Pesadilla

Había buenas noticias por todas partes, pero Kyle había caído en un profundo sueño, algo que se le había escapado durante gran parte de su vida adulta. En el pasado, no disfrutaba dormir porque la tranquilidad mental era un lujo que nunca parecía tener. Su exigente trabajo siempre le obligaba a despertarse a horas extrañas, dejando poco espacio para un verdadero descanso. Sin embargo ahora, acostado en su suave colchón, su cuerpo cedió, aunque su mente estaba lejos de estar tranquila.

Soñó —un sueño extraño e inquietante que se sentía vívido de una manera que la mayoría de los sueños no lo eran. Kyle no podía ubicar el lugar o la escena, pero se encontró como un niño de siete años, de pie en medio de un parque infantil abandonado. Los columpios se balanceaban suavemente como si fueran movidos por una brisa fantasma, pero no había niños, ni coches, ni señales de vida en ninguna parte.