—¡Dante! —gritó Mathis mientras subía corriendo las escaleras, saltando dos escalones a la vez. No tenía idea de dónde podría estar su jefe, pero necesitaba encontrarlo rápido—. ¡¡Dante!! —bramó, su voz haciendo eco en la escalera.
—Sala común en el cuarto piso —anunció uno de los hombres asomando la cabeza por la puerta—. Está lidiando con un conflicto entre nosotros y los novatos.
—¡Me importa una mierda con qué esté lidiando! —gruñó Mathis, sus ojos brillando peligrosamente—. ¡Lo necesito ahora!
Continuando su carrera escaleras arriba, irrumpió por la puerta que conducía al cuarto piso.
—¡Dante! —llamó Mathis. Esta vez sí hubo respuesta. Tanto Dante como Tanque salieron corriendo de la sala común, sus rostros pálidos al oírlo gritar—. ¡Algo le está pasando a Fantasma! ¡Necesitan venir ahora!
—¡¿Fantasma?! —exigieron Dante y Tanque al mismo tiempo. Pasando junto a Mathis, entraron a la escalera, decididos a subir corriendo hasta donde estaba Fantasma.