Capítulo 11: Elara - La Fortaleza del Paranoico

Elara se deslizó de nuevo hacia la relativa oscuridad y el aire viciado del eje de ventilación, el corazón latiéndole con fuerza contra las costillas. La puerta del apartamento de Thorne era un monolito de seguridad personal que superaba con creces la ya considerable protección del Edificio Caelus. El panel biométrico era de última generación, probablemente requiriendo una combinación de huella dactilar, escaneo de retina y quizás incluso una muestra de ADN o un código neuronal. Los sensores incrustados en el marco emitían un complejo entramado de frecuencias que el escáner de Jax apenas podía empezar a desglosar: microondas, infrarrojos, sónicos... una sinfonía paranoica diseñada para detectar cualquier cosa fuera de lugar.

Se agachó en la oscuridad del conducto, la rejilla de acceso cerrada pero no asegurada, y desplegó su datapad. Su primera acción fue puramente analítica. Comparó las frecuencias detectadas por el escáner de Jax con las bases de datos de sistemas de seguridad conocidos que tenía almacenadas. La mayoría eran identificables como modelos corporativos de alta gama, pero había... anomalías. Picos de energía extraños, protocolos de comunicación no estándar, señales débiles y encriptadas que no encajaban con ningún sistema comercial documentado.

Thorne, pensó. No se había conformado con la seguridad del edificio ni con los sistemas comerciales. Había añadido sus propias capas. Capas caseras, probablemente. Y ahí podría residir la debilidad. Los sistemas profesionales eran robustos porque eran estandarizados y probados. Los sistemas caseros, incluso los creados por ingenieros brillantes, a menudo tenían fallos de implementación, puertas traseras olvidadas o dependían de la seguridad por oscuridad.

Dejó de lado la idea de un ataque de fuerza bruta o un hackeo directo. Requeriría potencia de procesamiento y exploits que simplemente no poseía. Intentar forzar la puerta físicamente era absurdo. Tenía que pensar como Thorne. Un hombre paranoico, convencido de que lo perseguían. ¿Qué haría?

Se aseguraría de que nadie pudiera entrar... excepto él mismo, por supuesto. Y probablemente tendría un método de anulación de emergencia, uno que solo él conociera, en caso de que los sistemas principales fallaran o fueran comprometidos por sus supuestos perseguidores. Un "botón del pánico" personal.

Volvió a centrarse en el escáner de Jax, ignorando las frecuencias potentes y obvias de los sistemas principales. Buscó las señales débiles, las intermitentes, las anómalas que había detectado antes. Una en particular llamó su atención: una ráfaga de datos muy corta, altamente encriptada y de baja potencia que parecía originarse intermitentemente desde un punto en el techo del pasillo, cerca de la puerta. No correspondía a ningún sensor conocido. Era demasiado débil para ser vigilancia a largo plazo. ¿Qué era?

Una hipótesis empezó a formarse en su mente. ¿Un receptor oculto? ¿Esperando una señal específica de un transmisor personal que Thorne llevaría consigo? Un mando a distancia secreto para desactivar sus propias defensas.

Era una posibilidad remota, pero era la única que tenía sentido dentro de la lógica de la paranoia. Ahora venía la parte difícil: ¿cómo activarlo sin el transmisor de Thorne?

No podía romper la encriptación, pero quizás... quizás no necesitaba hacerlo. Si el sistema era casero, Thorne podría haber sido perezoso con el protocolo de enlace inicial, el "apretón de manos" digital antes de que comenzara la comunicación encriptada real. Si Elara pudiera imitar esa secuencia de enlace básica, tal vez podría engañar al receptor para que pensara que el transmisor legítimo estaba cerca, activando así el protocolo de anulación.

Era un disparo en la oscuridad basado en una suposición sobre la psicología de un extraño y la posible pereza de un ingeniero. Pero era mejor que nada.

Miró sus últimos 2 PS en la interfaz del Sistema. No era suficiente para una mejora de habilidad, pero ¿quizás para una pequeña ayuda analítica? "Sistema: Analizar estructura de señal anómala. Coste máximo: 2 PS."

La interfaz parpadeó. [Análisis iniciado... Procesando... Estructura de Protocolo de Enlace Básico Identificada: Secuencia de pulsos simple, modulación de frecuencia X, posible clave de autenticación pre-compartida (no recuperable). Coste: 2 PS.]

[PS: 0]

Era mínimo, pero era algo. Le dio la secuencia básica de pulsos y la modulación. No la clave, pero tal vez la secuencia sola fuera suficiente si la seguridad era laxa en ese punto inicial.

Sacó un pequeño trozo de cable de cobre de su kit de herramientas y lo conectó torpemente al puerto de salida de su datapad, creando una antena direccional improvisada. Abrió una aplicación de generación de señales en su datapad (una herramienta de diagnóstico que había modificado) e introdujo la secuencia de pulsos y la modulación que el Sistema le había proporcionado.

Respiró hondo. Este era el momento. Si esto fallaba, probablemente activaría alguna alarma silenciosa y su única opción sería una retirada rápida y peligrosa. Si funcionaba...

Apuntó su antena improvisada hacia el punto del techo donde había detectado la señal anómala. Transmitió la secuencia. Una ráfaga de datos silenciosa e invisible salió disparada hacia el receptor oculto.

Esperó, conteniendo la respiración, cada segundo estirándose hasta convertirse en una eternidad. El silencio en el pasillo de servicio era absoluto, roto solo por el zumbido distante del edificio y el latido de su propio corazón en sus oídos.

Nada.

La decepción la golpeó, fría y amarga. Había fallado. Su única oportunidad...

Clic.

Un sonido increíblemente suave, casi inaudible, pero inconfundible en el silencio tenso. Provenía de la puerta.

Elara contuvo el aliento de nuevo, sin atreverse a moverse. Observó la puerta reforzada. Lentamente, con un silbido neumático casi silencioso, un fino borde de luz apareció cuando la puerta comenzó a deslizarse lateralmente hacia la pared, revelando una oscuridad total en el interior.

Había funcionado. Su loca apuesta basada en la paranoia de un extraño había funcionado.

La puerta se detuvo, abierta apenas lo suficiente para que una persona delgada se deslizara por ella. El interior del apartamento de Silas Thorne estaba ante ella, un vacío oscuro y silencioso. Había superado la fortaleza exterior. Ahora venía la verdadera prueba: encontrar el datapad y salir de allí antes de que su suerte, o el tiempo, se agotara.

Se deslizó fuera del eje de ventilación por última vez, sus movimientos ahora imbuidos de una tensión eléctrica. Cruzó el corto pasillo y se detuvo en el umbral, asomándose a la oscuridad impenetrable del apartamento del paranoico.

Fin del Capítulo 11.