Capítulo 2

Vi a este tipo sacudiendo la cabeza así, y no pude evitar enojarme.

Entré en la habitación, agarré una espada y salí corriendo, queriendo acabar con él.

En un instante, desapareció sin dejar rastro.

Volví a la habitación abatida.

Nadie se preocupaba por mí, fui abandonada por el mundo entero.

¿Es mejor quedarse en la habitación y dejar que la naturaleza siga su curso?

¿O es mejor viajar sin despedirse?

Este pensamiento apareció en mi cabeza, y simplemente lo hice.

Empacando algo de oro y plata en notas, con una pequeña bolsa al hombro, fui a buscar mi caballo y me fui.

Ni siquiera sabía a dónde me llevaba mi caballo, a qué estado o condado.

Me registré al azar en una posada.

Pero cuando tienes mala suerte, hasta bebiendo agua puedes atragantarte.

—¡Waa~ Soy una persona moribunda!

—Y ustedes, viles criaturas, todavía vienen a robar mis cosas.

Pensé que estaba a punto de morir.

No pude dormir nada.

Solo cerré los ojos, fingiendo descansar.

Entonces alguien se coló en mi habitación desde esta sospechosa posada.

Los dos simplemente hurgaron en mi bolsa así.

De repente grité fuerte, lo que los asustó bastante.

No me importó y seguí hablando de lo miserable que era.

El posadero y el camarero se tocaron la nariz, sintiéndose un poco culpables.

Los dos dejaron el bulto e intentaron apaciguarme.

—Querida dama, por favor sea amable y deje de llorar.

—Por favor, no despierte a los otros huéspedes.

—No robaremos sus cosas, e incluso le ofreceremos una mesa con buen vino y comida, ¿de acuerdo?

Diciendo esto, se retiraron.

En menos del tiempo de una vara de incienso quemándose, realmente trajeron una mesa con buen vino y comida.

No había comido bien hoy.

Verdaderamente, tenía un poco de hambre.

—Querida dama, por favor tome su comida.

—Mientras esté viva un día más, debería disfrutar al máximo.

Fui persuadida por el posadero.

—Posadero, creo que tiene razón.

Entonces empecé a beber y comer con ganas.