Capítulo 35: Elara - Sinergia Desesperada

El tiempo se comprimía. Las luces parpadeantes de la celda, el zumbido agudo de los amortiguadores sobrecargados, el llanto asustado de Maya, las voces de los guardias al otro lado de la puerta principal de la Zona Gamma... todo se arremolinaba en un torbellino de crisis inminente. La opción del Sistema – Sinergia Temporal – era una locura, una violación de todo instinto de autoconservación, pero era la única carta que le quedaba.

"Sistema: ¡Activar Sinergia Temporal!"

La orden fue un grito silencioso en su mente. La interfaz parpadeó, mostrando una nueva barra de estado: [SINERGIA - Enlace Estableciéndose...] y un temporizador [5:00].

Sintió una extraña sensación de vértigo, como si su mente se extendiera más allá de los confines de su cráneo, buscando algo en la oscuridad. Hubo un instante de resistencia, una confusión temerosa que no era suya – era Maya, sintiendo la intrusión. Elara proyectó una oleada de intención pura, no palabras, sino una sensación de urgencia-ayuda-juntas-escapar.

Y entonces, la conexión se estableció.

Fue como sumergirse en agua helada y fuego al mismo tiempo. Sintió la oleada de miedo puro de Maya, su confusión, pero también la chispa crepitante de energía bio-eléctrica incontrolada que emanaba de ella. Era un poder caótico, salvaje, doloroso. Simultáneamente, sintió que su propia mente, su enfoque analítico, su conocimiento de sistemas, se superponía a esa tormenta emocional.

La interfaz del Sistema parpadeó de nuevo: [SINERGIA ACTIVA - Estabilidad: Fluctuante. Habilidades Compartidas: Seguridad de Redes Nv. 2, Hacking Básico Nv. 1 (Usuario Primario); Emisión Bio-Eléctrica Nv. ??? (Usuario Secundario - Inestable).]

Hacking. Necesitaba hackear los controles de los amortiguadores de esta celda, ahora mismo. A través de la conexión, podía sentir la red local de la celda, sentir la energía fluyendo hacia los amortiguadores. Era como si la propia Maya fuera una antena viviente dentro del sistema.

Enfocó su habilidad de Hacking, ahora extrañamente amplificada por la energía cruda que fluía a través del enlace. Era como intentar dirigir un río embravecido con las manos desnudas. Los protocolos de seguridad de los amortiguadores eran robustos, diseñados para fallar de forma segura, no para sobrecargarse. Pero con la percepción aumentada por la Sinergia y la potencia de procesamiento adicional (¿prestada de Maya o del propio Sistema bajo estrés?), vio una ruta.

El sistema de diagnóstico tenía un protocolo de prueba de estrés, diseñado para ser activado solo con códigos de autorización de nivel Alfa. Pero el módulo de control parecía tener una vulnerabilidad en cómo manejaba las solicitudes simultáneas de estado y prueba. Si podía inundar el controlador con solicitudes de estado mientras inyectaba una secuencia de comando de prueba de estrés malformada...

[SINERGIA - Estabilidad: Baja. Temporizador: 4:15]

La conexión fluctuaba. Sentía oleadas de pánico de Maya interfiriendo con su concentración. "Cálmate," proyectó mentalmente, "Confía. Solo un poco más."

Trabajó frenéticamente en su datapad virtual (ahora una extensión de su mente compartida), preparando el ataque. Lanzó la inundación de solicitudes de estado. El sistema de control de los amortiguadores tartamudeó, su respuesta se ralentizó. Inyectó el comando de prueba de estrés malformado.

Durante un segundo agónico, no pasó nada. Luego, los amortiguadores de la celda empezaron a brillar con una intensidad cegadora, pasando del azul al blanco incandescente. El zumbido se convirtió en un chillido agudo y doloroso.

[¡SOBRECARGA DEL AMORTIGUADOR DETECTADA!]

[¡BRECHA DE CONTENCIÓN INMINENTE!]

En la celda, Maya gritó, cubriéndose los ojos de la luz. Las chispas saltaron de los dispositivos sobrecargados.

Al otro lado de la pared transparente, Elara vio figuras corriendo en la sala de observación. Las alarmas de la Zona de Contención empezaron a aullar por todo el complejo, un sonido penetrante y ululante.

Entonces, con un estallido ensordecedor y una lluvia de chispas, los amortiguadores fallaron. La energía bio-eléctrica de Maya, ya no suprimida, se liberó en una oleada visible de arcos azules que crepitaron por las paredes metálicas de la celda. La pared transparente frente a Maya se agrietó bajo la tensión.

Y lo más importante: la sobrecarga eléctrica había frito el mecanismo de cierre de la puerta principal de la celda. Con un fuerte CLANG, la cerradura saltó. La pesada puerta metálica se abrió unos centímetros hacia adentro.

[SINERGIA - Estabilidad: Crítica. Desconexión Inminente. Temporizador: 3:02]

El enlace se rompió abruptamente, dejando a Elara jadeando en la oscuridad del conducto, su mente de nuevo dolorosamente sola, el eco del miedo y el poder de Maya aún resonando. El mareo la golpeó con fuerza.

Pero no había tiempo. La puerta de la celda estaba abierta. Las alarmas aullaban. Oyó gritos y órdenes confusas desde el corredor exterior.

Sacó la cortadora de plasma de mano. Necesitaba bajar, rápido. Apuntó al panel metálico del suelo del conducto, justo al lado de la placa de observación. El metal era grueso, pero la cortadora empezó a abrirse camino con un chisporroteo silencioso pero intenso. Cortó un cuadrado lo suficientemente grande para pasar, el metal cayendo con un golpe sordo al suelo de la celda de abajo, a unos dos metros.

Se deslizó por el agujero, aterrizando en una posición agachada sobre el frío suelo metálico. Maya estaba acurrucada en la esquina más alejada, temblando, mirando a Elara con ojos enormes y asustados. La energía azulada a su alrededor se había disipado, dejándola aparentemente agotada.

"Maya," dijo Elara en voz baja pero urgente, acercándose lentamente. "Soy Elara. Vengo a sacarte de aquí."

Maya solo la miró, sin comprender del todo, todavía en shock.

Elara oyó el sonido de botas pesadas corriendo por el corredor exterior hacia la puerta principal de la Zona Gamma. Tenían segundos, quizás.

Agarró a Maya suavemente por el brazo. "Tenemos que irnos. ¡Ahora!"

Tiró de la niña, que tropezó pero la siguió, demasiado aturdida para resistirse. Corrieron hacia la puerta entreabierta de la celda. Elara se asomó. El pasillo inmediato estaba vacío, pero oyó a los guardias acercándose rápidamente desde la dirección del acceso principal.

La única salida era en la dirección opuesta, más adentro de la Zona de Contención, hacia lo desconocido.

"Por aquí," susurró Elara, tirando de Maya hacia la oscuridad del corredor de contención, mientras las alarmas seguían aullando y el sonido de las botas que los perseguían se hacía cada vez más fuerte.

Fin del Capítulo 35.