Contraste

Era miércoles, 4 de marzo.

Camine por los pasillos de la escuela, revisando mi teléfono mientras lo hacía. Claramente estaba atento a mi alrededor, de lo contrario chocaría.

Me preparé para ir a mi salón, pero voltee hacia un pasillo que estaba a la derecha, dónde una gran multitud de estudiantes estaban en bola.

Con clara curiosidad, avance hacia la aglomeración de personas para ver qué era lo que pasaba.

Cuando llegue detrás de todos logre observar lo que era.

Eran las calificaciones del primer examen para los de primero.

Era una calificación general, no por clases.

Desde 1-E hasta 1-A, estaban todas.

Me busque a mi mismo en el tablón.

Finalmente me encontré.

Mi nombre estaba en la mitad.

Tenía una calificación general de 55 puntos.

No me preocupaba mucho, después de todo hasta arriba del tablón decía algo.

"Primero examen diagnóstico".

Ya lo había intuido, es imposible que nos hagan un examen parcial solo iniciado en primer semestre.

En realidad es lo de menos, mi calificacion no es algo importante.

Recordé lo que había el día anterior.

Fue raro, demasiado raro.

Crei que nadie podría perturbar mi preciosa paz, pero estaba equivocado, había una existencia que amenazaba con no dejarme disfrutar plenamente mi vida estudiantil.

No me desagradaba la persona, pero preferia evitarla a un poco.

Camine a mi salón, sin importarme mucho a lo que había venido.

Abrí la puerta y entre, aún no había llegado ni un cuarto de los que eramos en total, había visto muchos afuera así que lo esperaba.

Deje mi mochila en mi lugar y me levanté para observar por la ventana, sentandome en la mesa del pupitre.

No había mucho afuera, la calma también me calmaba a mi.

Por suerte mi vida no es muy estresante o difícil, podría decirse que hasta tengo una vida soñada, no me tengo que preocupar por dinero ya que tengo un trabajo estable, la escuela no me es difícil y puedo disfrutar de ella.

Pero por algún motivo últimamente la cabeza me está punzando.

....

Viendo como todos entraban al salón de repente, volví a mi lugar y me senté.

La campaña sonó y todos estábamos ya dentro.

—¿Cómo te fue?—Escuche que alguien hablaba a mi derecha.

—53 puntos, ¿Nada mal verdad?

—Mierda, solo 3 puntos por debajo de ti.

Eran el de cabello rizado y el otro tipo que jugaba futbol.

Estaban hablando de sus calificaciones en el examen diagnóstico al parecer.

—Lo bueno que nada más era una examen diagnóstico, no se que hubiese hecho si hubiera sido para la calificación.

—Igual hubieses aprobado, aunque con baja calificación.

—Pues si...

En realidad todos estaban hablando de sus calificaciones, parece ser el tema del momento.

A mí, poco me importaba.

Pero note algo raro.

Demasiado raro diría yo.

La chica frente a mi parecía desanimada, estaba desplomada en su asiento, con la cabeza entre los brazos y sin mostrar respiración.

Estaba totalmente decaída, no podía ver su cara pero era facil saberlo.

¿Debería hablarle?

Es posible que tenga que ver con sus calificaciones.

Estuve a punto de levantarme de mi asiento, de hecho lo hice, pero detrás de mi una voz chillona grito hacia la dirección en la que yo iba a ir.

—¡Mich!

Era una de sus amigas, si mal no recuerdo se llamaba Lena.

—¿Como estas?

Pregunto Lena.

Mich no respondió, ni siquiera se movió.

—Vamos, Vamos.—Dijo golpeando su espalda.—Es solo un examen diagnóstico, no es para tanto.

Mich levanto su cabeza, se miraba algo molesta y decaída.

Aunque no lograba apreciarla bien, su cabello normalmente peinado estaba algo desordenado.

—Es fácil para ti decirlo, top 9.

Ah sí, Lena habia quedado en el lugar número 9 con 87 puntos generales.

Al igual que Mich, no se miraba tan inteligente, pero supongo que en algunos casos las apariencias engañan.

Ella era la típica popular, se llevaba bien con todos, usaba bien el maquillaje y podías verla peinarse el cabello de vez en cuando, tenía buen sentido de la moda y era bonita.

No es mi tipo, pero puedo reconocer lo que es.

En fin.

—Oye, no te sientas mal, lo harás bien a la próxima, ¿Si?

—...

Mich no respondió, solo hundió la cabeza más en sus brazos.

Unos momentos más tarde, sus demás amigas llegaron a intentar reconfortarla, pero no lo lograron. No es que lo estuvieran haciendo mal, no estaban haciendo lo que debían.

Finalmente el profesor llegó, y todas se tuvieron que ir a sus lugares, Mich se quedó ahí, levanto su cabeza por respeto a la clase el profesor, pero su expresión no cambió.

Deje de prestarle atención.

No es que no sea empático, pero no es algo que yo pueda resolver.

Al final ella lo resolverá de algún modo.

Si, eso hará

Suspiré, volviendo mi atención a la clase de cálculo.

El primer timbre de descanso había sonado. Después de cálculo y de cada clase teníamos un breve descanso de 10 minutos entre clases.

Para ahorrar energías no me moví de mi lugar, me quedé esperando garabateando en mi cuaderno al lado del apunte.

—Oye, esa es un buena letra.

Alguien a mi lado dijo.

Pensé que no era a mi pero un dedo se poso frente a mi cuaderno.

—¿?

Apuntaba a cierta oración de mi cuaderno.

—Especialmente esta parte, ¿Prácticas caligrafía?

Moví mi cabeza al origen de la voz.

Era este chico, Kevin, quien se sentaba a mi lado.

Un chico, de cabello rizado, lentes, piel morena y bastante fornido, parecía ir al gimnasio, pues si pecho sobresalía bastante.

—No...

—¿Enserio? Escribes mejor que mi hermana que estudia eso.

—Si... Supongo que tengo buena letra.

—Jajaja, además eres ambidiestro, ¿No?

—¿Eh? No, soy diestro.

¿Me había estado mirando o que? ¿Un acosador?

—¿De verdad? Juraba haberte visto escribir con ambas manos durante clase...—Dijo pensativo.

—¿Me estuviste mirando?

Dije, poniendo una cara de incomodidad.

—Oh, Oh, no, no me malinterpretes, de vez en cuando desviaba mi mirada del pizarrón, uso lentes, ¿Ves? Si mantengo mi vista en un solo punto me empieza a molestar, así de que vez en cuando volteaba hacia tu lado.

—Mmmm, una excusa bastante bien armada.—Dije, con una risa desafiante.

—Amigo, no soy un enfermo, creeme.

—Bien, supongo que te creeré.

—Como sea, Adrián, ¿Verdad?

Asentí.

—Estabamos planeando un partido de fútbol en la hora educación física, hubo quienes no quisieron participar así que los falta gente, ¿Te animas?

Es decir, que soy la última opción. Ni siquiera me había enterado de que el grupo estaba organizando eso.

—Mmm, ¿Fútbol? Preferiría no hacerlo...

—¿Eh? Por favor, solo para rellenar.

Mi ojo me tembló en molestia.

¿Este tipo acaso no tiene vergüenza?

—Este...

Era mejor no destacar o dar mala imagen.

Quizá, un partido de fútbol me ayudaría a socializar, pero si destacó o lo arruinó iba a haber opciones divididas acerca de mi.

Me rasque la cabeza.

Cuando volví mi vista al tipo, lo encontré arrodillado frente a mi.

—¡Por favor! ¡Necesitamos alguien en el centro del campo! ¡Juega futbol con nosotros!

¿Que mierda? ¡Que maldita vergüenza!

Cuando movi mi vista hacia los lados pude ver como varias personas observaban la escena que este sujeto había creado.

Mierda.

Esto es peor que dar mala imagen en un partido de fútbol.

—Bien, bien, jugaré.

Inmediatamente se levantó, se limpio las rodillas y con ojos brillantes habló:

—¡Perfecto! Ponte tu uniforme de gimnasia y te esperamos en el campo a esa hora.

—... Cómo sea, pero te advierto que no soy bueno.

—No te preocupes, nosotros nos encargamos, es solo para que el partido esté en igualdad en cuanto a cantidad.

Asentí.

—Bien, entonces ahí estaré.

Kevin sonrió.

—¡Gracias! ¡Te lo debo!

Salió corriendo.

Mire mi reloj.

—¿No faltan 3 minutos para clase? ¿A dónde va?

Suspiré.

¿En qué me metí?

*************************

La hora de educación física había llegado.

Me enfoque completamente en las clases que el tiempo se fue volando.

Ahora mismo estoy en los vestidores, poniéndome el uniforme deportivo.

Una vez lo hice, me acomode las calcetas y cambie mis tenis a unos más cómodos para jugar.

Gracias a la inscripción que pagamos al entrar aquí, la escuela nos brindo un uniforme deportivo y zapatos para hacer deporte, además de otros beneficios.

Era bastante ventajoso para quienes hacían deporte regularmente.

No eran prendas de mala calidad, al contrario, no envidiaban a ropa de marca.

Cómo sea.

Con la ropa puesta y todo listo sali en dirección al campo, debido a que era un poco incómodo caminar por los pasillos con ropa así había una puerta que llevaba a las afueras desde aquí.

Sali por ahí, y llegué finalmente al campo.

Ya había estado aquí antes, pero no había notado bien lo grande que era.

No era tan grande como el de un estadio claramente, pero si estaba bien para jugar entre solo estudiantes.

El pasto sintético también estaba bastante bien y se notaba que lo cuidaban.

Las redes estaban intactas y había hasta un marcador.

Camine, pasando por las gradas, dónde por algún motivo había bastante gente.

En el campo ya estaban todos los del grupo, o bueno, al menos los que iban a jugar.

Cuando me vio, Kevin vino corriendo hacia mi.

—¡Viniste! ¡Me salvaste, gracias!

Agradeció con su mano, le devolví el saludo.

—No te preocupes, ¿Ya están todos?

—Si, ahora mismo empezaremos, jugaras de medio centro derecho, ¿Bien?

Asentí, entendiendo a lo que se refieria.

Camine hacia mi posición, observando a los que eran de mi equipo.

El equipo contrario tenía un chaleco que los distinguía de nuestro equipo.

Mi equipo solo portaba la ropa deportiva.

En mi equipo había a quienes ya había visto bastante alfededor de Kevin o cerca de mi en el salón.

Otros los había visto solo una o dos veces, pero eran parte del salon.

Era un 9 contra 9.

Para un grupo de 40 alumnos estaba bien.

Éramos 23 hombres y 17 mujeres en total. Puede parecer demasiado pero era una escuela que podía manejar a 40 alumnos en un solo grupo.

Mire al equipo contrario.

En el había alguien que me llamaba la atención.

Jean. El estaba en el equipo de futbol de la escuela.

Si no me equivoco, al igual con Mich se ganó una beca deportiva por su talento.

O bueno, eso habia oido, pues desde el segundo día ya estaba entrenando con el equipo. Ahora mismo, el estaba en la delantera.

Debe ser bueno entonces.

Sonreí levemente, involuntariamente.

El partido comenzó.

Nuestro equipo sacó, e inmediatamente después el balón llegó a mi.

¿Que? ¿No que ellos iban a hacer todo?

No me dió tiempo de pensar, pase el balón a el que estaba más cerca de mi y el juego avanzó. No pasó mucho cuando el equipo contrario recuperó el balón, uno de ellos, Andrés, la tomo y con un pase hacia Jean este anoto.

No habían pasado ni 5 minutos y ya habían anotado un gol.

Creo que esté equipo tiene las de perder.

Nuevamente, el valor llegó a mis pies.

Lo pase, pero está vez di un pase seco en dirección a Kevin, quien se había movido rápidamente al sacar, este controlo el balón, la paso a la banda izquierda y quién está ahi, Alex, centro el balón a Arthur quien se posicionó en el centro, pero no gano el balón y el portero la ganó.

Este subió el balón, pude haber ganado el balón pero no me esforcé, el equipo contrario ganó el balón, pero está vez nuestro potrero logró tapar su inminente tiro.

En realidad, pude haber evitado eso, pero no era mi responsabilidad, solo estaba para rellenar.

Suspiré.

El balón subió nuevamente. Para resumir, el balón subió y bajo sin resultados una y otra vez, hasta que ya habían pasado unos 10 minutos y el partido seguía 1-0.

El balón llegó a mis pies, solo lo pase a quien estaba solo y más cerca, a un defensa llamado Kay, quien la movió hacia la derecha.

Kevin la tomo, gambeteando a varios rivales subió hasta estar casi en la esquina, hizo una pared con Arthur y tiró a portería.

Pero el balón no entro, el portero era muy bueno.

Después, el pase llegó a Jean, quien no desaprovechó su oportunidad y pasando con su delantero izquierdo, Paul, anoto otro gol.

Eso llevo al 2-0.

Con sudor alguien cierto.

—Descanso.

Habían pasado 15 minutos, y todos nos dirigimos a las gradas.

Tome una de las botellas de agua que habían comprado y bebi de ella.

No estaba sudando, aunque si tenía sed.

En realidad, no había corrido mucho, solo lo suficientemente como para disimular que estaba jugando.

—Son demasiado buenos.

Dijo Alex a Kevin.

—Ese tipo, Jean, está en el equipo y jugo en el Intercolegial, es normal que sea tan bueno.

—....

No dije nada, desvíe mi mirada a las gradas dónde estaban varias personas, de hecho todo el salón.

Y si digo todo el salón, es porque también estaba ella, Mich. Estaba sola en la parte de abajo de las gradas, también estaban sus amigas pero supongo que le dieron su espacio.

Miraba hacia acá.

Por un momento nuestras miradas se cruzaron, aunque su mirada estaba un poco apagada.

Mire a mi izquierda y pregunté a Kay.

—¿Cuando termina el descanso?

El miro su reloj.

—3 minutos.

Asentí agradecido.

Tranquilamente me senté a la derecha de Mich, secando mi casi nada de sudor con una toalla que estaba ahí.

—...

Ella no dijo nada, su tono alegre que ya era normal había desaparecido el día de hoy.

Yo tampoco podía decir nada.

Pero tenía que decir algo o esto se volvería más incómodo. Ya había tomado la decisión de venir aqui, no podía simplemente no decir nada.

Un amargo recuerdo que hace poco había llegado a mi mente regreso.

....Solo quiero....

—¿Todo bien?—Pregunté.

—Podria estar mejor.

—¿Que te pasa hoy?

—No mucho.

—¿No crees que hace calor?

...

...

No dijo nada, sus respuestas habían sido secas y sin mucha emoción.

No habia perdido todo su brillo, eso lo sabía, pero estaba demasiado mal.

No era solo por los exámenes. Que por cierto, el profesor ya había regresado.

—Oye, se que no somos amigos ni nada así, solo nos conocemos porque hemos hablado un par de veces pero, ¿No me puedes decir que te pasa? Es raro y hasta deprimente mirarte así.

Ella no dijo nada.

—...Anota un gol y quizá te diga.

...

¿Que es esa condición? Suena estúpido. Tan estúpido que solté una carcajada.

La carcajada fue lo suficientemente fuerte como para que más de una persona dirigiera su mirada hacia mi.

—Parece que caí en tu trampa.

Normalmente, hubiese rechazado y no le habría tomado importancia.

Pero está vez, aunque sea por una sola vez, quisiera saber lo que es ayudar, escuchar y reconfortar a alguien.

No porque fuese ella, solo quería hacerlo.

Apunte mi dedo, y con una sonrisa hablé.

—No te retractes, anotaré 3.

Solo pude observar como ella sonrió levemente.

Camine nuevamente hacia la cancha.

Me estire, di unos pequeños saltos y tome mi posición mientas los demás entraban.

Cuando mire a Kevin, me acerque para susurrarle algo.

El asintió y camino hacia algunos jugadores hablando con ellos brevemente.

Mire a Jean, quien era el mejor jugador que se posaba en este campo.

Sonreí, suspiré y recordé muchas cosas.

Cuando estaba en primer año de secundaria.

Cuando por primera vez supe lo que era ser feliz mediante lo que te gusta.

Cuando mi vida estuvo en su pico más alto.

Después, llegó lo inevitable, todo se terminó.

Tome aire y exhale.

Me golpee la cara, listo para empezar.

El balón se movió desde el equipo contrario, quienes empezaron a pasarla de un lado a otro.

El balón viajo por toda la cancha, Jean se movió rápidamente por donde yo estaba, esperando un pase que ya habían efectuado.

Claramente, al ver que yo no estaba ni siquiera esforzándome vino por este lado.

Pero, ya no era el mismo jugador que en el primer tiempo.

Corri, sin perder la marca, intercepte el balón que se supone habría llegado a los pies de Jean y subí rápidamente.

Un ofensivo intento quitarmela, pero con un pase sencillo a Isaac quien estaba a mi derecha evite que el balón se perdiera.

—¡Isaac! ¡Devuelve!

Grite, el pase llegó, mirando a todos lados subí el balón hacia la banda derecha, dónde estaba Kevin, quien controlo el balón, mirando a Arthur que estaba en el centro.

Alguien ya estaba presionando a Kevin.

Pero el mismo engancho e inmediatamente después tiro un centro que parecía ir a Arthur.

El mismo Jean al ver el peligro de la jugada bajo rápidamente a marcar a Arthur.

Sonreí.

¡Había caído en la trampa!

Arthur no toco el balón, solo contuvo a Jean con el cuerpo, había cumplido su propósito.

De hecho el pase no era para el, era para mí.

Corriendo y mirando donde iba a caer el balón, de primera intención golpe el balón con mi empeine golpee el balon hacia la parte baja de la portería.

El tiro fue tan fuerte e inesperado que el portero; Leonardo, no se había ni podido mover.

Fue un gol.

Sonreí.

Había funcionado.

Mire a Mich que estaba en las gradas, con los ojos abiertos.

No célebre, solo sonreí y camine de nuevo a mi posición.

Pero sin darme cuenta ya estaba en el suelo, y varios pesos distintos estaban sobre mi.

—¿No que no sabías jugar? ¿Que mierda fue eso?

—¡Enserio lo hiciste!—Alguien me agitó la cabeza.

—¡Que golazo!

—¡Te lo tenías bien guardado maldito!

Eran los de mi equipo.

Parecían contentos.

Les había dado esperanza, esperanza de poder ganar este partido, que realmente no valía nada.

Pero era lo divertido, podíamos ser competitivos sin perder nada.

Estaba feliz.

Recordé el sentimiento de calidez y validez que tuve alguna vez.

—Primero quitense.

Hicieron lo que les dije, me levanté y hablé.

—Lo hicieron bien, este gol fue de todo el equipo.

—¿Eras tan bueno con la palabras?

Preguntó Kevin.

Lo ignore.

—Solo hagan lo mismo en la siguiente jugada, y si no funciona.

Susurré nuevamente a Kevin, quien hablo con todos.

Era más fácil que el les diera las instrucciones, no quiero desgastarme.

Y si el las entendía las podía hacer facil de entender para los demás.

En eso Kay me habló.

—Adrian, ¿Va a funcionar?

—Mientras yo esté en esta cancha, si.

Sonreí.

Apenas me había dado cuenta, pero mi actitud cambió.

Ya no me importaba las apariencias, solo iba a ganar este partido.

Para poder ayudarla.

Después de esto no iba a volver a jugar fútbol.

Volví a mi posición.

Cerré los ojos, tome aire y nuevamente lo saqué.

El equipo rival sacó el balón. Está vez intentaron algo diferente, empezaron a jugar tranquilamente.

Jean no subió, se mantuvo relativamente abajo, solo por encima de la mitad de la cancha.

Mire a mi izquierda.

Había un espacio.

Moví mi mano hacia ese lugar, sabiendo lo que pasaría a continuación.

Un extremo se adelantó ahí, yendo a recibir un pase largo desde atrás.

Pero debido a que había avisado de de antemano, el lateral Aiden habia llegado al mismo tiempo que el extremo.

Aunque el rival había ganado el balón, Aiden presiono, pero sin poder hacer mucho el rival se libro con una pared.

Nos habían ganado la posicion.

—¡Retrocedan!

Grito Kevin.

Pero pude ver como sonreía.

Corri hacia arriba, aunque asegurandome estar dentro de juego.

Cuando había llegado el balón había llegado a mis pies, totalmente habilitado.

¿Que había pasado?

Bueno. Investigar sobre estilo Catenaccio no estaria mal.

Cambie las posiciones, apostando por un juego defensivo.

Cuando el extremo gano el balón con esa pared 2 defensas ya estaban yendo a su posición.

Si la pasaba mal habría problema porque había 2 defensas más marcando a los delanteros.

3 defensas centrales y 2 laterales. El cerrojo.

Era una defensa casi impenetrable.

Había salido bien, y ahora estaba solo frente al portero.

Kevin llegaba a mi derecha, y me pedía un pase, pero lo ignore completamente.

Sentí como la zona se adueñó de mi cuerpo.

¿Derecha? ¿Izquierda?

Apunte a la izquierda.

Y el balón entro por el lado derecho de la portería.

2-2.

Nuevamente mis compañeros se había acercado para observar.

Pero mi vista solo tenía a una persona.

Ella estaba sonriendo.

Recordé cuando me la encontré por primera vez en el tren.

Era la misma sonrisa inocente y de torpeza.

—¡Eres un maldito genio! ¿Cuando planeaste esto?

—¡Jamás imaginé que pudiéramos jugar con 5 abajo!

—Y decías que no sabías jugar...

Todos se me acercaron, felices.

Yo, por mi parte, mire al equipo contrario.

Alguien parecía confundido.

Jean miraba al suelo, con algo de molestia, pero una sonrisa difícil.

Debe ser extraño, que alguien totalmente inesperado como yo llegue, y le de la vuelta al juego.

Podia saber lo que estaba pensando con solo verlo, algo como "Si este tipo al principio no se movía" o algo asi.

Sin duda el era el mejor aqui y el más talentoso.

Pero le faltaba algo muy importante en el fútbol, algo que todo equipo necesita para alcanzar la victoria.

Liderazgo.

Si bien intentaba pedir pases o dirigir al equipo no le funcionaba como quería, no movía al equipo ni lo inspiraba más.

Por otro lado, Kevin siempre estaba dando animos y buscando lo mejor para el equipo, procurando que todos ganemos, no solamente el.

Jean creaba juego, metía goles e incluso defendía.

Pero nada de eso le servía si no tenía personalidad.

Era una forma de decirlo, más bien a lo que me refiero es que le faltaba eso que necesitaba para hacer que el equipo quiera ir por más.

Eso era lo más importante en el fútbol.

No se trataba solo de ir a meter goles ignorando todo.

Había estrategias, y se tiene que analizar cada centímetro y momento del juego.

Cerré los ojos limpiandome el sudor.

Mire a Jean nuevamente.

Necesita crecer.

***************

No había nada más que decir.

El partido terminó 3-2.

Anote los 3 goles, el último fue complicado así que no ocurrió nada más interesante aparte de jugar puramente con pases.

Bebi agua mientras caminaba hacia las gradas.

Mich se miraba mejor, por alguna razón.

Ya no tenía esa mirada decaída.

Si yo fui parte de su luz, me alegra haber ayudado.

—Te lo dije, 3 goles.

Dije, agitado.

—Y ayer me dijiste que no eras bueno.

Ella se levantó.

—Ignora eso, ¿Me dirás que te pasa?

Ella golpeó mi pecho.

—¿No estás demasiado cansado?

Ante su pequeño golpe me puse un poco nervioso.

Había vuelto a mis 5 sentidos.

¡Que mierda!

—No, estoy bien.

Dije, disimulando.

Era hora de receso, así que si me contaba ahora no habría problema.

—No te voy a obligar a decir nada, pero creo que es mejor desahogarse con alguien a guardartelo para ti sola.

...

Ella no dijo nada, sonrió.

—Se que no nos conocemos bien, y creeme que no pretendo nada al hablarte, pero si veo a alguien que está en un problema no me gusta dejarlo así como así si puedo ayudar.

—Eres una buena persona.

—¿Eh?

—A simple vista no lo parece, pero eres muy considerado.

No me esperaba eso.

—Vamos a un lugar donde no haya tanta gente.

Ella dijo, de manera inocente.

En esta situación cualquier chico se habría puesto feliz, y hasta hubiese pensado que quien propuso eso tenía segundas intenciones.

Pero con ella no es así, los 3 días que llevo conociéndola me hizo darme cuenta de que ella aún no llega a ese punto de insanidad mental.

Supongo que es una niña de casa.

La seguí, al ver que se iba.

—No sé si lo sepas, pero estoy en esta escuela gracias a una beca deportiva.

—Oí algo de eso.

—Si... Sucede que, me dijieron que todo estaba bien, pero que intentará subir mis calificación si podía, para así poder apoyarme más.

Era algo raro.

Después de todo si te dan una beca deportiva es para que destaques en los programas deportivos, no académicamente.

Pero supongo que al ser una escuela que se enfocaba en ambas áreas necesitaban que no dejara mal a la escuela.

—El examen diagnóstico que hicimos, bueno, me fue bastante mal.

—¿Que tan mal?

Llegamos a una bancas alejadas y nos sentamos.

—13 puntos.

13 puntos de 100.

Casi una décima parte de la calificación.

Era una calificación reprobatoria total y de atención.

—Eso es grave.

Ella asintió.

—Nunca he sido muy buena para los estudios, y a pesar de que estudio no logro ser lo suficiente.

La entendía.

Entendía esa sensación a la perfección.

¿Cuántas veces habia vivido en la insuficiencia?

—No va a ayudar lo que te diré, pero... Es un examen diagnóstico, puedes salir bien en la próxima.

—...Si, definitivamente no ayudas.

—Si, por eso te avise.

Reí.

Ella se rió.

—Entonces, eso es lo que te tiene preocupada...

—Eso y...

Mire como agachaba la cabeza preocupada por algo más.

—Bueno, mi mamá es bastante estricta con las calificaciones, si tengo que pagar la regularización sería un golpe bastante alto a mi economía que con trabajo se sostiene.

Entonces también era eso.

—Quieres quitarle carga a tu familia...

—Si... Somos 3 hermanos, y no somos los más afortunados, mi madre trabaja todo el día y mi padre falleció hace algunos años.

Ahora lo entendía.

El porque se esforzaba tanto en el voleibol, porque le preocupaba tanto no ser lo suficientemente buena en la escuela como para mantener su beca.

—Debe ser difícil.

No podía entenderla, despues de todo soy hijo único, y mis padres siempre estuvieron ahí para mí.

Pero intenté ser comprensivo.

—Entiendo tu situación. Puedo ayudarte supongo.

Su cara decía no tener muchas esperanzas.

—Bueno, estudiado, estudiemos juntos antes de cada examen.

Ella me miró.

—Eso...

—Se que quizá no parezco inteligente y no lo soy, pero se me da bien estudiar y repasar información, puedo ayudarte con eso, para que la menos tengas una calificación aprobatoria siempre.

Dije, interrumpiendola.

—Esto va a ser algo grosero, pero escuche como tus amigas se acercaban a ti, pero ninguna te proponía ayudarte a estudiar, si quieres yo lo haré, te ayudaré a aprobar.

Se quedó quieta por un segundo, mirándome.

—¿Que pasa?

Pregunte, pues era raro que me mirara así.

—¿Por qué quieres ayudarme?

¿Por qué? Realmente no lo sabía bien.

Solo me entraron ganas de hacerlo.

No tenía ninguna intención oculta.

Quizá me molestaba que alguien que se esforzaba tanto en lo que le gusta no podía ser feliz haciéndolo, y factores externos le frenaban aquel sueño.

No lo sé, realmente no lo sabía bien.

—Me gusta ayudar y sobre todo...

Ella me miró, expectante.

—Supongo que no me gusta ver a alguien que siempre está feliz y contagia esa felicidad, estar tan decaída. Es como si la luz del sol de repente se extinguiera.

Ella agachó la cabeza inmediatamente.

¿Había dicho algo malo?

No, según yo no, solo fue un cumplido.

Entonces, ¿Por qué?

—...Aceptaré tu ayuda.

Dijo murmurando, pero la escuche.

Sonreí.

Podia decirse que era mi primera amiga.

—Bien, entonces ahora puedo prometer que no volverás a tener malos resultados en los exámenes.

Ella se levantó.

Sonrió y me miró.

Su cabello se movía por el viento, su sonrisa volvió a ser la misma de siempre, sus mejillas estaban rojas y sus orejas también, su figura me tapaba el sol, como si me estuviera protegiendo.

—¡Me esforzaré!

Esas palabras llegaron a significar más de lo que parecía.

Yo realmente no tenía segundas intenciones, no sabía lo que pasaría después.

Y no quería imaginarlo, solo disfrutar del presente, el mañana puede seguir siendo ese lienzo infinito.