Capítulo 2 — La palabra mágica

Era una mañana tranquila.

El sol se filtraba por la ventana, y el aroma del café recién hecho flotaba en el aire junto al murmullo del canal infantil que Min-ji veía desde su sillita.

Min-jun le daba vueltas a una tostada mientras observaba a su hijo desde la cocina.

—No sé si le gusta ese muñeco o lo odia…

—¿El del sombrero azul? —preguntó Jisoo, entrando con el pelo alborotado.

—Ese. Ayer le tiró una galleta en la cara.

Ambos se rieron bajito.

Min-ji parecía estar en su mundo. Tenía ese gesto pensativo de quien planea algo grande.

Y entonces lo dijo.

Casi como un susurro, pero con la fuerza de una bomba en el corazón de sus padres.

—Apá…

Min-jun paró en seco, giró la cabeza como si hubiera escuchado un trueno.

—¿Qué dijiste, mi vida?

—Apa… ¡Apaaaa!

Jisoo apareció en la puerta con la boca abierta.

—¡Lo dijo otra vez!

Los dos corrieron hacia él.

—¿A quién le estás diciendo 'apa', amor? ¿A mí o a él? —preguntó Min-jun, señalando a Jisoo.

—¡No sé! ¡No importa! ¡Nos dijo! —gritó Jisoo, alzándolo y besándole la frente.

Min-ji se reía.

Y volvía a repetirlo, como si se hubiera enamorado del sonido:

—Apa… Apa…

—¿Qué significa "apa", eh? ¿Papá uno? ¿Papá dos? —bromeó Min-jun.

—O quiere decir "agua" —soltó Jisoo entre risas.

Desde ese día, esa palabra mágica no dejó de sonar.

A veces con la boca llena de galletitas.

A veces antes de dormirse.

A veces como reclamo, otras como canto.

Y a veces, en el silencio de la madrugada, cuando uno de ellos iba a verlo si lloraba, y él, medio dormido, susurraba "Apa" mientras estiraba los brazos.

No importaba a quién se lo decía.

Ambos eran "Apa".

Ambos eran su mundo.