Capítulo 14: En medio de la fría brisa de otoño, tu calidez... es diferente

Recomendación del autor: Escuchar "Can't Get Over You" de Paul Kim para una experiencia más inmersiva.

El silencio reinaba entre nosotros en el camino de regreso hacia mi casa, mientras el sonido de nuestros pasos, era lo único que nos acompañaba. Miré a su dirección discretamente, pero en seguida volví mi vista al frente.

¿Qué es esta extraña aura a nuestro alrededor?

Había cierta incomodidad palpable entre nosotros, como si ninguno supiera que decir. O incluso como actuar. ¿O soy solo yo?

Miro su perfil nuevamente, tan tranquilo y relajado como siempre, y mi mente no puede evitar perderse en los recuerdos de lo que sucedió hace unos momentos.

El sonido apresurado de pasos tras de mí aún resonaba en mi mente, como un eco que no lograba callar. Mi respiración se había vuelto errática, como si quisiera quedarse atascada en mi pecho. Ni siquiera recuerdo cómo fue que logré reaccionar cuando el coche apareció, pero el miedo aún se aferraba a mi como una estaca clavada en el pecho.

Mi corazón late con fuerza, extrañamente sintiendo un profundo alivio de ver su familiar rostro y de que él, haya aparecido de la nada, salvándome de lo que pudo haber sido un desafortunado accidente. Por un momento, pensé que mi corazón iba a detenerse. Como si con solo estar ahí pudiera ahuyentar todos los miedos que se habían apoderado de mí minutos antes.

—¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? — su voz inunda mis oídos, pero creo que solo puedo escuchar los latidos de mi corazón.

¿De dónde ha salido?

Casi siento como si acabara de vivir la escena de alguna película, donde mágicamente eres rescatada por el chico del que luego te enamorarás. Aunque por supuesto, claramente ese no era mi caso.

Pero aun así... ¿Por qué mi corazón está latiendo tan rápido, mientras no puedo dejar de mirar sus ojos llenos de preocupación? ¿Qué es esta extraña sensación a nuestro alrededor?

Yo... estoy bien— murmuro intentando salir de mi ensoñación. Sus firmes brazos y su aroma, que hasta ahora me doy cuenta de lo agradable que es, me hacen ser consciente de nuestra cercanía. Torpemente, lo suelto y doy un paso hacia atrás, intentando calmarme Estoy bien, en serio— le aseguro al notar su ceño fruncido y la palpable preocupación que aún emanaba de él.

Sus acciones y su reacción sin duda me causaban intriga. ¿Quién hace eso por alguien que no tolera?

¿Cómo es que... apareció en el momento justo?

De repente, se detiene y voltea hacia mí, sobresaltándome y haciendo que mis pies tropezaran entre sí. Rápidamente, sus manos me sostienen en mi lugar evitando mi caída, mientras me mira con cierta curiosidad.

—¿Hasta cuándo me seguirás mirando de esa forma? — inquiere con cierta diversión, aunque sorprendentemente su tono no era burlón. Parecía realmente intrigado.

—¿Mirarte cómo? — le respondo con otra pregunta, aun sintiéndome algo torpe.

—Mmm... como si estuvieras tratando de leerme la mente. O algo así— responde con una sonrisa ladeada, aunque sus ojos mantienen ese brillo curioso —Estas actuando extraño ¿Segura que si estas bien? — cuestiona acercándose más a mí, examinando mi rostro. Mis ojos se abren un poco por la impresión de su cercanía y me alejo, saliendo de sus brazos.

—Estoy bien. Solo... me sorprendiste— respondo rápidamente intentando ocultar mi incomodidad. Cálmate, Emma. ¿Qué sucede contigo? —¿Cómo sabias que estaría por aquí? — le pregunto lo que me había estado carcomiendo la cabeza desde hace un momento, en un intento de cambiar de tema.

Su cabeza se inclina ligeramente, mirándome por unos segundos con la misma curiosidad y diversión, como si estuviera pensando en algo más.

—Llegué hace un momento a tu casa y tu hermano me pidió si podía ir a comprar algo para la reunión de esta noche. Me dijo que tú te habías ido hace un momento, pero no atendías sus llamadas— me cuenta y confundida, saco el celular de mi bolsillo, dándome cuenta de que efectivamente tenia algunas llamadas perdidas. Debí haberlo puesto en silencio sin querer —Aunque con lo que sucedió, creo que olvidé por completo lo que me había pedido — se ríe rascando su nuca, ligeramente avergonzado, al darse cuenta de que ya estábamos muy cerca de la casa.

—Tal vez no era tan importante— le respondo, retomando el camino junto a él.

No era el único que había quedado impresionado por lo sucedido. Cuando salí de mi estado de estupefacción, intenté ver entre la multitud en busca de aquel extraño que me perseguía, pero pareció haberse esfumado. Y parece que Zeth, entre su preocupación de que casi me atropellaban, tampoco se percató de eso.

Creo que el momento hizo que todo lo demás quedara en segundo plano y ya mientras caminábamos, había olvidado por completo aquel extraño. Ocupando mis pensamientos únicamente de aquel misterioso chico que caminaba junto a mí.

—Por cierto...— empiezo a decir luego de unos segundos, dándome cuenta de algo. Él me mira por un momento, como diciéndome que tenía su atención —Gracias, de verdad...por lo de hace un momento— confieso con sinceridad, haciéndolo sonreír un poco.

—Me has agradecido dos días seguidos... creo que esto debería ser registrado como un récord. ¿Debería empezar a preocuparme? —bromea mientras una sonrisa ladeada adornaba su rostro, tal vez intentando aligerar el ambiente. Aunque en su mirada, aún noto un toque de seriedad. Yo ruedo los ojos, notando que aquí esta su personalidad habitual de vuelta. Él se ríe con fuerza al ver mi expresión, satisfecho por lo que había conseguido —No tienes que agradecerme, lo haría de nuevo, por si te lo preguntas. Pero mi broma al menos hizo que volvieras a actuar con normalidad a mi alrededor, no de la torpe forma en la que lo estabas haciendo hace un momento— asegura con honestidad y lo miro ligeramente ofendida.

—No sé de qué hablas, no actuaba de ninguna manera— me defiendo alzando mis cejas hacia él con incredulidad.

—Bien, entonces. No seas torpe conmigo— dice dándome la razón sin mirarme, aunque una pequeña sonrisa aún cubría su rostro —Te ves... muy linda cuando actúas así. Así que no lo hagas— intenta decir con indiferencia, después de una pausa, como si no fuera la gran cosa. Aunque podía sentir cierta sinceridad en sus palabras.

Ruedo los ojos nuevamente, pero no puedo evitar que una pequeña sonrisa escape, sintiendo el aire más ligero entre nosotros mientras caminábamos con calma.

¿Cómo es que logra irritarme y halagarme al mismo tiempo?

No quiero admitirlo, pero sus palabras parecen tener un extraño efecto en mí. Uno que no termino de comprender... y que prefiero ignorar por ahora.

Aunque me seguía pareciendo algo irritante y claramente sabia como molestarme, no me desagradaba tanto como antes. Como si algo, aunque pequeño, hubiera empezado a cambiar entre nosotros.