La puerta se deslizó completamente hacia los lados con un susurro neumático casi imperceptible, revelando una oscuridad absoluta en el interior que contrastaba fuertemente con la luz azulada que ahora bañaba el umbral. El zumbido de baja frecuencia pareció disminuir ligeramente una vez que la puerta estuvo abierta, aunque la sensación de energía ambiental seguía siendo potente. El aire que salía del interior era frío, seco y olía a metal limpio, a ozono y a algo más, un olor extraño y estéril que Elara no pudo identificar de inmediato, muy diferente al aire exterior cargado de químicos y descomposición.
Elara permaneció inmóvil por un momento, la mano de Maya aún agarrada con fuerza a la suya. La incredulidad luchaba contra la cautela. Habían logrado abrirlo. La conexión suave, la intención compartida, había funcionado. Pero ahora se enfrentaban a lo desconocido que yacía más allá del umbral. ¿Era realmente un refugio? ¿O una trampa olvidada?
"¿Entramos?", susurró Maya, su voz teñida de temor pero también de una chispa de curiosidad.
Elara miró la oscuridad insondable. No tenían otra opción real. Volver a la noche hostil de las ruinas, sin comida ni agua, era una sentencia casi segura. Este lugar, este Puesto Kilo, era su única esperanza tangible, por misteriosa y potencialmente peligrosa que fuera.
"Sí", respondió Elara, su voz firme a pesar de la incertidumbre que sentía. "Pero con mucho cuidado. Mantente detrás de mí".
Soltó la mano de Maya y se apoyó en su muleta improvisada. Respiró hondo y dio el primer paso vacilante a través del umbral, cruzando hacia la oscuridad del Puesto Kilo. Maya la siguió inmediatamente, tan cerca que casi tropezaba con los talones de Elara.
Tan pronto como cruzaron el umbral, las dos mitades de la puerta comenzaron a deslizarse para cerrarse detrás de ellas con el mismo susurro silencioso. Elara se giró instintivamente, con un nudo de pánico en la garganta. ¿Se quedarían atrapadas? Pero antes de que pudiera reaccionar, las puertas se detuvieron, dejando una abertura de aproximadamente un metro de ancho. No se cerraron por completo. ¿Un protocolo de seguridad? ¿O simplemente esperando una nueva orden?
Al mismo tiempo que la puerta se movía, una serie de luces empotradas en el techo cobraron vida a lo largo del pasillo que se extendía ante ellas. No era una luz brillante ni dura, sino una iluminación suave y ambiental de color blanco neutro, que revelaba un corredor corto construido con el mismo metal liso y sin juntas de la puerta exterior. Las paredes eran limpias, notablemente libres del polvo y la mugre del exterior. El aire era fresco y filtrado. El contraste con el mundo exterior era asombroso.
El pasillo terminaba a unos diez metros en otra puerta, esta ligeramente más pequeña y de aspecto menos robusto que la exterior. No había otros caminos visibles.
"¿Dónde estamos?", preguntó Maya, mirando a su alrededor con asombro.
"Creo... que en un lugar construido por la gente de mi padre", dijo Elara, avanzando lentamente por el pasillo. El suelo era liso y ofrecía mejor apoyo para su muleta que el terreno irregular del exterior. El campo de interferencia EM parecía ser más débil aquí dentro; la estática en su interfaz del Sistema disminuyó ligeramente, aunque el diagnóstico seguía en pausa.
Llegaron a la segunda puerta. A diferencia de la exterior, esta tenía un pequeño panel biométrico junto a ella, un escáner de mano. Estaba oscuro, inactivo. La puerta parecía igualmente sellada.
Elara suspiró. Otro obstáculo. Examinó el panel. No había ranuras para tarjetas ni teclados. Solo el contorno de una mano en el cristal oscuro. ¿Requeriría la huella de un miembro autorizado de Sphaera Cognita? Si era así, estaban atascadas de nuevo.
Pero mientras observaba el panel, este parpadeó débilmente, y una pequeña luz indicadora cambió de rojo a ámbar. Una voz sintética, calmada y neutra, resonó suavemente en el pasillo.
[Voz Sintética: Escaneo de bioseñal inicial completo. Detectados dos signos vitales humanoides. Un fragmento de Sistema clase-Vance (daño crítico, 34% integridad) detectado. Un fragmento de Sistema clase-Desconocida (inestable, fluctuación energética alta) detectado. Iniciando Protocolo de Acceso Condicional Aurora-Kilo.]
Elara se quedó helada. ¿Clase-Vance? ¿Se refería a su madre, Aris Vance? ¿El Sistema clasificaba los fragmentos según algún linaje o conexión original? ¿Y cómo sabía el estado de su Sistema? La mención del fragmento "clase-Desconocida" de Maya y su inestabilidad confirmaba sus sospechas.
[Voz Sintética: Autenticación biométrica primaria requerida para acceso completo. Coloque la mano en el escáner.]
El panel de mano se iluminó con una luz blanca suave. Elara miró su mano, luego a Maya. ¿Funcionaría su mano? ¿O la de Maya? ¿O ninguna?
Decidió intentarlo ella primero. Con el corazón latiéndole con fuerza, colocó su mano derecha sobre el escáner. La superficie era fría al tacto. La luz blanca del panel se intensificó brevemente, barriendo su mano.
[Voz Sintética: Escaneando… Bioseñal reconocida: Elara Vance. Linaje genético: Elías Thorne (Padre, Estado: Fallecido), Aris Vance (Madre, Estado: Fallecida). Confirmada portadora de fragmento Sistema clase-Vance.]
[Voz Sintética: ADVERTENCIA: Integridad del Sistema del portador críticamente baja (34%). Acceso de emergencia Nivel 1 concedido. Algunas funciones del puesto pueden estar limitadas.]
La luz del panel cambió a verde, y la segunda puerta se deslizó hacia un lado con un suave clic, revelando lo que había más allá.
Elara apenas podía respirar. El sistema del puesto la había reconocido. Conocía a sus padres, su estado. Le había concedido acceso, aunque limitado. Era una mezcla abrumadora de validación, dolor por el recuerdo de sus padres y una creciente esperanza.
Más allá de la puerta había una sala circular de tamaño moderado. Estaba débilmente iluminada por la misma luz ambiental suave. En el centro había una especie de consola holográfica baja y redonda, actualmente inactiva. Las paredes curvas estaban revestidas con paneles que parecían pantallas oscuras o puntos de acceso. En un lado, había varias literas empotradas en la pared, cubiertas con mantas delgadas y limpias. En otro lado, vio lo que parecían ser unidades de almacenamiento selladas y una pequeña estación médica con un sillón reclinable y pantallas de diagnóstico apagadas. Y lo más importante en ese momento: en una esquina, había un dispensador de agua y lo que parecía una unidad de síntesis de nutrientes.
"Agua...", susurró Maya, sus ojos fijos en el dispensador.
"Sí", dijo Elara, una sonrisa temblorosa formándose en sus labios. "Agua. Y quizás comida".
Entraron en la sala. La puerta interior se cerró detrás de ellas, pero Elara notó que la exterior permanecía parcialmente abierta, como antes. La sala estaba impecablemente limpia, aunque tenía un aire de desuso, como si hubiera estado esperando en silencio durante años. El zumbido de baja frecuencia era apenas perceptible aquí, mucho más débil que en el exterior.
Elara cojeó hasta el dispensador de agua y presionó el control. Con un suave zumbido, un chorro de agua clara y fría llenó el recipiente que colocó debajo. Bebió profundamente, el líquido fresco un alivio indescriptible para su garganta reseca. Luego llenó el recipiente de nuevo y se lo dio a Maya, que bebió con avidez.
Después, se acercó a la unidad de síntesis de nutrientes. Tenía una interfaz simple con algunos botones. Presionó el que parecía más básico, etiquetado como "Ración Nutricional Estándar". La máquina emitió un leve zumbido y, unos segundos después, dispensó una barra densa y grisácea en una bandeja. Olía neutra, ligeramente a cereal.
Partió la barra en dos y le dio la mitad a Maya. Ambas comieron en silencio, el sabor insípido pero la sustancia bienvenida. Era la primera comida real que tenían desde... no podía recordar cuánto tiempo.
Mientras comían, Elara observó la sala. Este lugar... era increíble. Un refugio secreto de Sphaera Cognita, preservado y funcional después de tantos años. Las literas, la estación médica, la consola holográfica... ¿qué secretos contenía este puesto?
[SISTEMA: Entorno EM estabilizado. Interferencia reducida. Reanudando diagnóstico del sistema…]
[Diagnóstico… 12% completado. Estabilidad del núcleo: Crítica.]
Su propio Sistema parecía reaccionar al entorno más estable, reanudando su lento diagnóstico. Quizás aquí, protegida de la interferencia exterior, podría empezar a recuperarse.
Miró a Maya, que estaba terminando su mitad de la barra nutritiva, sus ojos ya no tan llenos de miedo, sino de cansancio y una incipiente sensación de seguridad. Por primera vez en mucho tiempo, Elara sintió una verdadera chispa de esperanza. Habían encontrado un santuario. Precario, limitado, lleno de incógnitas, pero un santuario al fin. El Puesto Kilo era real. Y estaban dentro.