Desde aquella conversación en la oficina, el ambiente entre Min-jun y Jisoo había cambiado sutilmente. Las miradas duraban más. Los silencios decían más. Y aunque ninguno había cruzado aún esa línea, ambos sabían que lo harían… pronto.
Una noche, después de una jornada intensa, Min-jun se acercó al escritorio de Jisoo cuando todos se habían ido.
—¿Tenés algo que hacer ahora?
—No… ¿por qué?
—¿Querés salir a cenar conmigo?
La pregunta, tan simple, tan cotidiana, tenía un peso brutal viniendo de Min-jun. Jisoo lo miró con una mezcla de sorpresa y timidez.
—¿Una cena de trabajo?
Min-jun sostuvo su mirada. Directo. Honesto.
—No. Una cena conmigo. Solo eso.
Jisoo sintió que algo en su pecho se aceleraba. Asintió sin decir más.
Esa noche, fueron a un restaurante alejado del centro. Tranquilo. Íntimo. Min-jun lo había elegido por eso.
Durante la cena, hablaron de todo menos del trabajo. Min-jun hablaba menos, pero escuchaba con una intensidad que quemaba. Y Jisoo… se sentía visto.
—Me sorprende que quieras compartir algo fuera del trabajo —comentó Jisoo, entre sorbos de vino.
—Me sorprende que me dejes.
Rieron suavemente, pero el momento se volvió denso. Lleno de eso que ambos sabían pero aún no habían dicho.
En el camino de regreso, en el auto, Min-jun detuvo el vehículo frente a un mirador con vista al mar.
—Quiero decirte algo —dijo, sin girarse—. No tenés que responder ahora.
Jisoo lo miró en silencio.
—Desde que llegaste… todo lo que soy, todo lo que fui, cambió. Me diste ganas de volver a casa, me diste un motivo para mirar algo más que cifras. Y no sé si estoy haciendo lo correcto, pero…
Respiró hondo, y por fin lo dijo:
—Quiero salir con vos, Jisoo. Como un Alfa que quiere cuidar, amar y pertenecerle a alguien. ¿Me vas a dejar intentarlo?
Jisoo sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. Pero no eran de tristeza. Eran de alivio.
—Hace tiempo estoy esperando que me lo pidas.
Y sin más, en el silencio de la noche, se tomaron de las manos. No se besaron aún. No hacía falta.
Porque cuando dos corazones se reconocen, no necesitan correr.
Pero justo cuando parecía que todo empezaba a encontrar su rumbo… Jisoo recibió un mensaje en su celular.
Número desconocido: Sabés quién es Min-jun en realidad? Abrí los ojos antes de que sea tarde.
Su corazón se detuvo.
Y la luna, allá arriba, fue la única testigo del temblor que empezaba a crecer bajo la piel.