿Podemos irnos? — pregunta Holden mirándonos a Nathan y a mí con aburrimiento. Yo sonrío y asiento, desbloqueando las puertas del auto.

Nathan se sienta junto a mí, como copiloto, mientras los demás se suben en los asientos de atrás. Holden se enfrasca en una conversación con las chicas, por lo que Nathan se gira hacia mí para continuar con nuestra conversación.

—¿Y cómo se conocen ustedes? — me pregunta Nathan con curiosidad mientras enciendo el auto y me pongo en marcha.

—Lastimosamente, está en una de mis clases— respondo y Nathan de inmediato nota que no es de mi agrado. Que bueno, no pretendía ocultarlo.

—¿Y qué es lo que debes agradecerle? — vuelve a preguntar, claramente intrigado por nuestra relación.

—No lo sé, Nathan. Yo tampoco entiendo el porqué de las cosas que hace— respondo con cansancio y lo miro ligeramente, antes de volver la vista al camino —¿Cómo puedes tener un amigo así? — le pregunto incrédula y Nathan sonríe.

—Sé que puede parecer algo petulante, pero él realmente no es como aparenta. Tal vez no lo creas, pero es una buena persona— asegura y yo me mofo, escéptica.

—Me cuesta imaginarlo— respondo y él niega con la cabeza divertido, buscando alguna música que poner para el camino.

No sé porque, pero creo que este será un largo, largo semestre.

Y tengo la sensación de que tendré que ver a Zeth Mikhail más veces de las que desearía.