Ese día finalmente había llegado a su fin, y Kyle durmió profundamente durante toda la noche, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Durmió como un bebé a pesar de la inquietante pesadilla que había experimentado más temprano ese día. La mujer en su sueño era una figura recurrente, alguien a quien no reconocía, pero que permanecía en su subconsciente como un fantasma. Kyle no recordaba haber conocido a alguien como ella en su vida consciente, lo que hacía que sus persistentes apariciones fueran aún más misteriosas.