Capítulo 30: Elara - Perímetro Hostil

El aire en el Sector Kappa era pesado y sabía a óxido y químicos amargos. Elara se movía agachada, deslizándose entre los esqueletos de acero de maquinaria olvidada y los parches de vegetación mutada de color enfermizo que prosperaba en el suelo contaminado. El traje ambiental básico que Jax le había proporcionado era delgado, ofreciendo protección contra las toxinas atmosféricas pero poco contra cualquier amenaza física, y hacía que sus movimientos fueran ligeramente más ruidosos de lo que le gustaba.

Su objetivo era la valla perimetral del complejo biotecnológico, a unos quinientos metros de distancia. Avanzaba lentamente, usando cada pieza de escombro, cada ondulación del terreno como cobertura. El silencio aquí era diferente al de la ciudad; no era la ausencia de ruido, sino una quietud expectante, preñada de sonidos antinaturales: el crujido del metal al enfriarse o calentarse bajo el ciclo diurno, el zumbido bajo de generadores desconocidos en la distancia, y el ocasional chillido agudo de alguna criatura carroñera adaptada a este infierno químico.

Su Percepción Nivel 7 estaba en alerta máxima. Notaba el cambio en la dirección del viento por el polvo que levantaba, el leve temblor del suelo que indicaba maquinaria pesada funcionando en algún lugar cercano (¿dentro del complejo?), el patrón de vuelo errático de los insectos acorazados que evitaba cuidadosamente.

Finalmente, llegó a los restos de un muro de contención derrumbado a unos cincuenta metros de la valla. Era un punto de observación ideal, ofreciendo cobertura y una vista clara del perímetro inmediato. Se tumbó boca abajo, sacó los electro-binoculares y empezó a estudiar la barrera.

La valla era de malla metálica reforzada, de unos tres metros de altura, coronada con alambre de espino de aspecto desagradable. Como había notado desde lejos, estaba oxidada en muchos lugares, pero las reparaciones recientes con malla más nueva y brillante eran evidentes. Alguien se preocupaba por mantenerla intacta. Siguió la línea de la valla con los binoculares. Las cámaras de seguridad estaban espaciadas regularmente, modelos modernos resistentes a la intemperie, algunas con capacidades térmicas obvias por sus lentes. No vio sensores de movimiento obvios en la valla misma, pero eso no significaba que no estuvieran allí, ocultos o usando tecnología diferente.

Sacó su datapad y activó su habilidad de Seguridad de Redes Nv. 2. "Sistema: Escanear espectro inalámbrico local. Buscar redes Wi-Fi, señales de cámaras, sensores, comunicaciones."

La interfaz mostró una cacofonía de señales débiles y encriptadas emanando del complejo. Varias redes Wi-Fi protegidas con protocolos de seguridad fuertes (WPA3-Enterprise, probablemente). Múltiples señales de video encriptadas, presumiblemente de las cámaras. Y varias ráfagas de datos intermitentes en frecuencias usadas a menudo para sensores perimetrales inalámbricos (sísmicos, infrarrojos, microondas). No podía descifrar ninguna de las señales con sus habilidades actuales, pero su mera presencia confirmaba una infraestructura de seguridad activa y moderna. Este lugar estaba lejos de estar abandonado.

Volvió a la observación visual. Buscó puntos débiles. La mayoría de las ventanas de los edificios estaban tapiadas con metal o eran de un material opaco y reforzado. Las puertas de acceso principales parecían selladas o fuertemente aseguradas. El camino de acceso principal tenía una barrera robusta y una pequeña caseta de guardia (actualmente vacía, o eso parecía).

Entonces, notó algo cerca de la esquina noroeste del complejo. Un gran conducto de drenaje, construido para manejar las escorrentías químicas de la planta, salía por debajo de la valla y desembocaba en un estanque cercano de agua estancada y burbujeante de aspecto tóxico. La rejilla que cubría la salida del conducto estaba parcialmente corroída y parecía ligeramente desencajada. Y, crucialmente, la cámara que debería haber cubierto esa esquina tenía un ángulo muerto significativo debido a un poste de soporte cercano y a la forma en que la vegetación mutada había crecido a su alrededor.

Era un punto de entrada potencial. Arriesgado – el conducto probablemente estaría lleno de residuos desagradables y podría tener sus propios sensores internos – pero eludía la valla principal y el grueso de la vigilancia exterior visible.

Mientras consideraba esta opción, barrió el área alrededor del conducto con los binoculares. Vio algo más: huellas débiles pero discernibles en el suelo blando cerca de la salida del conducto. No eran huellas de animales. Eran huellas de botas, relativamente recientes. Alguien había estado entrando o saliendo por allí. ¿Personal de seguridad? ¿O quizás...?

Su mente volvió a Maya. Si la habían traído aquí, ¿la habrían introducido por la puerta principal, o por una ruta más discreta como este conducto?

Decidió que el conducto era su mejor opción. Era el único punto débil aparente en un perímetro por lo demás bien asegurado. Tendría que asumir el riesgo de lo que encontrara dentro.

Guardó los binoculares y el datapad, asegurándose de que todo su equipo estuviera bien sujeto y protegido por el traje ambiental. Comprobó la pistola PPS, asegurándose de que el cargador estuviera lleno y el seguro puesto. Respiró hondo el aire filtrado, que aún así no lograba eliminar del todo el hedor químico del Sector Kappa.

Comenzó a moverse de nuevo, rodeando el perímetro hacia la esquina noroeste, usando la cobertura de forma aún más meticulosa ahora que se acercaba a su punto de entrada. Cada sombra, cada trozo de metal retorcido, era un posible escondite.

Estaba a unos veinte metros del conducto de drenaje, agachada detrás de un montículo de tierra y escombros, cuando su Percepción Nivel 7 captó algo. Un sonido muy débil, casi inaudible sobre el ruido de fondo del sector: el crujido de grava bajo una bota, procedente del interior del perímetro, cerca de donde calculaba que estaba la entrada interior del conducto.

Se quedó inmóvil, conteniendo la respiración. Esperó. El sonido no se repitió de inmediato. ¿Había sido su imaginación? ¿Un animal?

Entonces, lo vio. Una figura oscura se materializó brevemente en la esquina de un edificio dentro del complejo, cerca de la entrada interior del conducto. Llevaba un uniforme táctico oscuro y portaba un rifle de asalto. La figura escudriñó brevemente los alrededores y luego desapareció de nuevo tras la esquina.

Una patrulla. Estaban vigilando activamente el interior, incluso las zonas aparentemente abandonadas. Y estaban cerca de su punto de entrada elegido.

La situación acababa de volverse significativamente más peligrosa. Entrar por el conducto ya no era solo cuestión de superar la rejilla y la suciedad; ahora implicaba el riesgo de encontrarse cara a cara con guardias armados justo al otro lado.

Elara se apretó contra el suelo, oculta tras el montículo, su mente acelerada evaluando las nuevas variables. ¿Abortar y buscar otra ruta? ¿Esperar a que la patrulla se alejara? ¿Intentar entrar de todos modos, confiando en su sigilo para pasar desapercibida?

La fachada de abandono se había resquebrajado, revelando los dientes armados que había debajo.

Fin del Capítulo 30.