El mundo era una mancha borrosa de grises industriales y el sabor metálico del miedo en su garganta. Cada paso era una agonía. Elara tropezó, el peso muerto de Maya casi la arrastra al suelo empapado y sucio. Un gemido escapó de sus labios apretados, no solo por el dolor punzante en su tobillo derecho, sino por la desesperación absoluta que amenazaba con ahogarla.
Estaban fuera. Fuera de Neo-Veridia, en la tierra de nadie de los baldíos industriales que rodeaban la ciudad como una costra purulenta. El complejo Kappa, la emboscada, la aterradora Fusión de Punto de Ruptura... todo se sentía como una pesadilla febril de la que no podía despertar. Solo el peso tangible de Maya en sus brazos, su respiración superficial contra el cuello de Elara, la mantenía anclada a la horrible realidad.
La lluvia fina y persistente, más ceniza química que agua, le pegaba el pelo a la cara y empapaba su ropa ya desgarrada. El frío se filtraba hasta sus huesos, agravado por el agotamiento que la hacía temblar incontrolablemente. Necesitaba refugio. Ahora. Antes de colapsar. Antes de que las encontraran.Ellos
«Grado Cero...» El nombre era un veneno en su mente. Los había visto. Sus ojos fríos, su eficiencia brutal. Sabían de ella, sabían de Maya. Eran la razón por la que sus padres estaban muertos. Ahora, la cazaban como a un animal.
Intentó activar su habilidad de Sigilo. Era un instinto, una segunda naturaleza forjada en las sombras de Neo-Veridia. Concentró su voluntad, buscando esa sensación familiar de desvanecerse en el entorno, de volverse menos... visible.
Nada. O peor que nada.
Una estática visual chisporroteó en la periferia de su visión, la interfaz del Sistema tartamudeando como una pantalla rota. Vio fragmentos de iconos, texto corrupto, barras de estado que parpadeaban erráticamente antes de desaparecer.
[hab%%%dad: Sigi%% B3 - ESTADO: INESTABLE - Efec%%%dad Reduc%%%da]
La notificación era casi ilegible, un insulto digital a su desesperación. Sintió una débil oleada de la energía del sigilo, pero fue como intentar agarrar humo. No hubo la sensación de fusión con las sombras, solo un ligero mareo y la certeza de que seguía siendo dolorosamente visible.
«Inestable...» La palabra resonó con la propia sensación de fractura dentro de ella. La Fusión, esa unión forzada y caótica con el fragmento de Maya, había roto algo fundamental. No solo en el Sistema, sino en ella misma.
Volvió a tropezar, esta vez cayendo sobre una rodilla, el impacto reverberando en su tobillo lesionado. Un grito ahogado se le escapó. Con cuidado, acomodó a Maya sobre un montón de escombros cubiertos de plástico, asegurándose de que su cabeza estuviera protegida de la lluvia. La niña permanecía inconsciente, ajena al peligro que las rodeaba. Una punzada de culpa la atravesó. Había arrastrado a Maya a esto.
Respirando con dificultad, Elara se apoyó contra un muro de hormigón agrietado, la superficie áspera arañando su espalda. Intentó acceder a la interfaz del Sistema de nuevo, buscando desesperadamente alguna opción, alguna salida.
[SISTEMA: ERROR DE INTEGRIDAD DE DATOS. Ejecutando diagnóstico...]
[ADVERTENCIA: Múltiples subsistemas fuera de línea.]
[Misión Principal Activa: Establecer Refugio Seguro Nv. 1]
[Estado Misión: EN ESPERA - Prerrequisitos no cumplidos (Estabilidad del Sistema Crítica)]
La interfaz parpadeó de nuevo, mostrando su reserva teórica de Puntos de Sistema, un número que ahora parecía una cruel fantasía.
[PS: 77 (BLOQUEADOS - ACCESO DENEGADO)]
Bloqueados. Inaccesibles. El poder que había acumulado, la moneda de cambio para sobrevivir y mejorar en este mundo infernal, le era tan útil ahora como las cenizas que caían del cielo. Estaba sola. Vulnerable. Sin las herramientas que se habían convertido en sus muletas digitales.
El pánico amenazó con desbordarla. Respiró hondo, tratando de controlar el temblor de sus manos. «Piensa, Elara. Piensa como lo hacías antes. Antes del Sistema.»
Sus ojos, agudizados por meses de alerta constante incluso sin la ayuda de habilidades activas, escanearon los alrededores. Estaban en una zona de transición entre los límites oficiales de Neo-Veridia y las ruinas industriales más profundas. Edificios abandonados, esqueletos de maquinaria oxidada, pasos elevados derrumbados. Peligroso, sí, pero también lleno de posibles escondites.
Su mirada se posó en la boca oscura de una tubería de drenaje masiva a unos cincuenta metros, parcialmente oculta por una maraña de metal retorcido. Era asqueroso, probablemente lleno de sabe-dios-qué, pero ofrecía cobertura. Techo. Oscuridad.
«Refugio Seguro Nv. 1...» La misión seguía ahí, burlándose de ella. Quizás no necesitaba el Sistema para empezar. Necesitaba instinto. Necesitaba voluntad.
Comprobó a Maya de nuevo. La niña parecía estable, aunque pálida. Elara se quitó la chaqueta exterior raída, a pesar del frío, y la usó para cubrir a Maya un poco más. Luego, con un esfuerzo que le costó casi todo lo que le quedaba, volvió a levantar a la niña en brazos.
El peso era abrumador. Cada paso hacia la tubería era una batalla. Su tobillo gritaba protesta. Sus músculos ardían. La lluvia seguía cayendo. Podía sentir ojos imaginarios observándola desde cada sombra, oír el eco de pasos que no estaban allí. La paranoia era un compañero constante.
Alcanzó la entrada de la tubería. El olor era nauseabundo, una mezcla de descomposición, químicos y agua estancada. Pero era mejor que estar a la intemperie. Se deslizó dentro, moviéndose unos metros hacia la oscuridad protectora, hasta que la tenue luz gris del exterior apenas penetraba.
Con cuidado, depositó a Maya en el suelo curvado y relativamente seco de la tubería. Se derrumbó a su lado, la espalda contra la pared fría y húmeda, jadeando. Por ahora, estaban ocultas. Por ahora, estaban fuera de la lluvia.
Sacó el pequeño y gastado diario de cuero de su padre, Elias Thorne, de un bolsillo interior de su mochila. Había logrado conservarlo durante la huida. Sus páginas contenían secretos sobre Sphaera Cognita, sobre el Sistema, sobre Grado Cero. Secretos que ahora se sentía menos equipada que nunca para descifrar o utilizar. Lo apretó con fuerza, el cuero familiar un pequeño consuelo en medio del caos.
El Sistema parpadeó de nuevo en su visión, más débil esta vez.
[Diagnóstico... 3% completado. Errores críticos detectados en núcleo de procesamiento neural.]
[Recomendación: Buscar entorno estable. Minimizar actividad del Sistema.]
«Minimizar actividad... Como si pudiera hacer algo más», pensó con amargura. Cerró los ojos por un momento, escuchando el goteo del agua dentro de la tubería, la respiración suave de Maya, el latido frenético de su propio corazón.
Estaban vivas. Estaban escondidas. Era un comienzo. El más precario y desesperado de los comienzos. La misión "Establecer Refugio Seguro Nv. 1" seguía en espera, un objetivo inalcanzable por ahora. Primero, necesitaba descansar. Necesitaba evaluar. Necesitaba sobrevivir a la siguiente hora. Y necesitaba desesperadamente que su Sistema dejara de estar hecho pedazos.
Pero por ahora, la oscuridad y el hedor de la tubería eran su único santuario.