Capítulo 10: Elara - Ascenso por las Entrañas

El hedor la golpeó primero, una mezcla nauseabunda de basura en descomposición, químicos de limpieza industrial y el olor metálico del agua estancada. El sistema de gestión de residuos del edificio adyacente al Caelus era tan glamuroso como sonaba. Elara arrugó la nariz, pero siguió adelante, moviéndose con rapidez por un túnel de servicio apenas iluminado por luces de emergencia parpadeantes. El suelo estaba resbaladizo por una capa de mugre indescriptible.

Siguiendo los planos desactualizados que había memorizado y las lecturas del pequeño escáner de Jax, encontró la interconexión: un conducto de servicio más antiguo, aparentemente en desuso, que se hundía bajo tierra antes de, teóricamente, ascender hacia los niveles inferiores del Edificio Caelus. La entrada era una rejilla de metal oxidada y pesada. Usó su multiherramienta para forzar los pernos corroídos, el sonido metálico resonando ominosamente en el túnel. El esfuerzo fue considerable; la gravedad doble hacía que incluso tareas simples requirieran una fuerza significativa.

Una vez abierta la rejilla, un chorro de aire aún más viciado la recibió. Encendió sus gafas de visión nocturna improvisadas, bañando el interior del conducto en un tono verde fantasmal. Era estrecho, apenas lo suficiente para que ella pasara agachada, y estaba lleno de telarañas gruesas como cuerdas y el ocasional crujido de alguna criatura no identificada escabulléndose en la oscuridad. Respiró superficialmente por la boca y entró.

El túnel descendía antes de nivelarse y luego comenzar un suave ascenso. Era lento y agotador. Cada pocos metros, revisaba el escáner de Jax. Por ahora, solo las frecuencias esperadas de las comunicaciones de servicio y las redes energéticas de bajo nivel. Después de lo que pareció una eternidad arrastrándose en la oscuridad maloliente, los planos indicaron que debería estar bajo la fundación del Edificio Caelus. Buscó la entrada a los conductos de mantenimiento verticales.

La encontró: un eje de ventilación secundario, sellado con otra rejilla, esta en mejor estado. Más nueva. Los planos no la mostraban tan reforzada. Usó sus ganzúas electrónicas en la cerradura magnética. Era un modelo básico, y cedió con relativa facilidad, pero le llevó unos minutos preciosos durante los cuales contuvo la respiración, esperando oír el sonido de una alarma o pasos acercándose. Nada. Silencio, excepto por el zumbido distante de la maquinaria del edificio.

Entró al eje de ventilación. Era vertical, oscuro y resonante. Escaleras de mantenimiento metálicas subían por una pared hacia la oscuridad impenetrable de arriba. Comenzó a ascender.

Aquí, el ambiente cambió. El aire era más limpio, más frío. El zumbido de la maquinaria era más cercano. Y el escáner de Jax empezó a mostrar más actividad: picos en frecuencias asociadas con sensores de movimiento inalámbricos y cámaras de circuito cerrado. La seguridad del Caelus era real.

Su habilidad de Sigilo Nivel 3 entró en juego. Se movía con una lentitud y deliberación agonizantes, probando cada peldaño antes de poner todo su peso, asegurándose de que sus movimientos fueran fluidos y silenciosos. Sus ropas oscuras se mezclaban con las sombras profundas del eje. Cada pocos pisos, el eje se cruzaba con conductos horizontales más grandes. Se detenía en cada intersección, usando el escáner y sus propios ojos (ayudados por la visión nocturna) para mapear la ubicación de los sensores y cámaras visibles antes de continuar.

Piso 10. Piso 20. El esfuerzo físico empezaba a pasar factura. Subir escaleras en 2G era como escalar una pared casi vertical en gravedad normal. Sus músculos ardían, el sudor le pegaba la ropa a la piel a pesar del aire frío. Tenía que detenerse a descansar cada cinco pisos, pegada a la pared en la oscuridad, recuperando el aliento silenciosamente, forzándose a mantener la concentración.

Alrededor del piso 30, encontró el primer obstáculo serio. Una rejilla láser de detección de intrusos bloqueaba el eje. Los rayos rojos, invisibles a simple vista pero claros en sus gafas de visión nocturna, formaban una red impenetrable. No había forma de rodearla en el estrecho eje.

Consultó su datapad, buscando información sobre los sistemas de seguridad estándar del edificio. Encontró una referencia a los protocolos de mantenimiento: las rejillas láser podían desactivarse temporalmente desde paneles de control locales para permitir el paso de técnicos. El panel más cercano, según los planos, estaba en un cuarto de servicio fuera del eje, en el piso 31.

Salir del eje era un riesgo enorme. Significaba exponerse a los pasillos principales del edificio. Pero no había otra opción. Forzó con cuidado la rejilla de acceso al piso 31, asomándose. El pasillo de servicio estaba vacío, iluminado por luces frías y eficientes. Vio una cámara de seguridad al final del pasillo. Se deslizó fuera del eje, manteniéndose pegada a la pared, fuera del ángulo de visión de la cámara.

Encontró el cuarto de servicio. La puerta tenía una cerradura electrónica. Esta vez, era un modelo más avanzado. Su habilidad de Hacking Nivel 1 no era suficiente. Podría gastar sus últimos 2 PS en otro impulso temporal, pero ¿y si necesitaba esos puntos más adelante?

Decidió probar algo diferente. Usó su multiherramienta para quitar con cuidado el panel de la cerradura. Expuso los cables. Basándose en los esquemas estándar que había estudiado, identificó los cables de alimentación y datos. Con manos firmes, usó un pequeño trozo de cable para crear un cortocircuito controlado en el relé de la cerradura. Hubo una pequeña chispa, un olor a ozono, y el indicador de la cerradura pasó de rojo a verde por un instante antes de apagarse. Funcionó.

Entró al cuarto de servicio, encontró el panel de control de la rejilla láser y la desactivó usando un código de mantenimiento genérico que había encontrado en los archivos. Tenía 5 minutos antes de que se reactivara automáticamente. Volvió al eje, se deslizó por la abertura ahora segura, y continuó su ascenso.

Piso 40. Estaba agotada, sus músculos temblaban por el esfuerzo sostenido. La concentración era cada vez más difícil. Cada sombra parecía moverse, cada crujido del edificio sonaba como una alarma.

Finalmente, piso 47. El número brillaba débilmente en una señal de servicio en la pared del eje. Había llegado. Según los planos, el apartamento de Thorne debería ocupar una parte significativa de este nivel.

Se movió hacia la rejilla de acceso más cercana a la ubicación estimada del apartamento. Forzó la cerradura (otro modelo básico, gracias a los dioses olvidados de la pereza en mantenimiento) y se asomó con extrema cautela.

Estaba en un pequeño pasillo de servicio secundario, alfombrado y silencioso. Al final del corto pasillo, una única puerta de metal reforzado, sin manija visible, solo un panel biométrico avanzado y lo que parecían ser múltiples emisores de sensores incrustados alrededor del marco. Era la entrada al apartamento de Silas Thorne.

Y estaba vigilada.

No solo por la tecnología obvia en la puerta. El escáner de Jax se volvió loco, mostrando múltiples frecuencias de sensores inalámbricos ocultos en el techo y las paredes del pasillo. Una cámara de alta resolución, casi invisible, estaba montada en la esquina superior. Esto no era la seguridad estándar del edificio; esto era la fortaleza personal de un hombre paranoico.

Elara se retiró lentamente hacia la oscuridad del eje de ventilación. Había llegado al piso correcto, a la puerta correcta. Pero la entrada final estaba mucho más fortificada de lo que había anticipado. Entrar allí requeriría algo más que sigilo y ganzúas electrónicas.

Miró sus 2 PS restantes. Insuficiente para cualquier mejora significativa. Miró la puerta impenetrable a través de la rejilla. El datapad, el libro, la habilidad de 'Seguridad de Redes', las posibles respuestas sobre Sphaera Cognita... todo estaba al otro lado. Tan cerca, y tan imposiblemente lejos.

Necesitaba un nuevo plan. Y lo necesitaba rápido.

Fin del Capítulo 10.