El Sector Delta era diferente. Ni el caos vertical y la decadencia tecnológica de los sectores bajos de Elara, ni la esterilidad vigilada y opulenta del Sector Beta. Era una extensión más horizontal de edificios residenciales de media altura, parques descuidados y pequeños comercios locales. Hogar de familias trabajadoras, un lugar con un sentido de comunidad más palpable, pero también con una capa de resignación y desconfianza hacia los extraños y las autoridades.
Elara se movió por sus calles con una cautela redoblada. Su ropa oscura y funcional destacaba menos aquí que en el Sector Beta, pero su actitud alerta y sus movimientos precisos podrían delatarla si no tenía cuidado. Mantuvo la capucha puesta, el rostro en sombra, mezclándose con el flujo constante de personas que iban y venían de trabajos, escuelas o recados.
El Centro Comunitario 7 era un edificio bajo y funcional, con pintura descolorida y un pequeño patio de juegos adjunto cercado por una valla metálica. Se veía... normal. Demasiado normal, considerando lo que podría haber ocurrido allí hacía apenas dos ciclos.
Se sentó en un banco al otro lado de la calle, fingiendo descansar o esperar a alguien, y observó. El patio de juegos estaba vacío ahora, bajo la luz grisácea del mediodía aethelgardiano. Examinó el perímetro, buscando cámaras. Vio las oficiales del CC7, probablemente las que habían sido manipuladas. Vio un par de cámaras privadas en edificios cercanos, apuntando parcialmente hacia la calle o el centro. Anotó mentalmente sus posiciones y posibles puntos ciegos. La valla era baja, fácil de saltar. Había varios callejones y puntos de acceso cercanos que permitirían una extracción rápida y discreta.
Mientras observaba, aguzó el oído, captando fragmentos de conversaciones de los transeúntes. Madres llamando a sus hijos, vecinos intercambiando chismes, y sí, susurros preocupados sobre "la niña Maya".
"...dicen que simplemente se esfumó."
"...la seguridad no hace nada, como siempre."
"...vi un coche raro ese día, sin marcas, pero pensé que era de alguna empresa..."
"...mi hijo dice que vio a unos hombres con ropa oscura cerca del parque, pero ya sabes cómo son los niños..."
Fragmentos. Rumores. Miedo. La gente local sabía que algo andaba mal, pero no tenían respuestas y desconfiaban de buscarlas demasiado activamente.
Elara decidió que necesitaba acercarse. Rodeó el bloque y entró al pequeño parque que colindaba con el patio de juegos del CC7. Había algunos niños mayores jugando a una versión local de baloncesto adaptada a la gravedad, y un par de padres vigilando desde los bancos. Se sentó cerca de una mujer que observaba a un niño pequeño en un columpio, fingiendo mirar su datapad.
Intentó sondear la red Wi-Fi pública del parque y las redes cercanas con su habilidad de Hacking Nivel 1. La mayoría estaban protegidas con contraseñas básicas o portales cautivos. Logró acceder a la red de una pequeña cafetería al otro lado de la calle del CC7. Buscó las grabaciones de sus cámaras de seguridad exteriores. Bingo. Las tenían almacenadas localmente y la seguridad era casi inexistente.
Descargó rápidamente las grabaciones del día de la desaparición, centrándose en la ventana de tiempo crítica. Mientras los datos se transferían a su datapad encriptado, volvió a prestar atención a su entorno. El niño del columpio se acercó a ella tímidamente.
"¿Has visto mi pelota?", preguntó, señalando hacia unos arbustos cerca de la valla del CC7.
Elara lo miró. Era una oportunidad. "¿Se te fue para allá? ¿Cuándo?"
"Ayer," dijo el niño. "Estaba jugando y... vi un coche grande y oscuro parado allí." Señaló un lugar en la calle justo al lado del patio de juegos, parcialmente oculto desde donde estaban sentados los padres. "Y unos hombres... me dieron miedo."
"¿Hombres?", preguntó Elara, manteniendo la voz neutra. "¿Cómo eran?"
"Altos. Con ropa negra. Uno... uno me miró," dijo el niño, encogiéndose de hombros. "Me fui corriendo y dejé mi pelota."
Era vago, pero confirmaba las sospechas. Un vehículo oscuro. Hombres de negro. Cerca del momento y lugar de la desaparición.
"Quizás tu pelota siga allí," dijo Elara. "Pero ten cuidado cerca de la calle."
La descarga de la cafetería terminó. El niño volvió corriendo con su madre. Elara se levantó y se alejó del parque, buscando un lugar discreto para revisar las grabaciones. Encontró un callejón tranquilo y se sentó en el suelo polvoriento, reproduciendo el video en su datapad.
La cámara de la cafetería tenía un ángulo limitado, pero cubría una parte de la calle frente al CC7. Avanzó rápidamente hasta la hora crítica. Vio pasar el tráfico normal, gente caminando... y entonces, lo vio. Un vehículo de transporte oscuro, sin marcas, exactamente como el que describió el niño (y similar al que Kaelen había visto), se detuvo brevemente en el lugar que el niño había señalado. Las ventanas estaban tintadas, imposibles de ver el interior. Estuvo parado apenas treinta segundos. No se veía a nadie entrar o salir directamente del vehículo en el ángulo de la cámara, pero su presencia allí, en ese momento, era una confirmación rotunda.
Intentó obtener una matrícula, pero la calidad del video y el ángulo eran malos. Sin embargo, notó algo más. Justo antes de que el vehículo arrancara de nuevo, una figura pequeña, vestida con ropa infantil brillante, fue empujada bruscamente hacia la puerta lateral por una figura más alta vestida de oscuro. Sucedió en una fracción de segundo, parcialmente oculto por un poste, pero era inconfundible. Alguien acababa de meter a la fuerza a un niño en ese vehículo.
Maya.
El vehículo arrancó y salió del encuadre. Elara rebobinó y pausó, intentando obtener algún detalle de la figura oscura. Imposible. Ropa genérica, rostro en sombra o fuera de ángulo.
Pero tenía la confirmación visual. Tenía el tipo de vehículo. Y aunque no tenía la matrícula completa, pudo distinguir los dos últimos caracteres alfanuméricos antes de que saliera del encuadre: ...X7. No era mucho, pero era una pista.
Necesitaba rastrear ese vehículo. Acceder a las bases de datos de tráfico de la ciudad era difícil, requeriría un nivel de hacking mucho mayor o acceso físico a terminales seguras. Pero quizás podría usar la matrícula parcial y la descripción del vehículo para buscar en redes menos seguras: registros de peajes privados, bases de datos de talleres de reparación, foros de entusiastas de vehículos...
Guardó el fragmento de video crucial y borró los registros de su acceso a la red de la cafetería. Se levantó, la mente ya trabajando en los siguientes pasos. Había confirmado el secuestro y tenía una pista, por tenue que fuera. Ahora la investigación se convertía en una persecución. Necesitaba encontrar dónde había ido ese vehículo ...X7. Y tenía que hacerlo antes de que el rastro se enfriara por completo.
Fin del Capítulo 21.